EL DERBI | REAL MADRID 1 - 1 ATLÉTICO
Mbappé y Julián presentan sus candidaturas a ser las estrellas del derbi del presente y del futuro
Tanto el francés como el argentino fueron los protagonistas con sus goles de un duelo capitalino que tras acabar empatado mantiene la lucha por LaLiga apretada, con ambos equipos a un solo punto de distancia

Kylian Mbappe observa al Atlético celebrar el gol de Julián. / "Associated Press/LaPresse Manu Fernandez"
No era para menos, a la vista de las plantillas. Real Madrid y Atlético de Madrid habían alineado una constelación de estrellas para un partido de Liga en el Santiago Bernabéu que, a priori, significaba mucho más que tres puntos. Pero en juego estaba el liderato, y eso pesa mucho, por más que el campo esté cargado de millones. Cuando el peso de los choques es tan alto, el miedo a perder irrumpe por más atacantes de primer nivel que alineen los entrenadores. Eso sí, cuando aparecen, lo hacen de verdad, como hicieron Mbappé y Julián, que en el primer derbi en el que se medían frente a frente, hicieron lo que estaban destinados a hacer cuando fueron fichados: ser protagonistas con sus goles, el primero de ambos en estas lides.
Pinta que no serán los últimos. Ambos desastacaron un choque que parecía, en su inicio, de esos en los que ambos tienen más miedo por lo que sume el rival que ansías por ganar. Asumió el mando el Madrid de inicio, más por inacción del Atlético, al que no le importó cederle la iniciativa sabedor de que los blancos sufren, y mucho, cuando tienen que mandar. Así marchaba, dando la impresión de que tanto a Ancelotti ni a Simeone les disgustaba eso de firmar tablas y no hacerse daño, cuando sucedió lo que todo el mundo esperaba a la media hora de juego.
En el derbi más polémico de los últimos años, el de los árbitros, el de los comunicados y las respuestas en redes sociales, pues no quedaba otra. Polémica al canto. A raiz en esta ocasión de un pisotón de Tchouameni a Lino dentro del área, tan evidente en el acto como lo fue que el balón ya había pasado de lejos cuando sucedió. Penalti de los del nuevo testamento del fútbol, en el que se arbitra más mirando a la pantalla que a lo que sucede en el verde en directo, tal y como hizo Soto Grado tras ser llamado por el VAR.
Y hacia allí que fue Julián. Había fallado un par de controles y no parecía muy preciso el argentino, a decir verdad como el resto de los que le acompañaban, tanto en un bando como en otro. Pero en el momento de la verdad, no tembló, más bien todo lo contrario. Ante la infinitud de Courtois, calma y clase. A lo panenka en el Bernabéu, el balón cayó en las redes tan mansamente que dio tiempo a que los jugadores rojiblancos lo celebraran antes de que ni siquiera hubiera entrado.

Julián Álvarez marca ante el Real Madrid. / Manu Fernandez
Mbappé responde a Julián
El gol validó por completo el plan de Simeone. Refugiado en su campo, ya dijo el Cholo eso de que iba a plantar "autobús, el Atlético apenas sufría. Sin espacios, tanto Mbappé como Vinicius estaban fuera del foco y solo Rodrygo, inspiradísimo en este tramo de temporada, buscaba y encontraba, en contadas ocasiones, alguna vía de agua. Pero pocas. Ni un remate a puerta del Madrid en la primera parte, algo que cambió radicalmente a la vuelta.
Ahí pidió turno Mbappé, sabedor de que la gran estrella del rival había irrumpido en su casa. No fue su gol más bonito, pero sí su primero en un derbi, en el estreno además, ya que el de la ida se lo perdió por lesión. Ejerciendo de nueve, como le pidió hace unos días Cristiano Ronaldo, cazó un rechace deltro del área y remachó a Oblak, dando paso al trance momentáneo del Madrid, como tantas veces crecido tras ir a remolque en su estadio.

Mbappé celebra su gol frente al Atlético. / "Associated Press/LaPresse Manu Fernandez"
Oblak echa el cerrojo
Zafarrancho del combate y toque de corneta, todo en uno tras el empate. Se inició con Bellingham remachando de cabeza al larguero antes de la aparición en escena de un viejo conocido de estos partidos. Jan Oblak, como tantas veces, achicando aguas ante un Madrid que se olvidó de la pasividad para dar buscar el golpetazo a LaLiga.
Esa que se mantiene en un puño, o mejor dicho en una distancia de solo un punto, gracias al meta esloveno, que se hizo enorme bajo palos para sostener a los suyos. Una tras otro, todos los atacantes del Madrid fueron chocando con sus manos, sus puños, sus piernas o cualquier parte del cuerpo que valiera para despejar un balón y evitar otro gol que hubiera dejado tiritando las aspiraciones ligueras del Atlético. Pero no ocurrió.
Como en la primera vuelta, el derbi acabo en tablas, y ambos limitaron daños. Un duelo que lleva años, desde que llegó Simeone, en las mismas, cerrado y casi siempre decidido por detalles. Igualadísimo hasta reventar, como LaLiga, en la que el Barça podría sumarse a la fiesta de ganar este domingo en Sevilla, haciendo que sea cosa de tres. Pero que, eso sí, tiene nuevas estrellas, una por bando, ambos campeones del mundo. Y pinta que, a juzgar por la edad de ambos, para unos cuantos años.
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