ENERGíA

Las recetas de los países europeos contra el alza del recibo de la luz

  • La subida desorbitada del precio de la energía, en mayor medida la de la electricidad, no es exclusiva de España, que sí se arroga haber alcanzado el precio más elevado de Europa

  • Idéntica corriente atraviesan los países europeos poniendo en jaque a los Gobiernos a puertas del invierno

Una torre de electricidad con el sol de fondo.

Una torre de electricidad con el sol de fondo. / José Luis Roca

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Begoña Arce / Irene Savio / Andrey Jerez / Lucas Font / Enric Bonet

Francia

El espectro de los chalecos amarillos preocupa al Gobierno francés. El Ejecutivo liderado por Emmanuel Macron reaccionó desde finales de septiembre ante el aumento de los precios de la electricidad y el gas debido al temor de nuevas protestas en medio de la precampaña de las presidenciales de 2022.

El 30 de septiembre, el primer ministro, Jean Castex, anunció un bloqueo de la tarifa de la luz durante una entrevista en el telenoticias de las ocho de la tarde en TF1, el más visto en el país vecino. De esta manera, un aumento que debía ser del 12% en febrero del año que viene quedará limitado a un 4%. Para frenar esta subida, las autoridades galas reducirán uno de los impuestos de la factura.

También prometió aumentar las ayudas destinadas a personas pobres para financiar su consumo de la luz. En Francia, unos 5,8 millones de familias ya disponían de un cheque energético de unos 150 euros anuales. Ante la actual crisis energética, esta ayuda se verá complementada con otro bono excepcional de 100 euros que recibirán en diciembre. Así, las autoridades galas esperan limitar el impacto del aumento de los precios de la luz y el gas, que confían en que sea temporal. Antes del anuncio de estas medidas, la asociación de consumidores UFC-Que choisir calculó que la factura eléctrica aumentaría hasta unos 1.700 euros anuales en 2022, mientras que la media de este año sería de unos 1.550 euros.

El mismo tipo de medidas de bloqueo se aplicará para limitar el incremento del coste del gas, cuya subida inquieta aún más al ejecutivo que la de la luz. Después de que el precio del gas subiera un 12% en octubre, este quedará prácticamente congelado hasta abril del año que viene. A partir de entonces, “los precios deberían bajar”, sostuvo el primer ministro. “Si las medidas que tomamos no son suficientes, las actualizaremos”, aseguró Castex

Reino Unido

El precio del gas y la electricidad se han desbocado en los últimos meses en el Reino Unido. El aumento ha sido del 250% desde principios de año, de acuerdo con la Oficina de los Mercados del Gas y la Electricidad (Ofgem). El impacto en los consumidores ha sido considerable, si bien en el sistema británico existe desde el 2018 un límite en el recibo para los hogares que no tengan en su contrato una tarifa fija. Ofgem, como organismo regulador, establece dos veces al año ese límite. Entre el 1 de octubre de este año y el 31 de marzo del 2022 es de 1.277 libras anuales (1.490 euros).

En torno a 15 millones de hogares británicos van a tener que afrontar una subida equivalente del 12% con respecto al pasado invierno, lo que viene a suponer unos 275 euros extra al año. Con una inflación que roza el 4%, el efecto del gasto añadido en las familias británicas con ingresos muy bajos puede ser dramático. Ya a finales de julio, de acuerdo con Ofgem, había 1,6 millones de cuentas de electricidad y 1,2 millones de gas con retrasos en los pagos de las facturas y en la mitad de los casos no había plan alguno para ponerse al día en el cobro. El ministro de Finanzas, Rishi Sunak estaría considerando la posibilidad de eliminar el 5% de IVA en las facturas de energía doméstica, lo que supondría una reducción de unos 70 euros al año, pero nada está decidido.

El de la energía ha sido un mercado liberalizado en el Reino Unido con minoristas en el suministro de gas y electricidad ofreciendo precios muy bajos, pero con pocas reservas. Desde que comenzó la subida del precio del gas, una tras otra esas pequeñas empresas se han ido declarando en bancarrota. La última, Goto Energy, con 22.000 clientes del sector doméstico anunció el cese de actividad este lunes. Hasta el momento son 16 las proveedoras de energía, de las 55 existentes, que han ido a la quiebra y se espera que otras muchas sigan el mismo camino. Cuando esto ocurre Ofgem transfiere a los clientes a un nuevo suministrador, un rescate que puede costarle al Gobierno muchos millones. / BEGOÑA ARCE

Italia

El Gobierno de Mario Draghi aprobó en septiembre un decreto ley con una serie de medidas para mitigar, durante tres meses (hasta diciembre próximo), la subida del precio del gas y del de la electricidad, uno de los más altos en Europa ya antes de los recientes aumentos.

En concreto, en lo que se refiere a la luz, el Ejecutivo italiano ha suspendido la subida del precio de este servicio para tres millones de familias. En este grupo se han incluido las familias con ingresos inferiores a los 8.265 euros anuales, los núcleos familiares con al menos cuatro hijos e ingresos de menos de 20.000 euros anuales, las personas con graves problemas de salud, y los ciudadanos que ya reciben la renta o pensión de ciudadanía, el subsidio que se destina a grupos de población que se encuentran bajo el umbral de la pobreza absoluta.

Además de ello, el Gobierno ha establecido que en las facturas no se cobren los llamados gastos de sistema, un pequeño monto que el Estado italiano exige a los ciudadanos para el mantenimiento del servicio. Esto último se ha aplicado a seis millones de pequeñas y pequeñísimas empresas, y a 29 millones de clientes domésticos con contratos de baja tensión y potencias de hasta 16,5KW.

En cambio, en cuanto al gas, se ha fijado una bajada del impuesto sobre el valor añadido, el IVA, hasta situarse en el 5% (desde el 10% que pagaban las familias, y el 22% que se exigía a las empresas) para todos los usuarios, así como la suspensión del aumento del precio de este servicio para 2,5 millones de familias marginadas.

Aún así, las medidas han sido consideradas insuficientes por la Asociación Nacional de Consumidores, ya que los usuarios tendrán que hacer frente igualmente a un aumento de 100 euros anuales en la factura de luz y de 250 euros en la factura de gas. Además, si bien Draghi ha dicho que estas subidas del precio del gas y luz son "temporales", no está claro si el Gobierno prologará la medida después de diciembre, en caso de que los aumentos se mantengan. /IRENE SAVIO

Alemania

El precio medio de la energía para los hogares alemanes está actualmente por encima de los 31 céntimos por kilovatio-hora, según el portal comparativo Verivox. A ello hay que sumar el encarecimiento de la gasolina y el gasoil, con precios que superan ampliamente el euro y medio por litro en ambos casos. La energía está, así, tan cara como nunca antes en Alemania. Ello ha desatado un debate político en un país actualmente dirigido por un Ejecutivo interino a la espera de la formación de nuevo Gobierno federal.

Asociaciones de consumidores dan por hecho que los precios de la energía seguirán su escalada en los próximos meses y calculan que un hogar medio en Alemania, con una vivienda de unos 120 metros cuadrados, tendrá que desembolsar alrededor de 270 euros más anualmente por calefacción y agua caliente a lo largo del 2021.

 El ministro interino de Economía, el democristiano Peter Altmaier, ya ha anunciado la primera medida para intentar contener los precios: el Gobierno federal reducirá a casi la mitad el impuesto especial que aplica desde hace dos décadas a los productores de energía de origen fósil (gas, carbón, petróleo) y con el que bonifica a los productores de energía renovable.

A partir del año que viene, ese impuesto será de 3,7 céntimos por kilovatio-hora; actualmente, es de 6,5 céntimos. Con él, el Gobierno alemán financia la transición de un modelo todavía basado en buena medida en energía de origen fósil a un modelo 100% renovable.

"Debemos eliminar ese impuesto lo antes posible para aliviar a los consumidores”, opina el ministro Altmaier. Su partido (CDU), sin embargo, muy probablemente no estará en el próximo Gobierno federal. Así que ahora todos miran a los socialdemócratas del SPD, Los Verdes y los liberales del FDP, que están negociando la formación de una llamada Coalición semáforo.

 El preacuerdo presentado la semana pasada por las tres formaciones prevé la eliminación de la Ley de Energía Renovales -que incluye el susodicho impuesto- hasta el año 2025 y también una millonaria inversión tanto en infraestructura de energías renovables como en la red que permita un mejor transporte de esa energía verde.

La probable Coalición semáforo se propone descarbonizar el modelo energético alemán hasta 2030. Su objetivo no sólo es reducir las emisiones de CO2, sino también los precios que pagan el consumidor y la industria gracias a un modelo menos dependiente de la importación de petróleo y gas, dos fuentes de energía de las que Alemania carece. / ANDREU JEREZ

Portugal

El Gobierno portugués no se ha visto obligado a tomar grandes medidas para contener el aumento de los precios de la energía en el mercado mayorista, a pesar de que el megavatio hora se paga al mismo precio que en España. Esto se debe a que cerca del 85% de los consumidores lusos están adheridos al mercado libre y gozan de una tarifa fija mensual, frente al 60% de los que están bajo este régimen en España.

En el caso de los clientes que están en el mercado regulado -el 15% restante-, la Entidad Reguladora de los Servicios Energéticos (ERSE) establece anualmente una tarifa por megavatio hora, algo que amortigua posibles subidas del precio en el mercado mayorista. A pesar de que esta tarifa se puede revisar trimestralmente -aumentó un 3% en julio y en octubre-, el impacto final en la factura en el mercado regulado ha sido muy inferior al de España, donde el precio depende directamente de la oferta y la demanda.

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Sin embargo, el Gobierno luso ha puesto en marcha algunas medidas que tratan de reducir el precio de la luz a los consumidores. Además de la reducción parcial del IVA del 23% al 13% aplicada a finales del año pasado, el Ejecutivo cuenta con 815 millones de euros para evitar un posible incremento de los precios en 2022. Un colchón que procede en parte de la plusvalía generada por las energías renovables y de los ingresos por las emisiones de carbono.

El incremento del precio de la energía sí ha puesto en apuros a pequeñas comercializadoras, que no pueden subir el precio de la luz a sus clientes y que al mismo tiempo tienen que pagar un precio muy elevado en el mercado mayorista. Para evitar la quiebra de estas empresas -dos de ellas ya han anunciado su cierre, con cerca de 10.000 clientes afectados-, la entidad reguladora ha anunciado medidas extraordinarias. / LUCAS FONT