TENIS

¿Por qué 'nadie' quiere a Novak Djokovic a pesar de ser el mejor tenista de la historia?

El serbio no ha logrado despegarse de la etiqueta pública de villano en la comparativa con Federer y Nadal aun siendo la estrella más valorada por los estratos bajos del ránking y de ser el primero en honrar a los que han sido sus grandes rivales

Novak Djokovic hace el gesto del corazón durante el partido de homenaje a Del Potro.

Novak Djokovic hace el gesto del corazón durante el partido de homenaje a Del Potro. / EFE/ Matias Martin Campaya

Daniel Gómez Alonso

Daniel Gómez Alonso

Madrid

"Fuiste el mejor compañero, dentro y fuera de la cancha, para hacer realidad una despedida que ni en mis mejores sueños hubiera imaginado. No solo sos el más grande de la historia en el tenis, sino también en la vida". Descontextualizadas, si la mayoría generalizada de los aficionados del tenis leyera estas palabras que escribió Juan Martín del Potro días después de su retirada, quizás el subconsciente le llevaría a pensar que hablaba de Roger Federer, al que siempre ha acompañado la etiqueta de gentleman impoluto. O de un Rafa Nadal considerado por todos como un ejemplo de perseverancia, tesón y saber estar.

Pero no. El argentino no hablaba de ellos y sí lo hacía de Novak Djokovic, considerado en la película mediática como el malo de la película que han protagonizado los miembros del 'Big Three'. A veces por sus actos, pero también otras porque mucha gente no ha querido, o no ha podido, mirar más allá de ellos. Porque, de hacerlo, también conocerían su otra cara, esa que dentro del circuito le hace, paradójicamente, ser considerado por muchos de sus compañeros como el más comprometido con ellos, sea cuál sea su lugar en el ránking.

Djokovic ha sido siempre el villano, allá cada cual para juzgar si de una historia bien o mal contada. Pero el caso es que en el caladero de la opinión pública, y en los aficionados, el ganador de 24 Grand Slams no ha terminado de asentarse como un ídolo sin fisuras. Más bien lo contrario, puesto en el imaginario colectivo pesa todavía la imagen de ese tipo que destroza raquetas, que grita y que a veces toma decisiones incomprensibles, como la de no vacunarse contra el covid.

Nunca ha ganado el premio al jugador más querido

Existe un premio, de hecho, que la ATP entrega cada final de año y que reconoce, previa votación de los aficionados, al tenista más querido de la temporada. Y, no es casualidad, Djokovic nunca se lo ha llevado. Si no era Federer, el gran dominador de esta distinción, irrumpía Nadal. Incluso Sinner, recién llegado al circuito, se lo ha llevado antes que un Nole que nunca se ha sentido especialmente querido fuera de sus fronteras, donde es la mayor institución posible.

Murray, Djokovic, Federer y Nadal, en su reunión para los actos de despedida del suizo.

Murray, Djokovic, Federer y Nadal, en su reunión para los actos de despedida del suizo. / REUTERS

"En los factores que configuran el posicionamiento de un deportista, en este caso, podemos analizar varios. Uno muy importante es la propuesta de posicionamiento del deportista; es decir, ¿qué imagen deseo transmitir? ¿Y a qué públicos objetivo? No todos hacen esta reflexión (o son asesorados) en los comienzos de sus trayectorias profesionales, con lo que su imagen no está 'estructurada–planificada' desde sus inicios, lo que puede impactar en el posicionamiento posterior del deportista", analiza el experto en marketing deportivo Carlos Cantó como uno de los aspectos que ha podido llevar a Djokovic hasta este punto, además de los "episodios concretos" ya mencionados.

Él, sin embargo, orgulloso de sus raíces como buen balcánico, lo achaca a motivos más allá de sus actos de rockstar, y que tienen más que ver con quién domina el relato de su mundillo, y con que interesaba en su momento presentarlo como el malo en una película que ya contaba con dos buenos. "Hay una cosa que es un hecho: si no fuera de Serbia, habría sido glorificado desde el punto de vista deportivo hace ya muchos años, especialmente en Occidente", aseguró hace un año, tras conquistar el US Open que suponía el 24º Grand Slam de su carrera.

Culpas al relato de "Occidente"

"Forma parte de mi viaje, estoy agradecido y orgulloso de ser de Serbia porque justamente por eso todos estos logros son más dulces y todavía más satisfactorios", recalcaba un tenista que conforme se han ido retirando sus grandes rivales y han emergido nuevos, más jóvenes como Carlos Alcaraz, ha virado en otra cara más amable, de cara al público. Con ellos, con las nuevas generaciones, Djokovic se permite ser más amigo, por decirlo de alguna manera.

Hace no tanto, se le pudo ver abrazándose efusivamente con el murciano, con el que mantiene una más que cordial relación más allá de los duelos que ya han protagonizado, lejos de la tirantez con la que se desenvolvía con Nadal, sin ir más lejos. De hecho no es extraño ver a ambos riéndose y compartiendo vivencias, poniéndole incluso el cariñoso apodo de "titancito". Quizás, como el mismo ha dicho en repetidas ocasiones, con la marcha de Federer y Nadal "también se va una parte de mí mismo".

O quizás Nole, que ya roza los 40 y el verano pasado colmó el último de sus deseos con la conquista del oro olímpico, se está desligando poco a poco de esa imagen de cacique, de tener que demostrar en todo momento que sí o sí es el mejor, o se está dedicando a disfrutar de lo que le queda.

"La planificación del 'legado'; es decir, la etapa posterior a la deportiva, también es muy importante y se trabaja planificando el mismo y comunicando acciones concretas cuando aún se está en activo", valora sobre ese aspecto Cantó, que incide también "la configuración a lo largo de la vida deportiva de los atributos del deportista, y cómo van cambiando" y pone el ejemplo de "Agassi, y las diferentes etapas durante su trayectoria profesional y una vez acabada la misma".

También recalca la “competencia” y "quién te rodea en tu momento", al no ser igual estar mediáticamente estar "frente a Federer y Nadal que jugar en los tiempos de McEnroe o de Borg, por poner dos ejemplos de otras épocas". Algo en lo que coincide precisamente uno de ellos.

“Tanto Rafa como Roger son respetados y amados en todo el mundo. Pero a Novak se le ha tratado de forma injusta. Es el villano, el chico malo. Supongo que necesitarás un chico bueno y un chico malo de todas formas. Y puede ayudar al deporte cuando hay rivalidades como estas. Creo que es injusto, porque Djokovic es fantástico para el tenis, dentro y fuera de la pista", le defendió recientemente McEnroe, en su época otro de los bad boys del circuito.

Un sindicato para los jugadores de ránking bajo

Mientras tanto, casual o causal, Nole sigue a lo suyo. Estuvo acompañando en Argentina a Del Potro, a quien dedicó un emocionante discurso de despedida integramente en español, y también tenía previsto despedir en persona a Nadal en Málaga si España no hubiera perdido en primera ronda. Si lo hizo en un extenso video en el que recalcó la "pasión, tenacidad, espíritu de lucha y energía que inspiró a millones de niños de todo el mundo a coger una raqueta de tenis". Y hace dos años no quiso perderse tampoco el adiós de Federer.

Gold medallist Novak Djokovic of Serbia poses on the podium during the Tennis Men's Singles medal ceremony after the Men's Singles Gold medal match on Court Philippe-Chatrier at Roland-Garros Stadium during the Paris 2024 Olympics Games on August 04, 2024 in Paris, France. AFP7 04/08/2024 ONLY FOR USE IN SPAIN / Oscar J Barroso / AFP7 / Europa Press;2024;SPAIN;SPORT;ZSPORT;OLYMPICS;ZOLYMPICS;PARIS 2024;Tennis - Paris 24 Olympics Games: Day 9

Novak Djokovic, con la medalla de oro en los Juegos de París. / AFP7 vía Europa Press

Y lo que es más importante, y también desconocido por la mayoría. Sigue con su cruzada por mejorar los ingresos y la vida de los jugadores sea cuál sea su estatus, y por permitir que cada vez tenistas puedan vivir de su profesión. Eso le llevó hace un par de años a fundar un sindicato, la PTPA (Professional Tennis Players Association), al margen de la ATP y cuyo objetivo es mejorar las condiciones de los tenistas que están en las profundidades del ránking.

"Yo estaba en su posición, entiendo los problemas que tienen. Entiendo las dificultades que entraña el hecho de pagar los costes de un viaje si no tienes el apoyo de una federación fuerte. Más del 90% de los jugadores de todo el mundo no tienen ese apoyo y no tienen el presupuesto para pagar entrenadores y fisios. Yo vengo de Serbia y no tenía nada de eso", aseguraba hace un año el campeón de 24 Grand Slam. "Y ahora tengo influencia y poder y quiero luchar por mejores condiciones".

Hay, o ha habido durante mucho tiempo, dos Djokovic, claramente diferenciados aunque uno haya trascendido más que el otro. El competidor voraz en la pista, ese que muchas veces ha dado la sensación de poner el qué por delante del cómo, y el de fuera de ella, más desconocido y querido hasta el extremo por sus compañeros por su implicación en sus causas. Y como en casi todo en la vida, cada cuál puede elegir cual prefiere.