MERCADO LABORAL

El ‘empleo desencajado’ de los universitarios: temporal, mal pagado y sin correspondencia con sus estudios

Un informe de la Fundación ISEAK señala que el 40% de los titulados en artes y humanidades acaban en ocupaciones no relacionadas con su carrera

Alumnos en la sala de estudios de la Facultad de Filología y Comunicación de la Universidad de Barcelona

Alumnos en la sala de estudios de la Facultad de Filología y Comunicación de la Universidad de Barcelona / David Zorrakino

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Cuatro de cada diez titulados en estudios de artes y humanidades trabajan en empleos que nada tienen que ver con lo que han estudiado; un problema que afecta a tres de cada diez egresados en ciencias y ciencias sociales y jurídicas y a dos de cada diez de los que provienen de las ingenierías o la arquitectura. Es el fenómeno conocido como “empleo desencajado”, un problema “de gran calado en España” según la Fundación ISEAK -especializada en el análisis del mercado laboral- que propone como soluciones más información a los estudiantes a la hora de elegir carrera, alinear el contenido de los grados con lo que pide el mercado laboral y cambiar un modelo de financiación universitaria que favorece la oferta de un gran número de grados sobre la calidad de la educación.

Los resultados se presentan en un informe, elaborado en colaboración con la Universidad Internacional de Andalucía, para el que se han analizando más de 30.000 casos de egresados universitarios y las ocupaciones que ejercen cinco años después de terminar sus estudios. El desajuste detectado entre oferta y demanda laboral, concluye el documento, puede tener consecuencias perniciosas para el conjunto de la economía, “en gran medida debido a las potenciales pérdidas de productividad, o el impacto negativo sobre los salarios o la satisfacción laboral”.

Medicina e informática, los más encajados

Los resultados del estudio muestran que los titulados en medicina y enfermería son los que mejor situados están para desempeñar un empleo acorde con el contenido de sus estudios (tienen solo un 3% de probabilidad de acabar en un trabajo desencajado) mientras que -además de los titulados en artes y humanidades- los que lo tienen peor son los que han estudiado ciencias sociales y del comportamiento, medio ambiente, técnicas audiovisuales y medios de comunicación y viajes, turismo y ocio: sus probabilidades de acabar en un empleo no alineado con su carrera son iguales o superiores al 41%.

El área de estudios que no sólo presenta un porcentaje de encaje muy alto, sino que además también ocupa el primer lugar en inserción laboral, es la de informática: el 96% de sus titulados se encuentran empleados cinco años después de terminar sus estudios, y en 9 de cada 10 casos ese trabajo está alineado con la carrera. Las ingenierías también presentan un alto grado de inserción laboral (93%) y un encaje alto, aunque algo inferior al de los informáticos (8 de cada 10 tienen un empleo ajustado a sus estudios).

Además del riesgo de empleo desencajado, el informe constata que los males tradicionales que sufren los jóvenes en el mercado laboral español siguen muy vivos: la probabilidad de que tengan un empleo temporal a los cinco años de terminar sus estudios se sitúa en el 40% (un problema especialmente agudo en el caso de la enfermería, ciencias de la vida o medio ambiente) y la probabilidad de tener un salario por debajo de los 1.500 euros mensuales es del 50% (sobre todo en psicología, actividades físicas y deportivas, medio ambiente o periodismo y documentación). Según el informe, "los salarios mensuales más altos se dan, en promedio, en la rama de ingeniería y arquitectura, seguido de ciencias de la salud. Los más bajos, en cambio, se dan en la rama de artes y humanidades": cinco años después de la graduación, 3 de cada 10 egresados de estas últimas actividades gana menos de 1.000 euros al mes; en ingeniería y arquitectura, el porcentaje es de un 6%. La proporción de empleo a tiempo parcial también tiene a estas dos ramas en los extremos: ingenieros y arquitectos sólo tienen un 4% de parcialidad, frente al 25% de los titulados en artes y humanidades.

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En sus conclusiones, la Fundación ISEAK propone como remedios alinear el contenido de los estudios con las demandas del mercado de trabajo y “modificar el actual modelo de financiación de las universidades, que incentiva el aumento de oferta de grados sin que esta vaya acompañada de una memoria rigurosa y exhaustiva sobre su impacto”. Lucía Gorjón, investigadora de ISEAK y una de las autoras del estudio, explica a este diario que "para que las personas jóvenes se formen en algo que les ayude a encontrar un empleo en el futuro es imprescindible atender a las necesidades del mercado laboral. Es muy importante que exista una buena comunicación entre las empresas y las universidades, de forma que las empresas comuniquen sus necesidades, ya que son ellas las que conocen los perfiles que desean contratar y muchas veces tienen dificultades para encontrarlos".

Añade Gorjón que "es importante orientar y dar información a las personas jóvenes para que, a la hora de elegir qué quieren estudiar, puedan tener en cuenta sus posibilidades laborales de futuro. Además, las universidades deben adaptar el contenido de sus materias, de forma que las competencias que se impartan en las aulas estén también alineadas con las que más tarde van a necesitar para desarrollar su carrera profesional con éxito".

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