Opinión | OPINIÓN

Las amistades peligrosas (pero necesarias) de Florentino

La Juventus anuncia a Real Madrid y Barcelona que se retira de la Superliga

Florentino Pérez y Joan Laporta, impulsores de la Superliga.

Florentino Pérez y Joan Laporta, impulsores de la Superliga.

Cuando Florentino Pérez comenzó a dar forma a su proyecto de Superliga, en los principales despachos del Barça y de la Juventus se sentaban, respectivamente, Josep Maria Bartomeu y Andrea Agnelli. Había muchos otros presidentes en muchas otras salas de prevalencia en el fútbol europeo, pero todos salieron despavoridos cuando los clubes de la Premier League recularon, amenazados por el entonces primer ministro Boris Johnson y sus aficionados.

Florentino, en fin, se quedó sin más asidero que el Barça y la Juventus para tratar de evitar el hundimiento definitivo del que es su gran proyecto. Y no se puede permitir que ninguno de los dos se baje del barco ni que, casi tan importante como lo anterior, pierda comba como una verdadera 'primadonna' continental. El Real Madrid es poderoso, el club más poderoso del mundo seguramente, pero solo no se basta.

La imagen es clave

La decisión del Tribunal de Justicia de la Unión Europea sobre si la UEFA y la FIFA ejercen o no un monopolio legítimo será la prueba del algodón para la Superliga, pero entre tanto los tres clubes supervivientes han de mostrar una imagen de liderazgo fuerte, solvente e intachable. La Juventus, después de ser sancionada por fraude financiero, ya no responde a esa descripción. El Barça, tras las revelaciones del Caso Negreira, y a la espera de lo que determine la Justicia al respecto, tampoco.

Y eso es algo que, en buena lógica, preocupa a Florentino Pérez. De hecho, en algunos círculos cercanos al presidente ya se empieza a sugerir que quizá no sea tan casual que la Juventus haya sido sancionada por 15 puntos y el Barça se haya visto ahogado por este escándalo en tan breve espacio de tiempo. Nunca faltan conspiranoicos alrededor de quienes mandan mucho.

La realidad, en todo caso, es que ya no están ni Agnelli ni Bartomeu al otro lado del teléfono, sino Gianluca Ferrero (designado por los Agnelli, eso sí) y Joan Laporta. Es igual. Florentino Pérez ya ha elegido sus amistades y, aunque estas se hayan convertido en peligrosas, ya no tiene más remedio que conservarlas. A menos que pretenda renunciar a que su plan sea un éxito. Y eso nunca fue una opción para el presidente del Real Madrid. Así que, ante el Caso Negreira, lo mejor para él es el silencio.