SUPERCOPA DE EUROPA | REAL MADRID 2 - 0 ATALANTA
El Real Madrid regala a Mbappé el debut soñado en la Supercopa tras superar el caos táctico
El francés logro su primer título como madridista, al que contribuyó con un tanto en un partido que los de Ancelotti tardaron en resolver
Ancelotti armoniza el juego y el ego de los 'Tres Mosqueteros' del Real Madrid

Real Madrid - Atalanta, en imágenes. / EFE

Hasta en la mayor constelación se necesita una persona que lleve el astrolabio. El encargado de determinar la posición y altura de las estrellas sobre el cielo. Y el Real Madrid tiene que buscar al sustituto de Kroos para ordenar un firmamento cuyo peor enemigo es él mismo. Bellingham oposita para ello.Tardó una hora el conjunto blanco en encontrar una vía de agua para adjudicarse la Supercopa ante un Atalanta que ejerció de 'sparring' en el primero de los siete títulos que disputará el conjunto blanco esta temporada. Al final, Vinicius encontró la vía que siguió Valverde. Finalmente, se produjo lo que todos estaban esperando: el gol de Mbappé en su estreno.
Porque todo estaba concebido alrededor del nuevo Napoleón del Real Madrid. El que debe demostrar una ambición que lleve a los de Ancelotti a ganarlo todo. Para ello, el vigente campeón de Europa y de Liga seguirá necesitando fútbol, algo que no se compra. Se trabaja y se cuida. En esa dirección, la de la última media hora, por la que el Real Madrid salió campeón de la Supercopa, debe circular el mejor casting de jugadores que puede haber.
Un galimatías táctico y morriña por Kroos
Sin pretemporada eficaz, el conjunto blanco fue un galimatías indescifrable desde el primer minuto. La base de la jugada resultó un agujero negro por el que pasaron prácticamente todos los futbolistas. Como un turno rotatorio, por allí circularon Vinicius, Militao, Rüdiger Valverde o Tchouaméni. El francés, que debería asumir la conciencia del juego del Real Madrid cometió errores de todos los colores. Es más, Courtois, quien también se hizo pasar por mediocentro, fue más efectivo -dentro de la inocuidad- que ellos por la mera potencia de su saque. El Atalanta llegó a la Supercopa como un polvorín, pero se fue apaciguando al ver a un contrincante estéril.

Kylian Mbappé, jugador del Real Madrid, supera a un rival. / Darko Vojinovic / AP
Fueron tantos los desajustes técnicos que darían para una memoria científica de lo que no debe hacer el Real Madrid esta temporada. Rodrygo se pisó con Vinicius en un intercambio fallido de bandas, Bellingham estuvo desaparecido hasta que en la segunda parte asumiño galones para ser el MVP. Podría hablarse de un 4-3-3 que transformaba en 4-4-2 en defensa, pero es darle forma a un desaguisado profundo.
¿Y Mbappé? Aplaudido por un regate y poco más. Porque había inmensas ganas de ver en acción a la nueva estrella de una constelación que empezó carente de brillo. Por lo menos él tiene el sitio asegurado, a diferencia de un Rodrygo que, pese a embocar un rechace al borde del descanso que impactó en la madera, estaba perdiendo la primera de las reválidas para ser titular. Pero el palo que provocó angustia fue el que salió de una mala volea ejecutada por De Roon y terminó en un desvío de Militao. Las tres cuartas del Nacional de Varsovia que apoyaban al Real Madrid suspiraron largo y tendido.
El gol de Mbappé que todos esperaban
El segundo acto arrancó con cambios tácticos. Mbappé se puso en la izquierda, Vinicius al centro y Rodrygo a la derecha. Sin embargo, la revolución pasaba por el banquillo. Ancelotti puso a calentar hasta cinco jugadores mientras veía cómo Rüdiger subía hasta el área rival. Por lo menos había una situación de normalidad: Courtois era el de siempre, como demostró en una mano milagrosa -menos para él- a Pasalic.
Se veía claramente que en cualquier arrancada los jugadores del Real Madrid arrastraban a medio Atalanta. Por físico no había rival. Lo evidenció el gol de Valverde a la hora de juego. El tanto que rompió el partido. Vinicius se fue de su marca y dio un pase inapelable para Valverde, que solo tuvo que remachar el avance. Respiraba Ancelotti, que había sobrevivido con su esquema inicial.
Ya solo faltaba la acción por la que todos habían venido. El gol de Mbappé llegó en la mejor jugada del Real Madrid. Una secuencia de presión eficiente, con Bellingham, fichaje estrella del curso pasado, enseñándole el camino al nuevo emperador, quien con la diestra la clavó en el lado derecho. Final feliz con un prólogo accidentado que enseñó las asignaturas pendientes de un equipo que gana por asignación, pero que necesita mejorar.
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