I ANIVERSARIO DE LA INVASIÓN RUSA

Los deportistas ucranianos no quieren ser una generación perdida: "Si los rusos compiten, que denuncien la guerra"

Muchos atletas huyeron del país y han continuado sus carreras en la diáspora: "No está claro si algunos de estos jóvenes elegirán representar a Ucrania o a sus nuevos países" 

"Nadie va a respetar a los rusos ni los percibirán como personales normales durante generaciones, porque se están comportando como asesinos y maníacos", denuncia el colectivo

La delegación olímpica de Ucrania, en la ceremonia de inauguración de los JJOO de Tokio.

La delegación olímpica de Ucrania, en la ceremonia de inauguración de los JJOO de Tokio. / AP

Denís Iglesias

Denís Iglesias

Hace un año, la selección de fútbol masculina de Ucrania dirigida por Alexandr Petrakov tenía en el horizonte la repesca para el Mundial de Qatar. La femenina, dirigida por el español Lluís Cortés, acababa de ganar el primer torneo de su historia. Vasyl Lomachenko, campeón mundial pluma y superpluma de la WBO, entre otros títulos, estaba en Grecia preparando un combate contra George Kambosos. Dmytro Pidruchnyi, excampeón mundial de biatlón, enfilaba el final de la temporada.

Hoy, el cuadro nacional ucraniano tiene vacante el banquillo y juega sus partidos en la diáspora a causa de la invasión rusa. Cortés mantiene un cargo que ejerce desde España. Lomachenko canceló aquella pelea para sumarse al frente, como Pidruchnyi y tantos otros deportistas, a pesar de que los atletas de élite están exonerados de la guerra. Son solo algunos ejemplos de la transformación del deporte durante estos últimos doce meses.

VETO A DEPORTISTAS RUSOS

Las principales instalaciones han quedado destrozadas y el exilio forzoso es la única opción que les ha quedado a un conjunto de hombres y mujeres que ejercen de embajadores de una causa nacional mientras luchan por no ser una generación perdida. Lo hacen desconfiando del Comité Olímpico Internacional, que pretende la paulatina reincorporación de los atletas rusos bajo bandera neutral. Algunas selecciones, como la sub-17 rusa, ya han empezado a competir a través de Asia con todos sus símbolos nacionales.

"Los deportistas ucranianos tienen que seguir buscándose la vida mientras muchas federaciones facilitan a los rusos una oportunidad. Me parece perfecto, siempre y cuando se les imponga una condición: que digan públicamente que están en contra de la guerra de Putin. Si no eres capaz de analizar la situación y reconocer la verdad, entonces estás apoyando a los políticos que están destrozando a mi país y matando a mi familia y amigos", argumenta para EL PERIÓDICO DE ESPAÑA Kristina Sotomayor- Dzhanhobekova, jugadora de bádminton del CB Oviedo que recorrió más de 3.000 kilómetros para dar a luz en España, de donde es su marido.

En la capital asturiana también vive Vladyslav Parovinchak, jugador del Unión Financiera Base Oviedo de balonmano, por el que fichó meses antes del inicio de la guerra. "Creo que les deberían haber prohibido hablar en todo tipo de foro mundial, porque muchos de ellos apoyan la guerra. Yo antes de venir a España jugué en un equipo de Bielorrusia. Ni un solo jugador del mismo me llamó y me preguntó cómo estaba y eso que antes de que pasara todo eso teníamos una relación normal", explica un deportista que, según cuentan desde su club, compartió vestuario en Oviedo con un bielorruso, "con el que se llevaba muy bien".

Ellos son unas de las voces del deporte que analizan para este diario cómo ha afectado al deporte el conflicto. "Rusia debería estar prohibida en todas las competiciones deportivas internacionales y continentales. Independientemente de si son neutrales los atletas en estos torneos, su gobierno u otros los seguirán utilizando dentro de sus fronteras como herramientas de propaganda", manifiesta Andrew Todos, periodista ucraniano que narra a través de su cuenta Zorya Londonsk todas las derivadas deportivas de la invasión.

"HA EMPEZADO LA GUERRA"

"Es normal que los atletas ucranianos estén indignados si se permite a los rusos competir. Esto desataría su ira, porque ellos podrán competir donde nunca más estarán los 300 atletas asesinados por el ejército ruso. Si a Rusia se le da luz verde para estar en los JJOO de París, es probable que Ucrania los boicotee, aunque no se ha tomado una decisión al respecto", explica Todos con una indignación que comparte Yana Malakhova, internacional con la selección Ucrania de fútbol femenino que milita en el CD Pradejón riojano, al que llegó por intermediación de su seleccionador Lluís Cortés.

La jugadora, que también entrena a niños, ha necesitado apenas unos meses para hablar español fluido. Todo en su vida reciente ha ido muy rápido. "Hace un año, una de mis mejores amigas que llamó: 'Oye, Yana, ven conmigo, la guerra ha empezado'. Yo no entendía nada. Pero al amanecer me di cuenta de lo que pasaba en Járkov, donde había un terrible olor a pólvora y ruido de bombardeos", relata una de las vecinas de la principal ciudad del Este del país, una de las más afectadas por la invasión y donde tenían los principales equipos de fútbol femenino de Ucrania.

"Cogí mi coche, me junté con mi hermano y armé una maleta con poca ropa. Pensé: 'Igual esto se arregla rápido y vuelvo', pero no", recuerda la internacional en un relato lleno de dudas que también sintió Kristina Sotomayor. "Yo estaba en 38 semanas de embarazo cuando de repente suena la alarma a las 7 de la mañana. No le di mayor importancia, porque de vez en cuando la probaban para ver si funcionaba, pero entonces, en un grupo de WhatsApp empezaron a mandar mensajes como: 'No os preocupéis, todo va a estar bien'. ¿En qué sentido?, me preguntaba", rememora la jugadora de bádminton, cuya carrera ha discurrido mayormente en España.

"Entré en estado de 'shock' desde que me empecé a ver las noticias, pero siempre me mantuve en contacto con mis familiares. Mi vida no ha cambiado mucho, porque estoy a salvo. Por suerte, conseguí que mi hijo y mi esposa se reagrupasen conmigo, pero el resto de mi familia todavía está en peligro. La gente ya se ha acostumbrado a las explosiones constantes y hace una vida normal. Todo es gracias a nuestro ejército, que protege al país y a su pueblo", cuenta Vladyslav Parovinchak, del Base Oviedo.

FORMAR A LOS JÓVENES

Uno de los que hizo el camino a la inversa es Curro Galán, entrenador de porteros del Shakhtar Donetsk, el club más en forma de Ucrania por el que fichó en verano de 2022, cuando ya había madurado el conflicto, para unirse al cuerpo técnico del exmadridista Igor Jovićević. "Sabía que era una situación complicada por lo que sucedía en el país. Pero desde el primer momento nos dieron seguridad y tranquilidad, algo con lo que han cumplido", cuenta desde Rennes en la previa al partido de Europa League (que superaron en la tanda de penaltis), competición continental que compatibiliza con el campeonato doméstico, que se reanudó en agosto del año pasado.

"Nuestra sede está en Lviv, lo más cerca posible de Polonia. Hacemos viajes muy largos, de hasta nueve horas, dificultados por el paso en las fronteras", explica el español, sin perder un ápice de la ilusión y la responsabilidad con la que asumió un cargo desde el que dirige a porteros como Anatoliy Trubin, deseado por varios grandes del fútbol europeo. Para el Shakhtar, poder seguir formando y exportando talentos como Mudryk, fichado por el Chelsea a razón de 100 millones -"una cantidad que es justa, como se comprobará con el tiempo"-.

Por eso desde la entidad 'minera' se han esforzado para que no exista una generación perdida. "Los sub-19 viajan con nosotros y juegan una competición parecida a la nuestra. Mientras que los más pequeños están viviendo todos en Croacia gracias a Darijo Srna -forma parte del actual cuerpo técnico del Shakhtar-, por lo que siguen compitiendo, aunque sea fuera del país", explica Galán en lo que es una muestra más de la diáspora del deporte, apoyada por la solidaridad, pero que entraña un riesgo, según el periodista deportivo Andrew Todos.

PERDER A DEPORTISTAS

"En la guerra se han muerto deportistas con los que no contaremos nunca más. Las generaciones más jóvenes o del futuro se han tenido que mudar al extranjero. Ya sea como refugiados o entrenando en otro lugar por razones de seguridad. Por el momento, no está claro si algunos de estos jóvenes elegirán representar a Ucrania o a sus nuevos países en el deporte de élite cuando deban tomar esta decisión", razona Todos, aunque destaca la gran conciencia nacional que existe entre los deportistas.

"La mayoría de los atletas de primer nivel están exentos de servir en el ejército, puesto que se les considera embajadores en competiciones. Es importante para garantizar que en Ucrania prevalezca la conciencia deportiva. Algunos retirados incluso han tomado la vía de combatir, como el tenista Serhiy Stakhovsky y el futbolista Oleksandr Aliyev", relata el periodista ucraniano, describiendo el perfil del militante deportista que se ha reforzado durante este año.

"Para mí, representar a Ucrania en esta situación es lo máximo. Es el mejor modo de contarle al mundo lo que estamos viviendo. Además, jugar es una auténtica terapia. Siempre que estoy triste, cojo el balón para curarme", defiende Yana Malakhova, quien lleva sin estar con su selección desde septiembre, cuando la Ucrania de Lluís Cortés disputó un partido contra España en Madrid. Los siguientes serán, previsiblemente, en abril. No queda nada, pero para la Yana y los protagonistas de este reportaje, el futuro es hoy todavía.

¿CÓMO VEN EL FUTURO?

Por lo que responder a qué pasará más allá de mañana se convierte en la tarea más difícil. "El futuro es incierto. Estamos centrados en el presente, a la espera de una solución para el pueblo ucraniano", dice Curro Galán, entrenador de porteros del Shakhtar Donetsk. "El deporte seguirá siendo un desafío contra Rusia. Ucrania continuará luchando por su rutina, esa es una de las cosas por las que luchan los soldados en el frente", añade Andrew Todos, periodista deportivo ucraniano.

"Nadie va a respetar a los rusos en el futuro ni los percibirán como personales normales durante generaciones, porque se están comportando como asesinos y maníacos. Rusia necesita estar aislada del mundo, porque donde ellos están solo hay muerte y hambre", expresa con contundencia Vladyslav Parovinchak, jugador del Unión Financiera Base Oviedo

"Creo en una victoria en el futuro, donde se habrá terminado esta locura. Quiero que mi ciudad resurja y levantar todos los edificios nuevamente, como mi universidad", desea Yana Malakhova, internacional ucraniana y economista, profesión que le gustaría ejercer. "Hoy veo el futuro mejor que ayer. Mañana, mejor que hoy. Confío en una Ucrania que se vaya desarrollando y sobre todo en que no quede impune el hecho de que alguien venga a tu casa a sembrar el terror. Reconstruiremos el país y firmaremos una página nueva de nuestra historia", sentencia Kristina Sotomayor, jugadora de bádminton del CB Oviedo. Voces de una dura y necesaria batalla por la normalidad.