ECONOMÍA

El mejor dato de empleo en 13 años y la peor inflación en 29: la gota fría económica amenaza el rebote

El número de ocupados sube por encima de los 20 millones por primera vez desde 2008

La temporalidad supera el 26% y alcanza niveles pre-covid

Los parados de más larga duración siguen al alza y rebasan los 940.000

La recuperación del empleo público, vulnerable a los ajustes presupuestarios, es mayor que la del privado

La ayuda del SEPE para desempleados

La ayuda del SEPE para desempleados / EFE

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El mercado de trabajo se ha comportado bien en el verano. Según los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) del tercer trimestre, con el aumento en 359.300 empleos registrado entre julio y septiembre el número total de personas con trabajo alcanzó los 20.031.000; no se veían cifras similares desde 2008, cuando empezaban a sonar los primeros compases de la crisis financiera. Además, el desempleo ha bajado notablemente (-127.100 personas) y la tasa de paro sigue reduciéndose por cuarto trimestre consecutivo: se sitúa ahora en el nivel más bajo desde el comienzo de la pandemia, en el 14,57%.

Sin embargo, estas cifras favorables se ven ensombrecidas por otros indicadores que además pueden pesar de forma decisiva en los próximos meses y afectar a la recuperación. Para empezar, está el otro dato que ha dado a conocer el Instituto Nacional de Estadística (INE) este jueves: el de los precios del mes de octubre, que subió un punto y medio respecto al mes anterior y alcanza así una tasa interanual del 5,5%, la mayor desde 1992, tras ocho meses de escalada. Aunque es un dato adelantado y los detalles se conocerán en dos semanas, el INE avanza que principal culpable de este incremento del Índice de Precios al Consumo (IPC) es la subida de la luz, y también han contribuido los carburantes y el gas.

El Covid persiste en el empleo

Todo apunta a que el aumento de los precios seguirá afectando a los bolsillos de los trabajadores y a las cuentas de sus empresas porque sus causas son diversas y se enmarcan en un contexto de inflación global: a la escalada de la energía se le suman la escasez de componentes clave en las cadenas de producción, como los chips, y atascos en el comercio mundial. Por contra, la subida del empleo tiene un marcado carácter estacional, ligada a las vacaciones: las contrataciones en el trimestre pasado fueron sobre todo de carácter eventual (la temporalidad supera ya el 26%, casi un punto más que en la anterior EPA), y algunos de los incrementos más intensos de la ocupación se han dado en Comunidades Autónomas más turísticas, como Canarias (50.000 empleos más) y Baleares (47.900), lo que apunta a contrataciones de temporada.

Además, aunque el grueso de los efectos de la pandemia ya se están borrando del mercado laboral, sus secuelas se manifiestan en las mayores dificultades para acceder al empleo de los ciudadanos más vulnerables. Los parados de más larga duración, los que llevan más de dos años buscando empleo sin encontrarlo, siguen aumentando y son ya 940.400, y las personas que están disponibles para trabajar pero no pueden buscar empleo (una categoría que no cuenta entre los parados, sino entre los inactivos, y que se disparó con los confinamientos y las limitaciones a la actividad) siguen siendo más numerosos que antes del covid: son 902.400, 137.400 más que en el tercer trimestre de 2019. Los hogares con todos sus miembros activos en paro también siguen por encima de los niveles prepandemia: ahora hay 1.122.100, y hace dos años eran 1.010.000.

Empleo público

Otro de los datos que apuntan a complicaciones futuras es la fuerza de la recuperación del empleo en el sector público frente al privado: los trabajos dependientes de las Administraciones ya superan en 255.300 a los del tercer trimestre de 2019, mientras que en las empresas privadas todavía hay 98.700 empleos menos que antes de la pandemia. El problema en este caso es que el empleo público es vulnerable a ajustes presupuestarios, y aunque las reglas europeas de déficit y deuda están suspendidas para el año que viene para apuntalar la recuperación tras la pandemia, su previsible recuperación en 2023 podría menguar los recursos de los que dependen estos empleos.

Que el empleo público es especialmente frágil lo evidencian sus altos niveles de temporalidad, que en esta EPA alcanzan niveles récord tanto en números absolutos (1.101.300 trabajadores para las Administraciones son temporales) como en porcentaje: 31,61%: nunca antes en la serie comparable, que empieza en 2002, se habían registrado esas cotas, pese a las iniciativas políticas de los últimos años para contener este fenómeno.

20 millones de ocupados

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El hito de los 20 millones de ocupados hace inevitable la comparación con 2008, a pesar de que las situaciones económicas del país son completamente diferentes: entonces, en el apogeo de la burbuja del ladrillo y empezando a caer en la crisis financiera, que se desataría con toda su fuerza en el empleo a comienzos de 2009; ahora, en la salida de un desplome económico más agudo, aunque más concentrado en el tiempo. A finales de 2008 había más temporalidad (27,7%) que ahora (26%), pero por lo demás los indicadores de entonces eran más sólidos: menos paro (210.000 desempleados menos), menos desempleo de larga duración (21,3%, frente al 48% de estos momentos) y menos empleo a tiempo parcial (un 12,3%, frente al 13,5% de ahora).

Reforma laboral

En la valoración de los datos de la EPA que han hecho en las últimas horas Gobierno y agentes sociales ha continuado de manera sorda la disputa que todas las partes mantienen en torno a la reforma laboral: para CEOE, que quiere mantener la regulación de 2012, "el marco laboral actual, aunque sigue presentando algunas rigideces, ha mostrado su capacidad para aprovechar la reactivación de la economía". Para CCOO, que aboga por derogar esa norma de la era Rajoy, hay que "hacer una reforma a fondo de las medidas de contratación que acabe con la hiperflexibilidad". A medio camino, la vicepresidenta primera, Nadia Calviño, aseguraba en televisión que la reforma tiene que "europeizar el mercado de trabajo español, que tengamos una tasa de temporalidad alineada con la media de los países de nuestro entorno".