RECTA FINAL DE LA NEGOCIACIÓN

La reforma laboral, a punto de superar el obstáculo de la temporalidad

Sindicatos, empresarios y Gobierno registran un importante avance en la mesa de diálogo y se preparan para buscar el acuerdo la semana que viene con reuniones diarias

Yolanda Díaz, en la jornada Transición digital y cambios en el mundo del trabajo

Yolanda Díaz, en la jornada Transición digital y cambios en el mundo del trabajo / EFE/ Luca

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Como en todas las negociaciones importantes en sus últimos compases, la de la reforma laboral sufre de altibajos, cambios repentinos y giros inesperados. El último ha llegado este viernes: el debate sobre la cuestión clave de la reducción de la temporalidad, estancado en los últimos encuentros, ha registrado un importante avance. Según fuentes de la negociación, la CEOE, que hasta ahora presentaba una posición más beligerante, ha aceptado profundizar en el esquema de contratos temporales que propone el Gobierno (uno de duración máxima de tres meses para las necesidades ocasionales de las empresas, otro con una duración de seis meses -prorrogable a un año en negociación colectiva- si las razones productivas lo demandan y un tercero de sustitución de personal).

Los sindicatos también están dispuestos a admitir este diseño que da un encaje legal a la temporalidad justificada si a cambio se persigue con severidad la eventualidad irregular y fraudulenta. El Gobierno había planteado en los últimos documentos de propuestas a los negociadores medidas en este sentido (más multas para los empresarios que hagan trampas; un recargo en las cotizaciones de los que hagan contratos ultracortos; la obligación de convertir en trabajador indefinido al temporal que estuviese prestando sus servicios en una situación no contemplada por la ley), pero hasta ahora siempre habían sido rechazadas por la patronal. Las partes han acordado esperar a un nuevo redactado del Gobierno que recoja y trate de combinar sus aspiraciones, pero el ambiente en esta ocasión es optimista, frente al pesimismo que imperaba después de las reuniones anteriores.

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Con el avance registrado este viernes, se despeja el camino para intentar alcanzar el ambicioso objetivo que se había marcado el Gobierno y que hace solo unas horas parecía inalcanzable: tratar de conseguir un acuerdo para finales de la semana que viene. Los negociadores se han conjurado para reunirse todos los días (aunque de momento la única reunión que se ha fijado es la del lunes por la mañana) con la aspiración de tener el pacto listo para el viernes, y trabajar en los redactados durante la semana siguiente (la de Navidad) de forma que todo esté listo con suficiente margen para que el Consejo de Ministros apruebe un eventual pacto antes del 31, que es la fecha del compromiso del Gobierno con Bruselas.

Eso sí, para acelerar los trabajos sindicatos y patronal han pedido afrontar las negociaciones a partir de ahora en su conjunto, sin ir examinando bloques temáticos como hasta ahora: el eventual acuerdo, razonan, tiene que presentar un equilibrio global, y es de poca ayuda cerrar pactos parciales que pueden ir reabriéndose a medida que se debaten los distintos aspectos de la legislación laboral a examen.