RALLY DAKAR 2023

El coche desarrollado por universitarios españoles con el que compiten padre e hija en el Dakar

Manolo y Mónica Plaza correrán su cuarta edición juntos con un vehículo de Sodicars que ha sido mejorado por alumnos del grado de Ingeniería Mecánica de la Nebrija

"Esta realidad hay que compararla con grandes marcas que disponen de un equipo de 200 ingenieros”, dice Sergio Corbera, director del Área de Automóvil y Mecánica de la universidad

Mónica Plaza posa ante el BV2 de Sodicars desarrollado junto a los alumnos universitarios.

Mónica Plaza posa ante el BV2 de Sodicars desarrollado junto a los alumnos universitarios. / UNIVERSIDAD DE NEBRIJA

Denís Iglesias

Denís Iglesias

El Dakar ya ha comenzado. Todavía no se ha dado el pistoletazo de salida, pero los participantes están afilando espadas en Arabia Saudí para la prueba que se inicia este sábado 31 de diciembre. La aventura se prolongará hasta el 15 de enero para los que lleguen hasta el final. Un hito en sí mismo que no pudieron cumplir en 2022 Manolo y Mónica Plaza, padre e hija, que tuvieron que abandonar al cuarto día tras ser embestidos por un camión.

Con el vehículo destrozado, no se dieron por vencidos y mientras tomaban una hamburguesa en el aeropuerto, fuera de la competición, pensaban en una alternativa para el año siguiente. El mecanismo de activación que se enciende en todos los que se ven obligados a salir del camino dakariano antes de tiempo. Porque esta aventura engancha hasta el punto de que el dolor y el miedo se anulan. Lo sabe bien Manolo Plaza, que afronta su 17º Dakar, el quinto con Mónica.

Ambos se quedaron mirando el móvil prestado con el que compitieron, al que se le acababa la batería cada siete minutos. Descubrieron que la española Universidad Nebrija trabajaba en un proyecto para el Rally Dakar con sus jóvenes estudiantes de ingeniería. Hubo conexión y la relación fructificó. Ambas partes han trabajado en el proyecto 'Nebrija to Dakar', basado en un vehículo de Sodicars, el BV2, “que se ha hecho sobre la base del año anterior, de tracción trasera y con motor Chevrolet”, cuenta Manolo Plaza a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA.

EXPERIENCIA PROFESIONAL

Sodicars es un fabricante galo de coches de competición con más de una década de experiencia en el mundo del Motorsport. Mediante la alianza con la Universidad Nebrija, un nutrido grupo de alumnos de ingeniería rediseñaron y mejoraron el BV2 para que sea capaz de completar los casi 5.000 kilómetros del Dakar 2023, el segundo más largo de la historia. 

Uno de estos universitarios es Borja Díez, estudiante de doble grado en Ingeniería Mecánica e Ingeniería del Automóvil, quien destaca las implementaciones que se han hecho en la aerodinámica, la distribución de los pesos, la mejora de materiales o la nueva distribución de componentes en favor de la centralización de masas.

“Esta experiencia nos ha permitido crecer personalmente a la par que profesionalmente gracias a trabajar en un proyecto real que sobrepasó el ámbito académico. Esperamos que se siga consolidando, porque es una gran oportunidad para los que formamos parte del grado de Ingeniería Mecánica”, resalta uno de los participantes de una iniciativa que solo ha cumplido su primera etapa.

“Este año uno de un proyecto a más años vista se caracteriza por la valentía y la confianza: tenemos que interiorizar que esto no es normal, este coche ha sido desarrollado por estudiantes. Esta realidad hay que compararla con grandes marcas que disponen de un equipo de 200 ingenieros”, defiende Sergio Corbera, director del Área de Automóvil y Mecánica de la Universidad Nebrija.

UN DEDO REBANADO

Para Manolo Plaza, piloto de la estructura Sodicars, “participar en esta competición de la mano de Universidad Nebrija es un aliciente más que te da ilusión para afrontar la carrera. La alianza supone sumar con gente nueva con unos valores que van alineados con los nuestros, personas con vocación de innovar cada año”. Él es un ‘Legend’, como los organizadores denominan a los veteranos. Profesional con el realismo que le aporta una dilatada experiencia. Sobre el BV2, dice que “no es un coche para estar luchando por la categoría, pero sí un vehículo fiable con el que intentar estar lo más adelante posible y, sobre todo, terminar”.

Cuando Plaza corrió su primer Dakar, su hija Mónica tenía tres meses y medio. Con el paso de los años, acabaron formando una de las parejas más queridas de la competición. La joven promesa quiso competir por su cuenta, pero acabó conformando un proyecto con su padre. Lo justo para competir, una realidad a la que se ven abocados muchos participantes que consiguen armar sus aventuras desde el semiprofesionalismo.

En la pasada edición Manolo se rebanó un dedo durante una reparación. Se pilló el dedo con un gato y se arrancó la yema. Después de reponerse de este susto, los Plaza vivieron el desgraciado incidente con un camión que los embistió. Ni siquiera pudieron activar el 'sentinel', el sistema que permite a los vehículos avisarse entre sí cuando el más rápido intenta superar a otro. 

El abandono resultó el mal menor, porque el accidente fue tan aparatoso que estuvo a punto de afectar a Mónica, sentada en el asiento del copiloto. Ambos respiraron con alivio. La única secuela: un dedo remendado a base de puntos. En las anteriores ediciones, la pareja de Sodicars había superado de vicisitudes. Al final, un Dakar es una “mini-vida” que se experimenta en 15 días, tal y como lo definió Cristina Gutiérrez en una entrevista con este periódico

LLOVERA Y ESTEVE, SIN LÍMITES

Si algo enseña este rally es que las barreras no existen y los resentimientos no tienen cabida. A Albert Llovera le dieron "20 años de vida" después de sufrir un grave accidente en la Copa de Europa de esquí que le dejó de por vida en una silla de ruedas que nunca le ha atado.  

No solo ha superado con creces el diagnóstico que le dieron en el Institut Guttmann, sino que se ha mantenido en el deporte de élite. El que un día fue el participante más joven de los JJOO de Invierno de Sarajevo 1984, con 17 años, afronta su octavo Dakar. Será el 18º para Isidre Esteve: las diez primeras ediciones en motos, hasta que un siniestro que padeció en 2007 le dejó parapléjico. 

No se postró, al revés, se rebeló y empezó una nueva aventura en las cuatro ruedas. Siete años después de su primer intento, llega al Dakar con "el proyecto de mi vida". Esteve conducirá un impresionante Toyota Hilux T1+1, el coche ganador el pasado año con Nasser Al-Attiyah, una poderosa máquina que le permitirá luchar "de tú a tú" con los pilotos punteros.

Llovera competirá con el KH-7 Epsilon, el primer camión que utilizará hidrógeno en esta prueba. Contará con un tanque de 420 litros de H2 que se reabastecerá, etapa a etapa, mediante una 'hidrogenera' móvil. Formará equipo con su sobrina Margot, exfutbolista y también piloto de motos. Juntos intentarán aprovechar la revolución que se ha producido en la categoría de camiones por la eliminación de los Kamaz, el equipo de Rusia que ha ganado 12 de las últimas 14 ediciones.

La organización del Dakar no permite a los participantes rusos y bielorrusos inscribirse en la carrera salvo que adopten el código de conducta de la FIA. Un documento que establece que el deportista que lo acepta reconoce "el firme compromiso asumido por la Federación Internacional de solidarizarse con el pueblo de Ucrania". Ante esta petición, Kamaz se limitó a responder: "Siempre estaremos del lado de nuestro país", lo que supuso su definitiva exclusión. Los valores del Dakar también son esto.