La ronda catalana

La Volta vive a ritmo de bonificación a la espera de La Molina

Juan Ayuso ganó tres segundos extras en una segunda etapa que llegó con esprint a Figueres donde venció el británico Ethan Vernon. Este miércoles, primera llegada en alto de la carrera en los Pirineos

El esprint de Figueres con el triunfo de Ethan Vernon.

El esprint de Figueres con el triunfo de Ethan Vernon. / LA VOLTA

Sergi López-Egea

Sergi López-Egea

Figueras

La Volta, si se tiene en cuenta a los favoritos, se vive a ritmo de bonificación. Si el lunes arañó segundos de beneficio Enric Mas, en ruta a Figueres, descenso endemoniado por Sant Pere de Rodes, fue Juan Ayuso el que esprintó para colocarse quinto de la general, para empatar con su rival mallorquín y para aventajar en dos segundos a Primoz Roglic.

Las etapas, ahora, son un libro abierto de intenciones, aunque el guion marque esprint a la vista, con victoria en Figueres, segunda etapa de la ronda catalana, del británico Ethan Vernon. Otro compatriota, Matthew Brennan, se mantiene de líder. Este miércoles, llegada a La Molina, Pirineos en pura esencia, los dos súbditos británicos desaparecerán de los puestos de honor de la carrera.

El antecedente de 1968

No merecía la pena preguntar en las calles de Figueres, junto a las vallas de la meta, si alguien recordaba la última vez que la Volta pasó por este destino del norte de Catalunya. Era gente joven con carritos de bebés, cicloturistas extranjeros con bicis -al menos las máquinas- que bien podrían estar corriendo la Volta. Nadie había nacido la última vez que la carrera pasó por Figueres. Fue el año 1968, el de la revolución parisina de mayo, cuando otro vecino ampurdanés, Lluís Llach, escribió ‘L’Estaca’. Desde entonces, jamás volvió el ciclismo de alto nivel por estas tierras, olvidada por la Volta, por todos. Y mira por dónde este año recibirán no sólo a la Volta sino a la Vuelta, con la contrarreloj por equipo de la prueba después de la visita a Italia y Francia.

1968 tampoco fue un año cualquiera para la Volta porque acudió un joven belga que aspiraba a todo y la ganó gracias a su dominio de la contrarreloj. Se llamaba Eddy Merckx y destrozó la prueba en la ‘crono’ entre Figueres y Roses, de 45 kilómetros, una distancia que ahora no se aplica bajo ningún criterio. Nunca más volvió a la ronda catalana. Hizo como Tadej Pogacar el año pasado, la visitó, la ganó y comenzó a reunir el mejor palmarés de la historia con triunfo en todas partes.

La bajada por Sant Pere de Rodes

La segunda etapa era temida por el viento, por si le daba a la tramontana por soplar en unos territorios acostumbrados a su fuerza. Sólo hubo un conato que cortó a los ciclistas que no desafían a la general. Los que vienen a ganar o al menos a colocarse entre los mejores ni se despistaron después de descender por Sant Pere de Rodes, cuando retornó la calma tras una bajada de aúpa dirigida por el UAE que buscaba lo que consiguió, que Ayuso se anotase los tres segundos de bonificación tras pasar en primera posición por el esprint de Garriguella, antes del primer paso por Figueres.

La tercera etapa.

La tercera etapa. / LA VOLTA

Luego llegó la calma, todos juntos, pero no revueltos, cada equipo situado estratégicamente y los componentes del Alpecin a la caza y captura por segundo día de un triunfo para Kaden Groves que, por ahora, le está resultado un imposible. Las calles se llenaron de público y se buscó la mejor ubicación posible en la ciudad para colocar el podio, junto al Museu Salvador Dalí, el genio que llegó a crear hasta un sello dedicado al Tour, que se guarda entre las reliquias de la famosa galería de arte.

Este miércoles cambia el guion y se estrena la montaña, entre Viladecans y La Molina. Será el día más largo y el único que supera los 200 kilómetros de recorrido. Ojo a La Creueta que es el puerto más complicado del día. Se sabrá quién no ganará la Volta, la incertidumbre sobre el vencedor todavía deberá esperar a las emociones de las siguientes jornadas de competición.

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