RUGBY

Crónica reposada del Seis Naciones (1ª jornada): Aperturas, en peligro de extinción

Mala jornada inaugural para los directores de orquesta, que no lucieron y están en el foco del debate en varias selecciones

El inglés Fin Smith carga con la pelota en el partido del Seis Naciones entre Inglaterra e Irlanda

El inglés Fin Smith carga con la pelota en el partido del Seis Naciones entre Inglaterra e Irlanda / Ap/Peter Morrison

Fermín de la Calle

Fermín de la Calle

La primera jornada del Seis Naciones dejó algunas conclusiones inquietantes como la irrelevancia de los aperturas en los partidos de este arranque. Llamados a liderar el juego de sus selecciones, la realidad es que no fue una buena jornada para los números 10 de los seis equipos, que se vieron opacados por las defensas rivales o por la jerarquía de sus medio melés.

Gales, descabezado

Empezando por Gales, donde fue muy sintomático que Warren Gatland apostase por un centro reconvertido (Ben Thomas) porque no quiso apostar de inicio por el único 10 natural de su convocatoria, el joven Dan Edwards. El primero no tuvo relevancia en el juego de los suyos y cometió errores significativos con sus patadas. Se le vio incómodo en la posición, hasta que la lesión de un compañero provocó la salida de Edwards, quien se colocó a la espalda de Tomos Williams, quien llevó la batuta del juego galés. La sensación de orfandad en esa posición de los dragones es llamativa, teniendo en cuenta la nómina histórica de grandes aperturas que han tenido los del puerro desde tiempos de Barry John en adelante.

Si en Gales no brilló, en Francia Romain Ntamack tampoco estuvo especialmente acertado. El de Toulouse operó a la sombra de Antoine Dupont, quien concentró todo el protagonismo ofensivo de los bleus. Su monumental patada a la espalda de la línea galesa para que Attissogbé posara el primer ensayo rompió el partido. Ntamack no ha alcanzado su pico de forma tras su lesión de rodilla y quizás eso explica la destemplada carga que le costó la roja por ir arriba y meter el hombro sin intención de placar. Una maniobra que le costará varios partidos de sanción y que abre el debate de su sucesión en el XV del gallo. Galthie dispone de varias opciones, empezando por su sustituto natural, Jalibert, con el que el seleccionador sufrió un desencuentro no hace mucho. También podría apostar por colocar a Thomas Ramos, pero el zaguero tiene más influencia en el juego atrás y parece que no lo moverá de sitio. Incluso podría colocar a un medio melé por delante y retrasar a Dupont a la posición de 10, algo que no le es ajeno. Sea como fuere, la posición de 10 vuelve a dar que hablar en Marcoussis.

Prendergast desperdició su oportunidad

Si en Francia se ha abierto el debate, en Irlanda hace tiempo que es el tema estrella de las conversaciones. Ante Inglaterra Simon Easterby se lió la manta a la cabeza y apostó por el joven talento de Sam Prendergast, quien no cumplió las expectativas ante la feroz defensa inglesa. El de Leinster no tuvo la influencia esperada en el juego ni con sus patadas cruzadas ni apareciendo en los espacios o creándolos. Hasta el punto que fue sustituido por Jack Crowley, quien llevó la pelota a las orillas con más determinación. Y allí apareció James Love, verdadero protagonista del choque con dos chispazos que arruinaron el trabajo inglés. Bloqueado el mediocampo, donde Slade y Lawrence ganaron la partida a Aki y Ringrose, los ensayos llegaron por fuera.

En Inglaterra Bortwick volvió a apostar por ese estilo corrosivo entregando la bola al rival y marchándose a campo contrario a vampirizar el juego del contrario. En la búsqueda de los errores irlandeses trató de sembrar el caos liderado una vez más por Marcus Smith. El apertura inglés es un verso libre con recursos más propios de un zaguero o un ala, pero nadie pesca mejor que él en río revuelto. Marcus es el mejor contragolpeador del panorama, el rey del caos. Y para jugar sin balón y rentabilizar los partidos de tenis con cruce de patadas, el anglofilipino da mucho a los de la Rosa. Otra cosa es Fin Smith. El de los Saints tiene un rugby más académico en las manos. Es un apertura clásico de Rugby Unión, a diferencia de Marcus, más jugador de Rugby League o de Rugby 7. El asunto es que media Inglaterra clama porque Borthwick alinee a los dos juntos, con Marcus al fondo del pasillo, pero parece claro que en la posición de zaguero es intocable el gigante Freddie Stewart. Por lo que Fin tendrá que esperar y seguir haciendo méritos. Dicho esto, tampoco fue el partido más brillante el de Marcus el sábado en Dublín.

En Edimburgo se citaban dos aperturas antagónicos, el inimitable Finn Russell y el contenido Paolo Garbisi. Escocia voló en la primera parte mientras el de Bath frotó la lámpara. Fabricó espacios, rompió la línea de ventaja y jugó dentro de la defensa italiana con naturalidad. Pero el paso de los minutos fue imponiendo la tenacidad de la delantera italiana, que a base de arañar golpes permitió a otra apertura, esta vez reconvertido a zaguero, Tomasso Allan, llevar el marcador hasta un (19-19). Un empate que llegó en una jugada desafortunada de Russell, capaz de lo mejor y lo peor, quien regaló un pase a Brex siendo el último hombre, lo que terminó con el centro italiano posando entre palos. Garbisi, más gris, se limitó a abastecer a su mediocampo, donde opera la mejor pareja de centros del torneo (Brex y Menoncello). Mientras Italia se encomendaba a ellos para generar desequilibrio, Escocia terminó llevando la pelota al carril abierto, donde Darcy Graham estuvo muy inspirado y terminó derribando la resistencia azzurri con dos latigazos que hicieron añicos la cortina defensiva visitante.

Así se cerró una primera jornada más emocionante que brillante en el que los aperturas confirmaron que es una posición que ha perdido brillo en este rugby moderno. Hay quien sugiere incluso que los 10 están en peligro de extinción. No extraña ya ver en los banquillos ya un par de tres cuartos mientras se amontonan delanteros con el modelo de la ‘Bomb Squad’ sudafricana. Están de moda los ‘utility backs’ que pueden jugar en cualquier puesto de la línea sin desentonar gracias a su versatilidad, pero que en muchas ocasiones no ofrecen nada desequilibrante. Decía el medio melé francés Pierre Danos que “los jugadores de rugby se dividen entre los que tocan el piano y los que lo empujan”. En este inicio del Seis Naciones nadie se sentó a tocarlo...

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