UNA CONEXIÓN A 17.000 KILÓMETROS

Por amor a Maradona y odio a Inglaterra: el furor en Bangladesh hacia Argentina que reabrió una embajada

La excolonia británica celebró por todo lo alto el triunfo en el Mundial de la 'albiceleste', que causa pasión desde que Maradona 'ajustició' a los ingleses en México 1986

Las celebraciones reforzaron los vínculos diplomáticos hasta el punto de que el Ministerio de Exteriores argentinos decidió reabrir su embajada en el país asiático 40 años después

Un niño juega con un balón en Sylhet, una ciudad situada al noreste de Bangladesh.

Un niño juega con un balón en Sylhet, una ciudad situada al noreste de Bangladesh. / RAFAYAT HAQUE KHAN / DPA

Denís Iglesias

Denís Iglesias

Es imposible entender lo que el pueblo de Argentina ha sentido estos días con la celebración del triunfo en el Mundial. Un país completo devorando las calles y escalando a cualquier estructura con tal de sentirse en el cielo al que les ha llevado su selección, que ha arrastrado consigo a otras nacionalidades. A 17.050 kilómetros del Obelisco de Buenos Aires, en Daca, una masa incontable ensordecía a la capital de Bangladesh con el júbilo por la victoria del equipo de Messi, al que idolatran. Como a Maradona.

Pero, ¿por qué se ha celebrado con tanto furor los éxitos en la ‘albiceleste’ en el país asiático? Hay razones deportivas y sociales que explican las imágenes que se han viralizado durante la disputa del Mundial. A Argentina y a Bangladesh les une el odio a Reino Unido, focalizado en Inglaterra. La primera nación todavía llora la perdida de las Malvinas, “los pibes que jamás olvidaremos”, como reza el Muchachos, ahora nos volvimos a ilusionar, himno de Qatar 2022.

LA HAMBRUNA DE BENGALA

Por su parte, Bangladesh es un país de la península del Indostán, donde India y Pakistán obtuvieron su independencia de la corona británica en 1957. En 1971, la parte oriental pakistaní reclamó su propia soberanía en lo que supuso el nacimiento de un estado que no olvida episodios como la ‘Hambruna de Bengala’ de 1943. Ese año, Winston Churchill decidió cortar los suministros de los bangladesíes, bajo la creencia de que podrían colaborar con Japón en la Segunda Guerra Mundial. Aquella política de ‘tierra quemada’ provocó la muerte por desnutrición de más de 2 millones de personas.

Casi cinco décadas después de aquel conflicto, Bangladesh encontró parte de su redención en el Mundial de México de 1986, el primero que se vio en todo el país. Fue el torneo de Diego Armando Maradona, quien como ocurrió con Messi en Qatar, cargó en sus hombros con la selección argentina para rematar a Inglaterra con el ‘Gol del Siglo’ que fue prologado por la ‘Mano de Dios’. Argentina cumplía tres años de la vuelta de la democracia y cuatro de la derrota ante Reino Unido en la absurda guerra de las Malvinas, el último disparate de la dictadura militar. 

El ‘10’ se convirtió en héroe nacional, pero no solo de su país, también de todo el Indostán. Aquel hito desarrolló una profunda pasión por el fútbol en Bangladesh, un país sin apenas tradición en este deporte: 192 en el ranking FIFA, aunque ha celebrado recientemente por todo lo alto un triunfo en la Copa del Sur de Asia femenina. Su pasión es indescriptible, sobre todo con los éxitos de Argentina, a la que consideran su patria balompédica.

FANS ARGENTINOS DE CRICKET

“Desde el principio del Mundial vimos un montón de vídeos de gente con banderas y camisetas que habían construido una Argentina paralela. Había tanto amor que nos emocionaba, por lo que sentí que había que agradecer estos gestos”, cuenta Dan Lande a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA. Este argentino es un creativo digital que gestiona la cuenta ‘Rulo de Viaje’, el proyecto personal que inició después de dejar en 2011 su trabajo como consultor.

Lo que en principio iba a ser un año sabático terminó convirtiéndose en una nueva vida que plasma en Instagram, donde publica contenido de viajes, “pero con un valor distinto que sirva para generar puentes entre culturas”. Una filosofía que ha movido la filiación argentina de Bangladesh con la que Lande quiso tener un acto recíproco a través del‘cricket, el deporte rey en un estado que supera los 166 millones de habitantes -es el más densamente poblado del mundo- frente a los 46 de Argentina.

“No sé nada de cricket, creo que solo había visto un partido en mi vida, cuando estuve en Sri Lanka. Ni siquiera sé cómo se juega, pero quise tener un agradecimiento simbólico y abrí un grupo en Facebook con el nombre de: Fans argentinos de la selección de cricket en Bangladesh”, explica Lande sobre una comunidad que roza los 200.000 miembros. “Tampoco conocía mucho del país, pero sí recuerdo que en la facultad leí algo de Muhammad Yunus, Nobel de la Paz en 2006 por su proyecto de microcréditos Banco Grameen, pero ahora tengo el sueño de viajar a Bangladesh para ver un partido de cricket allá”, cuenta el bloguero viajero, desbordado por la repercusión de su iniciativa. 

“Directamente explotó. Había gente que le mandaba privados a mi familia o que había conseguido mi WhatsApp. Al principio me asusté un poco. Ahora estoy organizando directos de Instagram con miembros del grupo para que nos muestren cómo han vivido las fiestas y las celebraciones. Queremos romper la virtualidad”, concluye Dan Lande, quien ha difundido estos días todo tipo de imágenes y vídeos sobre la locura que ha terminado por reforzar las relaciones diplomáticas entre Bangladesh y Argentina.

EL FÚTBOL UNE PUEBLOS

Después del agónico triunfo en cuartos de final del Mundial de Argentina ante Países Bajos, Santiago Cafiero, ministro de Exteriores argentino, anunció la reapertura de un consulado en Bangladesh 40 años después. Tras la consagración de Messi y sus compañeros, Sheikh Hasina, primera ministra bangladesí, le envió una felicitación a su par, Alberto Fernández. "El fútbol une profundamente a nuestros pueblos", le dijo, a lo que el máximo mandatario argentino respondió: "El cariño mutuo es inexplicable". Durante todo el torneo se instalaron pantallas gigantes en las principales ciudades del país asiático, que se engalanó con banderas y se paralizó con cada partido.

"Aunque nuestro lugar en el ranking no es alto, nuestro apoyo siempre será de primera clase. Ya saben lo que es nuestra locura por Argentina, que se mantendrá más allá de la Copa del Mundo", recoge una carta enviada por un aficionado bangladesí al diario argentino Clarín. La locura llegó a ser tema de conversación en la rueda de prensa del seleccionador. "Nos llenan de orgullo que hinchen por nosotros", dijo Lionel Scaloni, quien ejerció el difícil papel de desdramatizador, llegando a decir que "solo son partidos de fútbol, por lo que al día siguiente sale el sol".

Pero este deporte influye hasta en la meteorología, poniendo al mismo nivel a un aficionado de Buenos Aires con uno de Dacca, capaz de impresionar al mismísimo Maradona, quien en una visita a la India -otro país argentinofílico-, dijo tras ver una estatua suya: "Yo no soy Dios, soy un simple jugador que hizo sonreír a la gente en un campo de fútbol”. Pero la del balón es una religión capaz de convertir al más ateo y reducir las diferencias culturales a una fina línea de fondo.