El primer Grand Slam de la temporada

Swiatek pone fin al sueño de Bucsa en Australia

La tenista cántabra cae por 6-0 y 6-1 pero se marcha con un premio de 145.000 euros y un salto en el ránking hasta la 80 mundial

Bucsa golpea una derecha en su partido ante Swiatek.

Bucsa golpea una derecha en su partido ante Swiatek.

Jaume Pujol-Galceran

La derrota fue contundente y dura. En apenas una hora Cristina Bucsa despertó de su sueño en el Open de Australia. La número 1 mundial, Iga Swiatek, la derrotó por 6-0 y 6-1 en la Rod Laver Arena. Era la primera vez que la tenista cántabra, de origen moldavo, de 25 años de edad pisaba la central de un Grand Slam.

Bucsa se había ganado el derecho después de superar la fase previa del torneo y llegar a la tercera ronda para enfrentarse a la actual dominadora del circuito femenino. Entró en el cuadro grande tras ganar a la japonesa Nao Hibino (7-6 (10), 6-2) y después ganó a la alemana Eva Lys, en primera ronda (2-6, 6-0, 6-2) y dio la gran sorpresa derrotando en segunda ronda a la canadiense Bianca Andreescu (2-6, 7-6(7), 6-4), exnúmero 4 mundial y campeona del Abierto de Estados Unidos en 2019.

Ante Swiatek, que tiene objetivos prioritarios en Melbourne, poco pudo hacer. La polaca no le dio opción. Desde el primer golpe impuso un ritmo que Bucsa no pudo seguir. La diferencia de juego fue clara. Swiatek ganó 52 puntos con 3 ‘aces’, 15 golpes ganadores por solo 6 errores no forzados. Bucsa solo apuntó 19 puntos en su casillero (1 ‘ace’, 4 golpes ganadores y 21 errores no forzados).

Sin patrocinadores

Lejos de la estadística fría del partido, Bucsa pudo ganar al menos un juego, celebrado a lo grande por el público, y marcharse feliz de un escenario que, solo un par de años atrás, le costaba imaginar que pisaría algún día. Su actuación en Melbourne le suponen 90 puntos para colocarse entre las 80 mejores del mundo y un premio en metálico de 145.340 euros. Un cheque que nunca antes había recibido y que le compensará su falta de patrocinadores. Ella misma se compra su ropa deportiva y sus raquetas, ahora tras sus resultados posiblemente algún sponsor pueda interesarse en ella.

Bucsa que empezó a jugar al tenis a los 5 años en Torrelavega (Santander) con su padres, su entrenador, y hasta hace un par de años siempre se había movido en los torneos de tercera categoría (ITF o Challengers). La tenista es un caso atípico en el circuito. No usa las redes sociales como sus compañeras de circuito.

“Solo tengo Facebook, pero para hablar con las chicas y quedar para entrenar y jugar dobles. No lo veo algo para mí. No me gusta enseñar fotos mías ni cosas personales. Me gusta ser libre". No sabe ni la presión de los cordajes de sus raquetas que solo cambia cuando los rompe. "De eso se encarga mi padre", decía a los periodistas en Australia a los que confesaba que tampoco necesitaba tener mucha ropa. "Con siete camisetas, siete pantalones y faldas ya me vale, porque si no, es un gran gasto. Si ahora viene algún patrocinador, ya hablaremos…” . Australia le cambiará seguro su vida.