La luz dispara el IPC hasta la tasa más alta en 30 años a pesar del triunfalismo de Sánchez con el recibo

La luz vuelve a estar detrás de un repunte histórico de los precios, y todo un día después de que el presidente del Gobierno diese por cumplido su compromiso de mantener bajo control la subida de la factura eléctrica. 2021 se cierra con un indicador adelantado del Índice de Precios al Consumo (IPC) para diciembre que, en tasa anual, marca un aumento del 6,7%. Es más de un punto que el mes anterior (5,5%) y el nivel más alto desde marzo de 1992.

Como se trata del dato adelantado, el Instituto Nacional de Estadística (INE), responsable de los datos, ofrece pocas explicaciones, pero subraya que el principal responsable de este repunte es "la subida del precio de la electricidad, mayor este mes que en diciembre de 2020. También influye, aunque en menor medida, el aumento de los precios de la alimentación, frente al descenso registrado el año pasado". En dos semanas, el INE ofrecerá el dato definitivo y una explicación más pormenorizada de la influencia de los distintos bienes en el alza de precios.

En su discurso de balance de 2021, este miércoles en La Moncloa, Pedro Sánchez admitía que los precios de la luz habían subido este año para tres de cada diez hogares, pero consideraba que ese aumento queda compensado por la contención en las facturas experimentada por el resto de consumidores por las reducciones de impuestos y costes fijos acometida por el Gobierno en los últimos meses para tratar de compensar la subida de los costes de la energía. Así, el presidente daba por cumplida su promesa de que el recibo de la luz no serían más alto en 2021 que en 2018, medido "en promedio".

Subida casi constante en 2021

Con la cifra conocida este jueves ya se puede componer la figura del comportamiento de los precios en el año 2021, que es la de una pendiente creciente: de los 12 meses del año, 11 han registrado subidas y sólo uno, febrero, una pequeña bajada. Enero comenzó con una tasa interanual del 0,5%, un punto más que a finales de 2020; bajó en el segundo mes del año al 0%, y a partir de ahí no ha dejado de subir. La culpa la tienen dos elementos: el primero, la comparación con el año 2020, un ejercicio en que los precios cayeron por el efecto de la pandemia y los confinamientos, lo que hace que el contraste con un año de relativa normalidad como éste que ahora termina presente una variación interanual de los precios anormalmente alta; es lo que se conoce como "efecto base". Gajes de la estadística, más que un incremento real.

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Pero el segundo factor no tiene nada de "ilusión óptica": es la subida de los precios de la energía en la segunda parte del año, propiciada por el encarecimiento de los precios del gas y de los derechos de emisión de CO2. Una escalada que ha llevado a máximos históricos a los precios del mercado mayorista eléctrico, culminando este diciembre como el mes más caro de la historia; y del mercado eléctrico las subidas no han dejado de trasladarse a los consumidores industriales y domésticos: fabricantes y hogares.

Los datos de este jueves son especialmente preocupantes porque constatan que esos aumentos se están trasladando cada vez más a la economía en su conjunto, al propiciar una subida de los precios generalizada: en definitiva, las empresas afectadas por la subida de sus costes energéticos acaban aumentando los precios de sus productos para compensar. Lo apunta el otro dato que facilita el INE este jueves, el del IPC subyacente, que mide el comportamiento de los precios sin tener en cuenta los componentes más volátiles: precisamente, los productos energéticos y los alimentos no elaborados. El IPC subyacente marca este mes una tasa anual del 2,1%, la mayor desde que comenzase su escalada en mayo.