Vinicius reincide en Valencia y termina expulsado al grito de "Balón de Playa": ¿jugará la Supercopa?

En su fecha original, el Valencia - Real Madrid iba a ser un duelo con un claro protagonista. O más bien, el habitual en estos últimos enfrentamientos. Vinicius llegaba al partido con el dolor que le causó la pérdida del Balón de Oro. Una espina que todavía no se ha sacado el brasileño, lo que alimenta las burlas de sus detractores. Y en Mestalla no hay pocos, después de los episodios vividos en el pasado que terminaron con la judicialización de insultos racistas. De nada valió la solidaridad por la DANA. Para un nutrido grupo de hinchas Vinicius era el "Balón de Playa" y con ese cántico le despidió tras ser expulsado por reincidir con una acción del todo innecesaria contra Dimitrievski. Por suerte para su conciencia, el Real Madrid terminó remontado sin él en el campo.

Pitos en cada balón que tocaba

Se esperaba un gran acto de confraternización en el partido que servía de estreno a Carlos Corberán. Era lo esperado por los gestos que tuvo el Real Madrid con los afectados por un desastre natural que sumó este viernes la víctima 224. Y así fue. Lucas Vázquez, capitán blanco, recibió un cuadro con la foto del homenaje que se llevó a cabo en el partido de Champions contra el Milan, cuando se exhibió una enorme senyera valenciana. El club que preside Florentino Pérez también encabezó una campaña con la Cruz Roja para donar un millón de euros.

Pero en cuanto comenzó el partido, Mestalla volvió a sus viejas filias y fobias. A pesar de la extrema crisis institucional que vive un equipo histórico en descenso, el campo volvió a presentar un aspecto de las grandes citas. Lo mismo en la previa, donde ya asomaron carteles con montajes de Vinicius y un balón de playa, un sobrenombre que le perseguirá hasta que gane el galardón al que busca quitarle importancia. Cuanto más lo intenta, más le da. Con el precedente del partido contra el Rayo, los aficionados del Valencia han de saber que los cánticos de "Balón de playa" serán investigados de oficio por LaLiga.

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Vivir en el continuo conflicto provoca que Vinicius se conecte y se desconecte en cada partido con una facilidad que sólo él tiene. La temporada pasada, cuando regresó después de los incidentes racistas del final de la temporada 2022/2023, se fue con un doblete y una celebración icónica con el puño en alto. Estrenó peinado en el encuentro aplazado. Da igual la estética que tenga, siempre tendrá detrás una banda sonora de pitos. En una pésima primera parte, fue el más activo. Para lo bueno y lo malo. Resquebrajó las líneas blandas de un Valencia que sufre por todo y estableció una relación de continuas protestas con Soto Grado. El colegiado del comité riojano, como tantos otros, no sancionó los desaires.

Quejas reiteradas contra Soto Grado

Las quejas sostenidas del brasileño forman parte de su comportamiento, que parece haberse asimilado, a pesar de que la norma actual es bien clara: solo puede hablar con el colegiado el capitán. El encuentro se calentó con la reclamación emitida por Vinicius tras ser derribado en el área por Tárrega, quien mantuvo un combate a la desesperada con el ataque de quilates del Real Madrid. En esta jugada le delató su brazo izquierdo, pero las caídas en el fútbol actual son tan estrambóticas que la valoración tiene que hacerse solo sobre los gestos.

En la rueda de prensa previa a este partido, la prensa advirtió a Ancelotti de que sus equipos tenían la mala costumbre de venir desconectados de Navidad. El italiano, con su habitual sorna, recogió el guante y agradeció el recordatorio. La hemeroteca no debió funcionar, salvo para Vinicius, quien se perdió el último partido del 2024 por sanción que cumplió ante el Sevilla. Salió con un nivel de energía que sus compañeros no se aproximaron a igualar. Las dos claras ocasiones de las que dispuso el Valencia en la primera parte dieron buena fe de ello.

En ese deslizar de individualidades descoordinadas, y con un gol en contra que también implicó a Vinicius, pero por su desatención defensiva ante las acometidas de Foulquier. En desventaja, el brasileño asumió la creación del desorden para alterar a un Valencia con todas las flaquezas de una temporada desvencijada.

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Con todo, a veces el mundo se da la vuelta y regala un hilo de esperanza a los pobres, como sucedió en el penalti discutido cometido sobre Mbappé. Porque más debatida fue la ejecución de Bellingham, con parada de autobús incorporada y salida adelantada de Dimitrievski. Vinicius, por escenario y situación, debería haber asumido el lanzamiento. Pero los penaltis en el Real Madrid están llenos de un surrealismo solidario que los convierte en una lotería antes de su lanzamiento.

Y cuando el partido al fin de fútbol apareció el peor Vinicius. Ese jugador que no sabe comportarse y condena a su equipo. Cayó en una provocación del portero del Valencia, a la que respondió con un manotazo. Amarilla en primera instancia y expulsión VAR mediante. Para completar el sainete, Rüdiger tuvo que intervenir para llevárselo a los vestuarios mientras protagonizó una escena en la que parecía irse detenido.

Una roja a la insistencia por su mal carácter, el que saca la peor versión de un jugador tan desequilibrante como desequilibrado en momentos de tensión. Se puede perder la Supercopa de España, porque una expulsión considerada falta grave le costaría cuatro partidos. El daño pudo ser peor, de no ser porque Modric y Bellingham salvaron un partido que parecía fácil y acabó convertido en la película de vaqueros que siempre es un Valencia - Real Madrid.