Camisetas para contar la historia: homenaje a dictadores, la 'África Blanca' o Brasil jugando como Boca

Las camisetas de fútbol son un potente símbolo de identidad. Su modificación provoca graves alteraciones en los aficionados y las que se utilizan en eventos victoriosos quedan enmarcadas en lo más alto del fetichismo. Las marcas las comercializan a precio de alta costura en una época en la que se han convertido en una parte importante del vestuario de cualquier persona. No solo para utilizar en un estadio o en el verde.

No hay nada que vista más que una buena casaca -como les llaman en Latinoamérica- o elástica y entrar en un campo sin ella es casi como hacerlo desnudo. “Son objeto de culto y de identificación en tierras ajenas, símbolo de orgullo y suma de recuerdos colectivos”, explican Cune Molinero, Alejandro Turner, Pablo Aro Geraldes, Agustín Martínez y Sebastián Gándara, autores del Atlas Mundial de las Camisetas, lanzado en noviembre de 2022 (Lunwerg Ed. 2022). 

La obra recopila alrededor de 1.450 vestimentas que se recrean en ocho capítulos donde se condensa la historia mundial del fútbol a través del textil. En sus páginas se pueden encontrar ejemplares de las selecciones clasificadas por los Mundiales, con un apartado especial para las indumentarias de portero, que rompen con la lógica de los jugadores de campo. 

"En el libro, hicimos una recopilación de camisetas que tienen marcas históricas, políticas, estéticas e ideológicas. Así, por ejemplo, en las del antiguo bloque socialista predominaban los escudos con hoces y martillos; espigas, herramientas o libros. En cuanto a la estética, eran inconfundiblemente socialistas, bien por los escudos, el color rojo o los trazos simples. Paradójicamente fue una multinacional como Adidas la primera que proveyó de indumentaria deportiva a estos países", explica a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA Cune Molinero, uno de los autores del libro.

MOBUTU Y EL FLN DE ARGELIA

En el atlas existe todo un catálogo de curiosidades donde hay mucho de culto a la personalidad. En 1989, la selección de Zaire (actualmente República Democrática del Congo) llevó una camiseta donde figuraba, además del tradicional leopardo, una imagen del dictador Mobutu Sese Seko. En 2008 estuvo en el pecho de la selección de Kuwait una foto del emir Sheik Jaber el Ahmad El Sabah, fallecido por aquellas fechas. 

Igualmente fue reconocida la camiseta que usó el equipo que representó a Argelia durante su lucha por la independencia de Francia. Entre 1958 y 1962, la selección africana llevó en el frente de su camiseta las siglas ‘FLN’, alusivas al Frente de Liberación Nacional, la formación que lideró el proceso soberanista que aún hoy es hegemónico en la escena política argelina. En este mismo continente, Sudáfrica hizo un homenaje en 2014 a Nelson Mandela con el número de celda en la que estuvo preso. 

En otros ejemplos, el protagonismo recayó en futbolistas. Brasil utilizó en 1919 una elástica en referencia al portero uruguayo Roberto Chery, fallecido en el Campeonato Sudamericano de ese año. Pero la que provoca un cortocircuito en la hinchada actual fue la indumentaria empleada por la canarinha en 1937 durante un encuentro disputado en Buenos Aires contra Chile: era la camiseta de Boca Juniors para evitar la coincidencia de colores (ambos se presentaron con una equipación blanca). Venezuela utilizó una fórmula similar en 1967, cuando compitió en su primer Sudamericano con la camiseta del Peñarol uruguayo.

Más profunda e histórica fue la camiseta que Italia empleó en 1954 contra Argentina reivindicando la recuperación del Estado libre de Trieste. Fue un territorio establecido en 1947 entre el norte de Italia, Eslovenia y Croacia (no constituidas como tal). A pesar de su glorificación en la camiseta de los azzuri, los italianos no consiguieron que toda la zona volviera a su administración. Parte quedó bajo el poder yugoslavo.

FALSO TOGO Y COREA REUNIFICADA

En ocasiones, las camisetas pertenecieron a equipos que ni siquiera existían. En 2010, Bahréin se midió en un amistoso a una falsa selección de Togo. La federación del país africano declaró que no había mandado ninguna delegación para un encuentro que terminó 3-0. “No eran muy buenos”, aseguraron los asiáticos, que empezaron a sospechar algo a los 20 minutos de juego. “Pensé que habían cambiado de sistema, pero era algo más obvio: no estaban en forma”, dijo Joseph Hickersberger, seleccionador del combinado que acogió el partido farsa.

A veces, el deporte y en concreto el fútbol consiguen hitos que están muy lejos de la sociopolítica. Durante los JJOO de Invierno de Pekín se creó un equipo para competir en la modalidad de hockey hielo que representó a los dos Coreas, que mantienen un antagonismo histórico. También se optó por la fórmula reunificada en 1991 para participar en el Mundial juvenil. De la suma de las federaciones norcoreana y surcoreana surgió una camiseta con un escudo en el que figuraba la península de Corea. Una bandera que utilizan los movimientos a favor de la unión, más notables en la parte norte.

Este fue el deseo hecho equipo de un anhelo político, como lo fueron en su día otros ejemplos que pasaron a la historia hechos camiseta. Como el equipo de África del Sudoeste, la conocida como 'selección blanca'. El territorio de esta excolonia alemana coincide con la actual Namibia. Allí se cometió el primer genocidio del siglo XX, con el aniquilamiento de la población Nama y Herero.

Sudáfrica tomó el control en 1920 prolongando las políticas de apartheid que se plasmaron en el fútbol, porque paralelamente a la 'selección blanca' surgió la 'selección negra'. Fueron dos equipos diferenciados que evidenciaron la política racista que se mantuvo en un territorio que logró su independencia en 1990. "El fútbol nacional de este país llegó a tener dos selecciones, una para blancos y otra para negros. Sin embargo, en 1976 ambas selecciones disputaron un partido en abierto desafío a la política de ese país", cuenta Cune Molinero.

ESTADOS TEMPORALES

Las selecciones han acompañado a sus territorios en todos los procesos históricos y las elásticas han permanecido como reflejo de épocas concretas. Algunas cortas, de transición, como la de la Comunidad de Estados Independientes (CEI), el equipo nacional de fútbol representativo de la unidad geográfica que salió tras la disolución de la URSS en 1991. Duró apenas unos meses durante 1992 hasta que las federaciones nacionales de sus miembros comenzaron a formar y solicitar el reconocimiento internacional.

A pesar de su corta trayectoria, llegaron a jugar la Eurocopa de 1992, con la Sinfonía nº9 de Beethoven como himno y con una camiseta que para la posteridad. Roja, con blanco en las hombreras. "Son capítulos nos parecen muy interesantes e importantes porque buscan guardar en la memoria las camisetas de selecciones que ya no existen como tales y las que se usaron pocas veces o una sola vez. Lo que nos queda muy claro es que cualquier forma que haya tomado un país o territorio siempre, pero siempre, tuvo un seleccionado de fútbol que lo representó", concluye Molinero, autor del 'Atlas Mundial de las Camisetas'. Una parte de la historia explicada a través de algo que es mucho más que un conjunto de hilos. O más bien, son filamentos que ensamblan a países enteros que visten con absoluto convencimiento el único traje verdaderamente nacional.