SUPERCOPA | REAL MADRID 3 - 0 MALLORCA

Vinicius y Maffeo se enfrentan en un 'royal rumble' para disfrute de Arabia Saudí

El jugador del Mallorca plantó cara al del Real Madrid hasta que el gol, en el que colaboró el extremo, decantó la semifinal

CRÓNICA: Bellingham provoca el esperado 'clásico de Dani Olmo' en la final de Supercopa

Vinicius Jr., jugador del Real Madrid, disputa un balón con Pablo Maffeo, del Mallorca, durante la semifinal de la Supercopa.

Vinicius Jr., jugador del Real Madrid, disputa un balón con Pablo Maffeo, del Mallorca, durante la semifinal de la Supercopa. / ALBERTO ESTEVEZ / EFE

Denís Iglesias

Denís Iglesias

Hace unos días, Arabia Saudí anunciaba que acogerá el Royal Rumble, el evento icónico de la World Wrestling Entertainment (WWE), la compañía más importante de lucha libre. TKO, promotora de este evento y de la Ultimate Fighting Championship en la que triunfa el español Ilia Topuria, también prepara una liga de boxeo en el país de Oriente Próximo que ha convertido a todo el deporte de Occidente en su mejor entretenimiento. Aunque les valdría convocar cada año un Real Madrid - Mallorca que se podría jugar en un simple 1 vs. 1 entre Vinicius y Maffeo, dos enemigos íntimos, aunque el primer estuvo apoyado por sus compañeros. A nadie le sorprendió el combate que vivieron en la semifinal y del que salió ganador el brasileño. Una victoria que solo anticipa una revancha tras el 3-0 decidido por Bellingham, el oportunista Brahim y Rodrygo como guinda.

Maffeo, el gran enemigo del Real Madrid

La Supercopa de España es, desde hace años, un torneo distinto. Nada tiene que ver con el torneo de verano que reemplazaba, por su carácter oficial, a trofeos de mayor postín para esa época. En Arabia Saudí es una reválida de sentimientos, pero, ojo, solo para el Real Madrid y el FC Barcelona, por los que el país ha pagado. Por eso cada partido que no es el clásico es como un duelo de gladiadores donde el pueblo aclama al representante local, esta vez el grande, y vilipendia al visitante, es decir, el que no conoce. Si encima hay un jugador que intenta romper el discurso, como Maffeo, acaba sacudido por una banda sonora de pitos.

El Real Madrid y el Mallorca cumplieron a la perfección con el programa. Los favoritos del público pusieron el vértigo para asediar a un rival que se defendía con una maza, casi debajo del larguero, mientras confiaba en sus cíclopes arriba. Larin y Muriqi, dos jugadores que solo podrían jugar juntos con Arrasate. Porque son demasiado parecidos como para acoplarse, pero cuando la confianza es la herramienta fundamental sirve para mantener el pulso ante un rival montado por la izquierda. Siempre por la izquierda, como si fuera el carril rápido para el negocio. Con Bellingham, Mbappé, Rodrygo y, sobre todo, Vinicius, que tenía una clara némesis: Maffeo, uno de sus enemigos naturales. Y encima argentino, aunque sea por ascendencia.

De Burgos Bengoetxea tuvo que hablar con los dos al descanso, para evitar que su película se convirtiese en principal. Sin embargo, Vinicius estaba empeñado en ser Narciso, atleta romano -porque el King Abdullah Sports City era un anfiteatro en toda regla- y Maffeo se veía a sí mismo tal que el emperador Cómodo. Este último había utilizado a Narciso para entrenarse y así poder prepararse como gladiador en el Coliseo. El defensa del Mallorca también es un experto en las artes dramáticas, como demostró yéndose al suelo cuando el brasileño le puso un hombro encima. Le buscaron hasta el final, con Bellingham y Asencio intentando pasarle deudas después del 3-0, como ocurrió tras sus lágrimas por perder la final de la Copa del Rey.

Benzema celebra y trifulca final con Asencio

Empezó una discusión en cada jugada. Penalti reclamado por aquí, robo por allá, regate en ciernes por allá. El objetivo de Maffeo era claro, echar del partido a Vinicius. Mejor con una amonestación para después otra expulsión. Pero ningún combate de la WWE dura 90 minutos. Después de las naumaquias y las tragicomedias, Vinicius se impuso en el primer gol del Real Madrid a todas las marcas para dibujar un centro que anticipó el remate victorioso de Bellingham. Al 'Enterrador' Arrasate, que esperaba su momento para una aparición estelar, se le rompía el espectáculo al ver al inglés llevarse el maletín.

El tanto deshizo al Mallorca, obligado a asumir un papel que no le correspondía. Con la iniciativa a su favor sufrió y Maffeo fue uno de los primeros en manifestarlo. Para colmo, el público saudí gritaba enardecido en cada ataque del Real Madrid pidiendo sangre. Esto potenciaba el aura de Narciso, es decir Vinicius, que entendió todo el apoyo de la grada. Salvo algún aficionado del Mallorca que se coló en el viaje de una expedición extranjera en un país que es del Real Madrid o del Barça. Y si hay que elegir, del que gane más. O el que aguante lo indecible, como Bellingham, a pesar de sus molestias articulares que no le impidieron estar en la trifulca final, como Asencio, que también en los duelos gestuales ha adoptado el rol de jugador de la primera plantilla. Aunque le persigan los fantasmas del pasado.

En el palco, Karim Benzema como Vince McMahon, el patrón de la Saudi Pro League junto a Cristiano Ronaldo. Pero sobre todas las cosas, ambos son profundos madridistas. Esa energía blanca reforzó al vigente campeón de Supercopa de España, que no ha reeditado triunfo desde que se instauró un formato con más alicientes, pero que premia a los que ganaron sus torneos. Porque esa era precisamente la filosofía de un torneo que ganó el Mallorca en 1998 al FC Barcelona, al que ahora confía su venganza en un torneo donde cada ataque de un equipo 'desconocido' causa pavor. Pero en la Supercopa, Vinicius fue Steve Austin, el único capaz de ganar tres Royal Rumble. Y ahora viene la Super Bowl de Yeda.