FÚTBOL

Historia de un desencuentro: Joao Félix, un 'business' de Mendes y Gil Marín que Simeone nunca avaló

El portugués se marcha cedido al Chelsea hasta final de temporada después de cuatro temporadas irregulares

Su llegada fue una apuesta del dueño del club, mientras el Cholo lamentaba la marcha de Griezmann al Barça

Simeone y Joao Félix, tras una de las muchas sustituciones del portugués.

Simeone y Joao Félix, tras una de las muchas sustituciones del portugués. / Jesús Diges / Efe

Fermín de la Calle

Fermín de la Calle

Cuatro veces viajó Miguel Ángel Gil Marín a Lisboa en 2019 para entrevistarse con Joao Félix y convencerle para fichar por el Atlético. Una contratación que se convirtió en algo personal para el consejero delegado del club, que el día de la presentación del luso estaba exultante. Junto a él, Enrique Cerezo, presidente rojiblanco, y Andrea Berta, el director deportivo colchonero. Hasta Paulo Futre participó en el acto, pero ni rastro de Diego Pablo Simeone. Nada nuevo, por otra parte, porque el técnico no se deja ver en la presentación de los futbolistas. Prefiere evitar los focos. Y en este caso, más si cabe.

Lo cierto es que el nombre de Joao Félix, cedido ahora al Chelsea hasta final de temporada a falta del anuncio oficial, nunca salió de la boca del Cholo. El técnico argentino, en el verano de 2019, lamentaba la pérdida de Antoine Griezmann, al que consideraba un futbolista franquicia para el Atlético. Pero Gil Marín apostó todo al portugués y el 3 de julio, nueve días antes de que se anunciase el traspaso de Griezmann al Barcelona por 120 millones, se oficializaba la llegada de Joao Félix al Atlético por 126 kilos. Gil Marín cambiaba cromos ante el escepticismo de un Simeone que no terminaba de ver la madera de líder de El Principito en el portugués, otro business de Jorge Mendes.

No obstante, aquel verano de 2019 las piezas del puzle parecieron encajar. Joao Félix arrancó su etapa como rojiblanco de forma arrolladora en la pretemporada en Estados Unidos. Fue en un derbi ante el Real Madrid que terminó 3-7 para los colchoneros en el que el luso marcó un gol y repartió dos asistencias. Los atléticos se frotaban los ojos y Gil Marín sacaba pecho. Los dos siguientes partidos, ante MLS All Star y la Juventus, terminaron en exhibición del joven. Un gol y una asistencia ante el combinado yankee y dos tantos a la 'Vecchia Signora' de Cristiano Ronaldo con dos voleas deliciosas. Joao Félix parecía un acierto.

Buena cara y elogios

Pero la realidad fue poniendo las cosas en su sitio y dando la razón a un Simeone que ponía buena cara y dedicaba elogios al recién llegado: “Joao siempre pone la pelota por delante y no lateraliza el juego. Rompe líneas y eso es muy bueno para el equipo”. Aunque concluía sus reflexiones con un mensaje que se convirtió en letanía: “Estamos trabajando para que el chico se integre a la dinámica del equipo”.

La intermitencia ofensiva del jugador y sus inoportunas lesiones comenzaron a ofrecer una versión más irregular del portugués, al que se le adivinaba cierta saudade. Su primera temporada, en la que naufragó en los partidos grandes y se perdió duelos claves como la ida ante el Liverpool, terminó sembrando unas dudas que desde el club trataron de disipar apelando “al periodo de integración” que necesitaba. Nueve goles y tres asistencias en 36 partidos parecían poco bagaje para los 126 millones que pagó Gil Marín por él.

El tiempo acabaría confirmando algo que el propio Joao Félix quiso dar por superado meses después: “Al principio, el estilo de juego del Atlético no fue fácil para mí, porque en el Benfica jugaba un fútbol distinto”. Ese “fútbol distinto” terminó por convertirse en un arma arrojadiza entre el delantero y el técnico, al que muchos señalaron como causa de la pérdida de protagonismo de Joao Félix. Pero los datos hablan de un futbolista frágil que en estas cuatro temporadas ha sufrido diez lesiones, perdiéndose 35 partidos. Hasta el coronavirus se cebó con él dejándole en el dique seco en dos ocasiones.

Muchas sustituciones

Simeone buscaba en el portugués el fuego de Griezmann, pero no acertaba a encontrarlo. La paciencia del luso se fue agotando al ritmo que era sustituido (en el 80% de sus partidos con el Atlético) y más aún cuando era relegado directamente al banquillo. Son sonados los episodios de su enfado en el partido ante el Brujas en el que tiró el peto tras ver cómo el Cholo descartaba su presencia en el partido. Aquel en el que lanzó una botella de agua al suelo tras ser sustituido. O el gesto que dedicó a Simeone en la celebración de un gol al Villarreal en el estadio de La Cerámica.

Detalles que le fueron alejando del entrenador, para quien hay ciertos códigos infranqueables. Paralelamente, Joao perdía el respaldo de una grada que se iba desenamorando del portugués, al que se le acumulaban los toques de atención del Cholo: “Sólo con talento no te da para jugar en el Atlético”… “Joao no ha cambiado nada. Sus compañeros están entrenando bien y el entrenador entiende que están mejor que él en estos momentos”… “En el Atlético no hay nadie imprescindible”...

131 partidos y 34 goles

El luso cerró la temporada 2020-21 con diez goles y cinco asistencias en 40 partidos, los mismos que en la siguiente, en 35 encuentros. Ahora se va cedido al Chelsea tras jugar 23 partidos en los que ha anotado cinco goles y repartido tres asistencias. Números que explican el distanciamiento de Simeone, al que el tiempo ha dado la razón sobre su escepticismo respecto al fichaje de Joao Félix: 131 partidos de rojiblanco, con 34 goles y repartiendo 16 asistencias. El fichaje de Gil Marín y Mendes, que nunca fue una prioridad ni tan siquiera una alternativa contemplada por el Cholo, se marcha cedido a Londres para ganar tiempo a la espera de encontrar un mirlo blanco que pague en verano 100 millones por él.

Se lamentaba hace unos días Gil Marín mientras ofrecía un significativo diagnóstico de lo ocurrido con Joao Félix: “Es la apuesta más grande que ha hecho el club. Yo creo que tiene el nivel máximo mundial, pero por los motivos que ahora no merece la pena entrar, la relación entre el míster y él no es buena. Ni su motivación. Lo razonable es pensar que sale, aunque me encantaría que siguiera, pero esta no es la idea del jugador”. Son esos “motivos en los que ahora no merece la pena entrar” los que han condenado, sumados a su irregularidad y sus inoportunas lesiones, al portugués en el Atlético.

El factor Mendes

Se marcha Joao Félix, al que el vestuario rojiblanco etiquetó en su día como “un fichaje de Mendes y Gil Marín”, cuando quienes manejan el equipo son Simeone y Andrea Berta, extensión del técnico en los despachos. Hace unos días, preguntado sobre la incertidumbre en la situación de Joao Félix, Simeone introducía perspicazmente la incógnita de Mendes en la ecuación dejando claro el peso del agente en este embrollo: “Es importante resolver estas situaciones cuanto antes para los futbolistas, para los representantes, que son importantísimos, y para los entrenadores. Es importante para el chico saber en qué lugar va a estar, para el entrenador si va a contar con el jugador, y en el caso del representante, para sacar partido de la situación”.

Resuelto el entuerto y conocidos los motivos, ahora resta saber si el próximo fichaje será elección de Simeone, al que muchos dan ya por amortizado en el Atlético, o si será otro business de Gil Marín y Mendes.