LA INVASIÓN RUSA

Vasyl Kravets, el jugador de LaLiga que regresó a Ucrania: "Creo en la victoria, nuestra gente es indomable"

El exfutbolista del Lugo, Sporting o Leganés decidió volver a su país en septiembre de 2022 con su mujer y su hija de dos años; ahora juega en una liga que le obliga a refugiarse en búnkeres

"Quería estar cerca de mi familia", explica a este diario un futbolista que ha decidido no pensar en el futuro y que planta cara a Rusia en la batalla de la normalidad que es el fútbol

Vasyl Kravets, envuelto en la bandera de Ucrania y cantando el himno en un partido de la liga de su país.

Vasyl Kravets, envuelto en la bandera de Ucrania y cantando el himno en un partido de la liga de su país. / EPE

Denís Iglesias

Denís Iglesias

La invasión de Ucrania por parte de Rusia cogió a Vasyl Kravets (Lviv, 1997) en Gijón. A cualquier otro la situación le habría dejado fuera de juego. No al por aquel entonces futbolista del Sporting cedido por el Leganés, quien sin saber los largos meses de conflicto que venían por delante aseguraba a Radio Marca: "Si mi país me necesita, me voy. Quiero ir a la guerra y ayudar a mi gente. Pero no puedo ayudar, porque no sé cómo disparar. Si pudiera iría al frente. Es lo que siento".

Su propósito era firme. El jugador cedido por el CD Leganés estaba dispuesto a dejar un contrato profesional para regresar a Ucrania con su esposa Yarynka y su hija, nacida en mayo de 2020 en Lugo (llegó al equipo de esta ciudad en 2017) al poco de cerrarse el mundo por la pandemia. Pero ni la desvinculación ni el acceso al país eran fáciles. Siguió jugando en las filas de la escuadra asturiana, que bloqueó las participaciones en los medios de Kravets como medida de protección.

DRONES PARA EL EJÉRCITO

El Sporting hizo lo mismo con Bogdan Milovanov, el otro ucraniano que tenía en sus filas, aunque éste, nacido en Lugansk, llegó con cinco años a España, una de las ciudades más afectadas por el conflicto entre Ucrania y Rusia, a la que no volvió desde entonces por la Guerra del Dombás. Kravets, en un ejercicio de profesionalidad, siguió jugando en el Molinón, no obstante, su cabeza estaba completamente en Ucrania. En la distancia se empleó en todo lo que estaba en su mano.

Organizó y protagonizó las movilizaciones a favor de su pueblo que se organizaron en Gijón, donó sus camisetas para subastas benéficas en favor del ejército ucraniano, intercedió para traer refugiados a Asturias, y con otros jugadores de su país, como Roman Zozulya, ahora en las filas del Rayo Majadahonda, lanzó el proyecto 'Bayraktar'. Es el nombre con el que se conoce a los drones turcos que Kravets y sus compañeros ayudaron a comprar y que son claves en la defensa de Ucrania.

Finalizado el periodo de préstamo en el Sporting, tocó volver al Leganés, el equipo que pagó por él al CD Lugo 2,5 millones de euros en el mercado de invierno de la 2018/19, pero donde nunca llegó a encajar. Vasyl tenía claro que su sitio no era Madrid, pero sobre todo sabía que su lugar estaba en Ucrania, más si cabe después de saberse que el campeonato local se había reanudado. En septiembre de 2022, el equipo 'pepinero' hacía oficial su desvinculación y Kravets pasaba a ser jugador del Vorskla Poltava, un equipo que esta temporada ha jugado la Conference League (la tercera competición europea).

"En un momento tan difícil quise estar más cerca de mi familia. Tomé esta decisión sin pensármelo ni un minuto. Tan pronto como supe que podía volver a casa, inicié el camino de regreso", cuenta a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA Kravets, quien ha aprovechado el parón invernal de la Liga de Premier de Ucrania, donde su equipo marcha noveno, para pasar unos días con los suyos en el Hutsul Land Ethnopark, un parque natural al este del país en el que algunos ciudadanos siguen disfrutando de jornadas de ocio.

CON 19, A ESPAÑA

Por supuesto, sin ser ajenos a lo que sucede, pero plantando cara en otra gran batalla, la de la normalidad. "No pensé que el Leganés fuera a dejarme ir, pero les expliqué los motivos de mi decisión", cuenta el futbolista de 25 años, uno de los grandes talentos del Karpaty Lviv, equipo que llegó a disputar la Europa League, pero que se fue a la quiebra por la mala gestión. La situación se ha repetido con otros clubs ucranianos, independientemente del conflicto bélico.

Habitual en las categorías inferiores de su selección, este lateral zurdo con llegada y un impecable golpeo llamó la atención de los ojeadores destinados en el Este de Europa. Fruto de esa red, fue ofrecido al CD Lugo de Segunda División, al que llegó con apenas 19 años en enero de 2017. Era un niño que aterrizó acompañado de su actual esposa. Ambos de una edad pareja. Tardó en adaptarse media temporada, lo que le costó coger el tono físico que exige el fútbol profesional español.

Más rápido fue su asentamiento en la ciudad gallega, de la que guarda un enorme cariño. "Nada más llegar a Lugo nos recibió el presidente (Tino Saqués), una persona muy amable y sincera a la que quiero y respeto mucho. Aquello fue el inicio de una aventura donde el recuerdo más vivo que tengo es el del nacimiento de mi hija", rememora Kravets, un jugador muy querido por la afición del club lucense, donde aún recuerdan anécdotas de sus primeros días.

"NO RUSO"

Cuando se le ofreció una cesta de Navidad, éste la rechazó en primera instancia: "¡Vasyl no necesita comida gratis, amigos!", respondió sobre un aguinaldo que nunca había recibido. Uno de sus compañeros en el CD Lugo, el camerunés Serge Leuko, siempre bromeaba con él llamándole "ruso loco", a lo que este respondía con continuas negativas. "¿No loco?", le preguntaba, a lo que Kravets replicaba con vehemencia: "¡No ruso!". Al equipo 'albivermello' acabaría volviendo en enero de 2020, cedido por el Leganés, con el que llegó a debutar en Primera, pero donde no se asentó. Pagó por él algo más de dos millones y le hizo contrato hasta 2023.

Repitió traspaso temporal en septiembre de 2020, cuando se marchó al Lech Poznan polaco, en lo que parecía un acercamiento a Ucrania. Sin embargo, regresó y volvió a vivir su último préstamo, esta vez al Sporting, donde jugó la temporada 2021/22. "Un gran año. Recuerdo que cuando vine a jugar con el CD Lugo al Molinón me impresionó un montón el estadio y su 'loca' afición, por lo que fue un auténtico orgullo jugar en el Sporting", relata Vasyl, quien se sintió arropado en Asturias desde el inicio de la invasión.

"En Gijón, todo el mundo me ayudó cuando empezó la guerra. Eso hizo que jugara sin importar las circunstancias. No se me olvidará cuando, al salir del aparcamiento del estadio, me aplaudieron y corearon mi nombre. Fue muy conmovedor. ¡Es increíble la de buenos momentos que me llevo de España!", cuenta un jugador para el que, por el momento, el viaje a Ucrania es solo de ida, a pesar de que tiene toda una vida como futbolista por delante para dar por sentado un trayecto lineal.

ALARMAS ANTIAÉREAS

Ahora, Kravets está viviendo una realidad diametralmente opuesta a la del Molinón. Ha pasado de jugar ante 30.000 personas a hacerlo en estadios vacíos. "Los partidos en Ucrania se disputan sin espectadores. Es difícil para nosotros. Extraño la emoción de los campos llenos, pero la seguridad de las personas es lo más importante", defiende.

El jugador ya ha experimentado en carne propia la amarga experiencia de refugiarse en un búnker durante un partido: "Tuvimos en parar por las alarmas antiaéreas que nos obligan a ir inmediatamente a los refugios". En este contexto, reconoce que sin el apoyo del ejército la liga nunca se habría podido reanudar.

"De no ser por los héroes que protegen nuestro país, no podríamos jugar al fútbol. Por eso los soldados necesitan ayuda, humanitaria o militar. Todo apoyo es importante", reclama Kravets, sin filtros y dejando impactos en quien le escucha responder con disciplina castrense las preguntas de una conversación que termina así.

P. ¿Cómo cree que terminará la invasión que sufre Ucrania?

R. Yo creo en la victoria, nuestra gente es indomable.

P. ¿Cómo ve el mañana?

R. Me cuesta hablar de futuro. Ahora solo vivimos el día a día.