Capital riesgo

Los fondos extranjeros aprovechan los bajos precios y copan el 80% de las compras en España

La pandemia no ha frenado el interés de los inversores extranjeros, que siguen activos buscando oportunidades en el país: de grandes compañías como Urbaser o Idealista hasta ‘startups’ como Job & Talent

Bolsa de Madrid

Bolsa de Madrid / EFE / Altea Tejido

10
Se lee en minutos

Nombres como Carlyle, CVC, Permira, KKR o Cinven pueden resultar desconocidos para buena parte de la población española. Sin embargo, están presentes en nuestro día a día haciendo pequeños gestos: al echar gasolina en Cepsa, viendo un partido de fútbol de LaLiga, comprando ropa en Cortefiel o bien comiendo en Telepizza y en Burger King. España se ha convertido en uno de los grandes polos de inversión para el capital riesgo, que en lo que va de año han desembolsado 4.844 millones de euros en empresas nacionales, según recoge la patronal del sector (Ascri). De esta cantidad, el 80% procede de fondos internacionales. Pero, ¿qué es lo que les atrae de las compañías domésticas? “Nuestro interés no responde a un único criterio, sino a la suma de muchos factores que se han desarrollado en los últimos años”, explica a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA un directivo de un fondo de capital riesgo internacional con oficina en Madrid.

“En primer lugar, España no es un mercado tan masificado como otros del entorno donde el capital riesgo lleva más tiempo invirtiendo, los precios de las compañías siguen siendo razonables en la mayoría de sectores. Además, la anterior crisis económica sirvió para hacer criba entre las empresas buenas y las no tan buenas. Las supervivientes hicieron los deberes y aprendieron mucho de ese periodo, hoy los empresarios españoles están más preparados que hace unos años y cada vez hay más gente que se anima a montar su propio proyecto. España cuenta con muchísimas empresas medianas muy innovadoras e interesantes. Por otro lado, el tamaño medio de las compañías genera muchas y más variadas oportunidades para nosotros: cuando entramos en una empresa española, tenemos muchas palancas para hacerla crecer y desarrollarse. Desde apoyarles en su crecimiento en el exterior hasta ayudarles en ciertos temas relacionados con la profesionalización del negocio. Al final lo que hacemos es algo más que comprar una compañía para venderla. Queremos exprimir todo su potencial y convertirla en un líder mundial en su sector”, añade.

"Lo que hacemos va más allá de comprar una compañía para venderla. Queremos exprimir su potencial para convertirla en líder mundial en el sector"

Y es que, al contrario del pensamiento generalizado sobre este tipo de inversores, la estrategia del capital riesgo va más allá de comprar barato, meter un férreo control en la gestión de las compañías y luego venderlas más caras. Durante la anterior crisis económica, las empresas participadas por estos fondos crearon el 32% más de empleo y tuvieron unas ventas casi el 19% por encima de las que no contaban con este perfil de accionistas, según revela un estudio de Ascri sobre el impacto económico y social del Private Equity. “Ahora ha cambiado radicalmente la forma en la que encaramos las adquisiciones respecto a hace unos años. Nuestros inversores son cada vez más exigentes respecto a lo que buscan en una compañía, por lo que nuestras inversiones deben estar muy respaldadas por planes de negocio y criterios de sostenibilidad”, continúa explicando dicho directivo.  

Para Juan López del Alcázar, socio responsable del área de Strategy and Transactions de EY y del sector Private Equity, "todos los jugadores de la industria aseguran que en estos momentos la creación de valor es una exigencia para cualquier inversor y esto va más allá del simple requerimiento del reporting no financiero. Gran parte de la literatura nos muestra como existe una correlación positiva entre esta creación de valor y el rendimiento financiero y operativo de la empresa. No cabe duda de que vamos hacia un futuro sostenible a través del private equity (capital riesgo)".

España, la ‘niña bonita’ de Europa

Los fondos de capital riesgo se dedican a gestionar el ahorro de pensionistas, aseguradoras, universidades americanas o clientes de banca privada. Mientras que hace unos años era un activo poco conocido y limitado a unos pocos, los casos de éxito probados y las altas rentabilidades ofrecidas frente a otros productos financieros (desde inversiones en bolsa hasta compras inmobiliarias) han hecho que se democratice hasta llegar a buena parte de la economía mundial. Por ejemplo, en el caso de España, la CNMV trabaja desde hace tiempo en bajar el ticket de inversión mínimo requerido por estos fondos a los 100.000 euros. Esto ha servido, a su vez, para generar oleadas de liquidez en el sector a nivel mundial, en un momento en el que los bajos tipos de interés también han favorecido la captación de recursos para estos inversores. En la actualidad, la cantidad de dinero disponible para invertir de los fondos de capital riesgo a nivel mundial asciende a 2,9 trillones de dólares (2,49 billones de euros, al cambio actual), según los datos de la consultora Bain & Company. Una cifra que crece vertiginosamente cada año.  

En este contexto, España ha sido uno de los países más beneficiados en los últimos años por el menor recorrido que ha tenido el sector respecto a otros países del entorno. Francia, Reino Unido y Alemania han sido las tres grandes cunas de este sector en Europa, lo que ha provocado que sus mercados estén más masificados (la mayor competencia se traduce en precios más altos) y sus compañías más manoseadas (lo que les quita recorrido de crecimiento). Así, en los últimos años se ha observado una avalancha de llegada de nuevos fondos a España con multitud de enfoques: desde los que invierten en startups a los que lo hacen en infraestructuras pasando por los que se dedican exclusivamente a prestar financiación sin entrar en la gestión de las compañías.

En España no hay tanta competencia y las compañías tienen más potencial de crecimiento

Los casi 5.000 millones de euros de inversión hasta septiembre son el 18% más de la cifra registrada en los nueve primeros meses de 2020, el año en el que la pandemia del coronavirus frenó en seco los récords consecutivos alcanzados en España en los últimos años. El mayor fue justo en 2019 cuando el capital riesgo movilizó cerca de 8.500 millones de euros en el país. Sin embargo, a medida que las incertidumbres sobre la recuperación se van despejando, el apetito de estos inversores aumenta y todo hace pensar que llegarán nuevos registros históricos en los próximos años. Para los grandes asesores de las operaciones corporativas en el país esta tendencia es imparable. Según Álvaro Revuelta y Jorge Ramos, co-responsables de Banca de Inversión de Citi para España y Portugal, “seguimos viendo muy interesados a fondos de capital riesgo e infraestructuras en los diferentes procesos de venta en marcha, así como posicionándose en los nuevos que están a punto de salir al mercado”.

Por regiones, el tamaño de las empresas en Madrid y Cataluña las convierte en los dos principales polos de la inversión en España, seguidas por Valencia, Baleares, País Vasco, Andalucía y Galicia. La búsqueda de compañías menos conocidas ha llevado a buena parte de los fondos de capital riesgo (especialmente los nacionales, que buscan empresas de un tamaño menor) a recorrerse gran parte de España y sus polígonos industriales para encontrar líderes sectoriales a los que dedicar sus recursos económicos.  

Renovables, telecos, consumo…

En cuanto a los sectores en los que invierten este tipo de inversores, el negocio de las renovables se ha convertido en uno de los más interesantes, al calor de una regulación que ha favorecido este tipo de inversiones y de la apuesta por la descarbonización de la economía española. Eólica y fotovoltaica han despertado el amor a partes iguales de estos inversores, que ahora tienen más dudas por comprar otro tipo de activos relacionados con la generación eléctrica tradicional en plena discusión del Gobierno con las energéticas españolas sobre quién pagará la subida del precio de la luz. Para Ignacio Hornedo, socio de M&A del despacho Allen & Overy, “no hay mayor enemigo para la inversión extranjera que la inseguridad jurídica. Llevábamos años explicando a nuestros clientes que en España el marco regulatorio ya es estable y que los cambios regulatorios eran cosa del pasado. El ya famoso Real Decreto 17/2021 nos cambia un poco el paso en este sentido… pero, dicho esto, el impacto está siendo moderado: se siguen cerrando operaciones y las que están avanzadas siguen su curso. Lógicamente hay inquietud, pero también hay un claro consenso sobre que el sector renovable es una apuesta firme, a largo plazo y con apoyo político que excede lo meramente nacional”.

Otro de los negocios más interesantes es el de la tecnología y las telecomunicaciones. La pandemia ha acelerado la transformación digital a nivel mundial y las compañías españolas no iban a ser menos. Por eso, cada vez se pagan unos precios mayores por empresas con un verdadero componente tecnológico, que además las ha hecho más resilientes durante los casi dos años de coronavirus. A este fenómeno hay que añadir también la llegada de nuevos servicios como el 5G, que requieren grandes inversiones y que puede provocar que las tradicionales compañías de telecomunicaciones abran su accionariado a este perfil de inversores. En lo que va de año, MásMóvil (participada por KKR, Cinven y Providence) ha lanzado una OPA por Euskaltel, Red Eléctrica ha lanzado un proceso para colocar parte de su fibra óptica entre inversores financieros y Telefónica ha vendido sus centros de datos a Asterion. Relevantes operaciones en una industria en la que se espera una consolidación importante en los próximos años, en la que el capital riesgo jugará un papel importante.  

 También hay otros tres sectores que despuntan respecto al resto gracias a su comportamiento frente a la pandemia: consumo (especialmente empresas de alimentación), sanidad y educación. Por ejemplo, el mundo agrario español ha vivido en los últimos años un auténtico boom inversor: de limones a uvas pasando por patatas. Los fondos buscan empresas líderes en sus nichos para fusionarlas con otras más pequeñas, de tal forma que se generan compañías más grandes que obtienen unos precios mejores y se profesionalizan. Una de las últimas operaciones en este sector ha sido la protagonizada por Fremman Capital, un fondo participado por el Santander, que ha comprado The Natural Fruit Group (una empresa de cítricos) por unos 300 millones de euros. En sanidad, tras la consolidación del negocio hospitalario en los años anteriores, ahora los fondos buscan oportunidades en nichos concretos que van desde las clínicas de fertilidad o laboratorios hasta empresas de ortopedia. Uno de los ejemplos más curiosos de los últimos meses ha sido el de Suanfarma, una empresa que fabrica materias primas para la industria farmacéutica o nutricional, que acaba de ser adquirida por el fondo francés Archimed (especializado en sanidad) por 550 millones.

Noticias relacionadas

La educación, por su parte, ha vivido una auténtica avalancha inversora en los últimos años que se ha materializado en adquisiciones millonarias como la de la Universidad Alfonso X El Sabio por parte del británico CVC, que desembolsó 1.000 millones de euros, o la de Laurates Education Group (Universidad Europea), en manos de Permira tras desembolsar 700 millones de euros. Sin embargo, más allá de éstas, es llamativa la apuesta de una de los fondos españoles más conocidos: Magnum Capital. Esta firma ha desarrollado una plataforma, Digital Talent, que quiere convertirse en una referencia en la formación digital en multitud de ramas: del Marketing al Derecho pasando por la FP. Alberto Bermejo, socio de Magnum Capital, explica que “el sector educativo siempre ha recibido un gran interés como destino de inversión. La principal razón del gran número de operaciones que estamos viendo es su carácter resiliente y la aparición de nuevos modelos de negocio (por ejemplo, el online), que ha permitido a estas empresas crecer significativamente en los últimos años. Con todo, los dueños de las compañías educativas están viendo que hay demanda y, por tanto, es buen momento para vender”.

El caso de éxito de las ‘startups’

En cualquier caso, si ha habido un gran vencedor en cuanto a la inversión recibida ha sido el universo startup, que encadena años seguidos en cifras récord. Hasta septiembre, se han movilizado más de 1.228 millones de euros para emprendedores españoles en un total de 552 inversiones. Los últimos casos de éxito en el país (Idealista, Glovo o Job & Talent, entre otras) han despertado el interés de los fondos internacionales, que han descubierto en los proyectos españoles algunas de las ideas más innovadoras de todo el Viejo Continente. Además, tal y como indican los expertos, conforme la financiación aumente, habrá más casos de éxito y esto atraerá más dinero para poner en marcha nuevas empresas.