EN CLAVE EUROPEA

Desacoplar la luz del gas en la UE

La invasión de Ucrania ha desorbitado aún más el impacto del precio del gas en el coste de la electricidad en la UE

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Un trabajador revista las instalaciones del gasoducto Yamal-Europa cerca de Nesvizh, a unos 130 kilómetros de Minsk.

Un trabajador revista las instalaciones del gasoducto Yamal-Europa cerca de Nesvizh, a unos 130 kilómetros de Minsk. / VASILY FEDOSENKO (REUTERS)

El disparo del precio del gas natural y del gas licuado en el mercado de referencia europeo TTF a raíz de la invasión rusa de Ucrania hace aún más imperioso desacoplar el precio de la electricidad del gas en la Unión Europea (UE). Esta es una de las tareas más urgentes para la Comisión Europea y el Consejo de Ministros de la UE, dado el enorme impacto del precio récord del gas y la electricidad en el conjunto de la economía, ya amenazada por las secuelas de la guerra y de las sanciones contra Rusia en las exportaciones, las finanzas y la actividad económica de la propia UE.

El gas natural en el mercado TTF, que ha llegado a superar 180 euros el megavatio/hora (MWh), es estos días 10 veces más caro que hace un año y el gas licuado, un 80%. Desde el 21 de septiembre, el precio del gas natural en sus niveles más moderados ha sido como mínimo cinco veces más caro que hace un año. Esto genera precios mayoristas récord en la electricidad en la UE, que en España han superado los 400 euros/MWh y que de media son estos días ocho veces más altos que los registrados a principios de marzo de 2019, antes de la pandemia.

El borrador de un informe de la Comisión Europea, cuya publicación está demorando, preveía antes de la invasión rusa de Ucrania que los precios del gas y la electricidad "se mantendrán elevados y volátiles como mínimo hasta 2023" y que el precio de la electricidad en la UE "dependerá del gas como mínimo hasta 2030".

Fórmula marginalista

El sistema de precios mayoristas de la electricidad en la UE hace que el gas -el factor de producción más caro y el último que entra para cubrir la demanda- sea el que fije el precio de la luz para hogares y empresas, aunque su contribución sea marginal y el resto se haya producido a costes muchísimo más bajos (hidráulica, solar, eólica, nuclear).

El sistema de precios mayoristas de la electricidad en la UE hace que el gas -el factor de producción más caro y el último que entra para cubrir la demanda- sea el que fije el precio de la luz para hogares y empresas, aunque su contribución sea marginal y el resto se haya producido a costes muchísimo más bajos (hidráulica, solar, eólica, nuclear).

Esta fórmula marginalista conduce a incongruencias como que España en 2021 registrara precios récord de la luz pese a que el porcentaje producido por fuentes renovables alcanzaba el máximo histórico del 45%. Aunque el 99% de la electricidad procediera de fuentes renovables y solo el 1% (o el 0,1%) fuera producida por gas, sería el gas quien fijaría el precio de toda la electricidad.  

alcanzaba el máximo histórico del 45%. Aunque el 99% de la electricidad procediera de fuentes renovables y solo el 1% (o el 0,1%) fuera producida por gas, sería el gas quien fijaría el precio de toda la electricidad.  

El precio de referencia TTF del gas es además cuatro veces superior o más al que realmente pagan las compañías europeas por el gas que reciben vía gasoducto en los contratos de larga duración, a los que paradójicamente se opone la Comisión Europea. Mientras el precio del gas natural en el mercado de referencia europeo subía hasta 85 euros/MWh al finalizar el tercer trimestre de 2021, España e Italia pagaban el gas argelino vía gaseoducto a 18,8 y 18,5 euros/MWh y la Republica Checa pagaba por el gas ruso a 23,7 euros/MWh, detalla la Comisión Europea.

Inflación al alza

El precio récord de la electricidad ha encarecido las facturas de los hogares y los costes de la industria, los servicios y el sector agrario, no sólo por el coste de la luz, sino también por el encarecimiento del resto de elementos esenciales para su actividad, desde los fertilizantes en el campo a los componentes en la industria, que son mucho más caros de producir por el alza de la luz.

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La inflación subió al 5,8% en la eurozona en febrero, pero sin los costes energéticos se habría limitado a un manejable 3%. La elevada inflación ya ha causado la subida de las primas de riesgo en la UE, encareciendo el coste de las emisiones de la deuda y la inversión pública, y podría empujar al Banco Central Europeo (BCE) a imitar a Estados Unidos y el Reino Unido con una subida de tipos anticipada, lo que sería nefasto en el actual contexto de incertidumbre por la guerra en Ucrania.  

Pese a que el disfuncional sistema de precios eléctricos de la UE ya era evidente antes de la crisis de Ucrania, la Comisión Europea lleva meses oponiéndose a reformarlo. El mecanismo es fruto de las recomendaciones de las compañías energéticas en las normas de liberalización del mercado eléctrico de la UE y facilita el aumento artificial de sus beneficios. Las subvenciones fiscales y ayudas propuestas por la Comisión Europea para contener el alza de la electricidad se han convertido en un coste presupuestario insostenible. En España, su coste superaba los 7.000 millones en febrero. Italia, tras dedicar 9.700 millones a amortiguar el alza de la luz y del gas, anunció en febrero otro paquete de 5.800 millones. Antes de la pandemia, los hogares y empresas de la UE ya pagaban la luz mucho más cara que las 20 principales economías mundiales (G-20), admitía la Comisión Europea.