GUERRA RUSIA-UCRANIA
El fin de la guerra no dará la paz al fútbol: Ucrania se refugia en Murcia y el Shakhtar se resigna con no volver a Donetsk
La selección no juega en suelo ucraniano desde noviembre de 2021 y uno de sus dos mejores clubes vive en un exilio que apunta a permanente desde 2014, mientras la liga del país se sigue degradando como consecuencia de la invasión rusa

Aficionados de Ucrania durante el encuentro de la Nations League contra Bélgica, jugado el jueves en el estadio Enrique Roca de Murcia. / Marcial Guillén / EFE
Este pasado jueves, la selección de Ucrania añadió una chincheta más al mapa del exilio forzado que mantiene desde la invasión cronificada de parte de su territorio. Fue en Murcia, en el Estadio Enrique Roca, donde se enfrentó a Bélgica. Una ubicación en la que la sub-21 ucraniana disputó dos partidos de la fase de clasificación de la Eurocopa que se disputa este verano. Distante de los campos de Polonia o Alemania, los más utilizados durante este periodo de exilio forzado. La última vez que ejerció de local en su país fue en un amistoso celebrado el 11 de noviembre de 2021 en el Estadio Chernomorets de Odesa ante Bulgaria. Donde nunca más volverá a jugar será en el Donbass Arena, la casa del Shakhtar, resignado a que Donetsk solo figure en su nombre, pero no como el lugar en el que ejercer de anfitrión.

Ucrania y Bélgica jugaron este jueves en Murcia. / Marcial Guillén / EFE
La liga de Ucrania acusa el desgaste de la guerra
La nueva normalidad del fútbol ucraniano se parece bastante a la de los inicios de la crisis, salvo por la normalización de situaciones como tener que meterse en un refugio si suenan las alarmas antiaéreas durante un partido. Un protocolo más, ahora que ha vuelto el público a los estadios. Eso sí, el aforo está determinado, precisamente, por la gente que cabe en los búnkeres que se han construido en los campos, desde donde se alimenta la pasión de un campeonato venido a menos. Lo normal cuando un partido se tiene que terminar al día siguiente por culpa de las forzadas interrupciones.
Es algo habitual, por ejemplo, en Kryvbas, de donde es natural el presidente Volodímir Zelenski. De hecho, él ayudó a reconstruir un equipo que hasta la guerra tenía una progresión muy interesante. Llegó a fichar como director deportivo a Jorge López, exjugador del Valencia y del Villarreal que ejerció de responsable de la academia del conjunto che. Él, como tantos otros profesionales extranjeros, huyó del país con el estallido de la crisis, pero nunca lo dejó atrás. Se llevó consigo a una veintena de jóvenes ucranianos. La mayoría de los foráneos han mantenido un vínculo fuerte con el país.
Con todo, los hay que se atreven a hacer el camino a la inversa. Es el caso de Pablo Álvarez, asturiano que ha cambiado el Cherno More búlgaro por el Karpaty Lviv, otrora destino natural de españoles como Lucas Pérez. Y a pesar de todas las amenazas, la Liga Premier de Ucrania sigue teniendo en sus filas a 32 brasileños, nacionalidad que marcó el auge del Shakhtar Donetsk, al que la fatiga de tener que jugar en Europa a miles de kilómetros de casa les ha terminado por pasar factura. A falta de nueve jornadas, lo más seguro es que vaya a ceder su trono al Dinamo de Kiev. Entre estos dos equipos se han repartido todos los títulos una competición que empezó a jugarse en 1991. Tan solo la primera edición tuvo un ganador diferente, el Tavriya Simferopol.

Un once inicial del Karpaty Lviv, con Pablo Álvarez, el único español que milita en la liga de Ucrania. / KARPATY LVIV
Más de diez años del exilio del Shakhtar de Donetsk
Hoy este equipo no existe. O sí, pero en su versión rusa, ya que los enemigos refundaron el club para incluirlo en la Liga de Crimea, demostrando que el fútbol es otra forma de conquista. Que se lo digan al Shakhtar. El último partido que jugó en el Donbass Arena fue el 2 de mayo de 2014. Aquel partido le enfrentó al Mariupol, que por aquel entonces se llamaba Illichivets, en referencia a Lenin. Como parte del proceso de descomunización, se le cambió el nombre en 2017. Con la guerra desapareció, como tantos otros clubes de una competición en la que la corrupción fue el veneno antes de las bombas rusas. Los de Marino Pusic no lograron pasar de la fase liga de la Champions. Mismo fracaso para el Dinamo de Kiev, incapaz de pasar de la fase liga de la Europa League.
El gran orgullo del fútbol de Ucrania sigue siendo su selección, que infligió una dura derrota en Murcia a Bélgica en el regreso de Courtois, después de un año fuera con su selección (3-1). Salió victorioso su rival y compañero en la portería, Lunin. El Enrique Roca fue un acto de conjura nacional de la comunidad más numerosa del estado en cuanto a proporción de la región en la que habitan se refiere. Más de 5.500 ucranianos residen actualmente en la Región de Murcia y otros 2.000 pudieron regresar a su patria o siguen buscando un futuro mejor en otros países. Algo que no podrá hacer el Shakhtar, que se ha olvidado ya de volver a Donetsk, territorio ocupado ruso, a pesar de el club se afana en revivir periódicamente aquel último partido.
"Tras el conflicto, el Shakhtar Donetsk se ha visto obligado a jugar sus partidos como local en varios estadios de Ucrania y Europa. Aunque agradece la cálida acogida recibida en estas ciudades, el club sigue firme en su sueño de regresar a la que es su legítima casa, Donetsk, y al emblemático Donbass Arena. Nos aferramos al sueño de volver a casa algún día, al Donetsk ucraniano libre, a nuestro estadio y a nuestros fieles seguidores. Imaginamos un futuro en el que volveremos a adornar el sagrado recinto del Donbass Arena, llevando alegría y emoción a nuestros seguidores con actuaciones y victorias espectaculares", recordaba el club de los mineros el año pasado, recordando el décimo aniversario de un exilio forzoso que apunta a ser para siempre.