MUNDIAL DE PARKOUR

Stefy Navarro, la española en la élite del 'parkour': "¡No somos Spiderman! Pero sentimos que podemos volar"

Empezó a saltar con 18 años y apenas seis después es una de las referentes de este deporte urbano, que aspira a ser exhibición en París 2024 y estar en el programa de Los Ángeles 2028

Acaba de ganar una plata en el primer Mundial de la disciplina, donde compitió lesionada: “Sigo incrédula al ver que me fue tan bien. Cuando oí ‘clack’ en mi tobillo entré en pánico”

Stefy Navarro 'Madness', especialista en 'parkour', durante el Mundial de Tokio.

Stefy Navarro 'Madness', especialista en 'parkour', durante el Mundial de Tokio. / EPE / CEDIDA

Denís Iglesias

Denís Iglesias

Stefy Navarro (Bogotá, 1998) lleva los últimos días viviendo en el aire. Responde a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA después de un largo viaje desde Japón, donde ha conseguido una medalla de plata en el primer Mundial de Parkour, una disciplina callejera que lleva practicando desde hace seis años y a la que define como “el método más eficiente posible para ir de un punto a otro”. Ella lleva a la máxima expresión el mensaje y es una de las líderes mundiales de este deporte.

Todavía con el ‘jet lag’ haciendo mella y mirando en la báscula cómo ha perdido tres kilos durante el campeonato, dice estar “procesando” el éxito. Cansancio que curará esta misma noche, cuando caiga rendida en la cama. La fatiga es una sensación más con la que convive en sus maratonianos entrenamientos y de la que se desprende a base de trucos sacados de una manga en la que también guarda respuestas directas.

Como en sus rutinas, no pierde tiempo con dudas. Hay que ser cerebral. Lo vivió justo antes de la clasificación en la modalidad ‘Speed’, que prioriza la velocidad y que convive en el campeonato con ‘Style’, basada en una rutina libre de ejercicios. “En el calentamiento apoyé el pie en un obstáculo. Hizo ‘clack’. Entré en pánico. Tuvo que subir un compañero -Alberto Gómez- para ayudarme a bajar”, relata, aún con el temor entre los dientes.

ADRENALINA Y MIEDO

“Tenía que decidir si competía -recuerda-. Si tiraba la toalla después de tantísimo trabajo”. Se probó y vio que el dolor era aguantable. “Tenía un montón de adrenalina. La zona todavía estaba caliente, pero me daba miedo hacer cualquier cosa”, explica Stefy ‘Madness’ (“locura”), apodo tomado de una canción de 'Muse' “que me pega por actitud y personalidad”. Pero la subcampeona es mucho más cerebral cuando toca, sobre todo después de la dura lesión que padeció el 18 de agosto de 2020: se rompió el cruzado anterior.

“Cuando terminé la clasificación, me ardía. Tuve que estar sentada unos minutos. Dormí bastante mal por el dolor. Al día siguiente lo tenía hinchado. Hablé con mi entrenador, que también es fisio. Hicimos unos ejercicios con los que pudimos calentar el tobillo. Sigo incrédula”, explica sobre un proceso que terminó en una exhibición contra las dificultades.

“Todavía no me creo que haya podido hacer semejantes saltos”. Navarro cubrió el recorrido en 35.03 segundos a pesar de la lesión y sólo fue superada por la sueca Miranda Tribbling, “rival pero amiga”, ganadora este año de la Copa del Mundo por delante de la española de ascendencia colombiana, quien marcó 32.82. Tercera fue la francesa Lilou Ruel, con 35.65 segundos.

Cero excusas. “Podría haber sacado un mejor tiempo en caso de cambiar algunas cosas, pero tenía miedo a probar con el tobillo. Es complicado saber qué habría pasado”, responde con el alivio posterior que le ha dado la visita al fisioterapeuta del Centro de Alto Rendimiento, al que tiene acceso después de que el ‘parkour’, una actividad nacida en las calles de Francia a finales de los 80, haya pasado a estar bajo el paraguas de la Federación España de Gimnasia.

OBJETIVO OLÍMPICO

De hecho, ha sido el órgano rector internacional gimnástico el que ha asumido la organización del Mundial, que complementa a las Copas del Mundo. En 2022 se han celebrado en Sofia (Bulgaria) y Montpellier (Francia), donde Navarro obtuvo sendos segundos puestos. El impacto de la disciplina no ha parado de crecer y ahora pugna por ser incluida en el programa olímpico de París 2024 como evento de exhibición para aparecer en el programa oficial de Los Ángeles 2028.

“Pero cada uno debe buscar más oportunidades y crecer. No aspiro a que me vaya bien simplemente porque el 'parkour' sea olímpico. Me irá bien porque así yo lo quiero. Aunque está claro que si logramos que sea olímpico se abrirán un montón de puertas”, cuenta una deportista que se ha hecho a sí mismo.

Durante unos años, contó con el “inesperado” patrocinio y ayuda de Iberdrola, pero actualmente carece de patrocinadores como tal y hace colaboraciones con marcas. “Es complicado, el ‘parkour’ es algo muy nuevo”, justifica alguien que empezó en este deporte, como muchas grandes historias, de casualidad.

Stefy nació en Bogotá. Su madre y su abuela siempre hicieron deporte, sobre todo artes marciales y gimnasia, por lo que su tradición atlética le viene de sangre. A los cuatro años, la familia se mudó a España. “Ahí empecé a brincar. Mi mamá decidió apuntarme a gimnasia. Competí en trampolín. Me iba bastante bien”, recuerda. Después de varias mudanzas, a los 17, Navarro volvió a España y a los 18 empezó a hacer ‘parkour’ en Albacete.

Destaca la cantidad de buenos lugares que hay en el territorio nacional, “por el modelo arquitectónico”, para entrenar trucos, hasta el punto de que, como ha ocurrido en otros países, España ha desarrollado un estilo propio de 'parkour', caracterizado por la rapidez y la fluidez de los movimientos. Stefy es una de sus grandes representantes, alguien que se hizo rápidamente con los trucos y las reglas del juego acrobático.

“Al principio, sinceramente, me daba igual. Pero me junté con buenos compañeros que me ayudaban. Fue la salida que tuve para liberar toda la energía que llevaba dentro. Hasta ese momento, a lo que me dedicaba era a correr, porque no era capaz de dormir. Pero conecté rápido con el 'parkour”, recuerda ‘Madness’, hiperactiva desde pequeña. Así empezaron los 'pasavallas', 'rompemuñecas', reversos, saltos de precisión, 'gatos'… Como se conocen algunos de los movimientos para iniciados, incluidos en un diccionario que no paraba de crecer para Stefy.

“ME ROMPÍ”

Porque a pesar de que era prácticamente la única mujer en España que hacía 'parkour', no llamaba la atención por eso, sino por una técnica avanzada para el tiempo que llevaba entrenando. No tardaron en llegar las competiciones y la mudanza a Madrid, “aunque me faltaba 'cardio', que es lo que más potencié. Era mucho más flaquita, no tenía fuerza en las piernas”. Hace poco, Navarro volvía a ver el vídeo de uno de los primeros torneos.

La esencia es la misma, pero su actual coraza física está a años luz, depurada hasta el límite con ejercicios exteriores y en el gimnasio donde actualmente trabaja. Éste ha sido uno de sus refugios durante meses después de la grave lesión que sufrió el 18 de agosto de 2020. Recita la fecha con la seguridad que le hizo perder aquella maldita caída. “Me rompí. El cruzado anterior. Prefiero no dar detalles”, insiste. No olvida un solo día de aquella larga recuperación. “Esperé más de la cuenta, pero no me arrepiento. Entrenaba fuerza, estabilidad… Sin embargo, me costó diez meses volver a saltar en la calle”, explica Stefy.

El miedo, irracional, le hizo daño. Temía que llegara a bloquear su cuerpo. La llave para superar el pánico fue repetir el truco que lastimó su rodilla. “Volver a hacer el salto con el que me lesioné hizo que muchas cosas cambiaran en mi interior. Aprendí a controlar mi mente por completo”, asegura, con la razón que le da haber triunfado en el Mundial tras haber sufrido un esguince. En la balanza de la subcampeona, pesó más seguir adelante: “El 'parkour' me ha hecho como soy ahora. Una persona fuerte y segura de mí misma que consigo lo que me propongo. ¡Incluso a la hora de buscar trabajo! El 'parkour' es el amor de mi vida”. 

“¡NO SOMOS SPIDERMAN!”

Stefy sabe trazar una línea roja con el descontrol y confía su destino a lo que en 'parkour' denominan “la visión”. “Es algo que tú adquieres entrenando mucho. Nada tiene que ver con que tú seas bueno. Yo veo los saltos. Proyecto si soy capaz de llegar o no. Cuanto más trabajas, tu visión aumenta y ganas autocontrol”, explica alguien que además de los muros propios ha tenido que derribar los prejuicios que aún rodean al 'parkour'.

“¡No somos Spiderman! ¡No vamos saltando encima de coches por ahí!”, bromea, para después lanzar un mensaje a los que “por ignorancia critican, pensando que no respetamos el mobiliario urbano, cuando realmente le tenemos cariño. Como los que aún amenazan con llamar a la Policía”. Porque si hay un sentimiento con el que se identifica esta disciplina es con la libertad: “Un humano no tiene alas, pero a través del 'parkour' sí somos capaces de experimentar la sensación de que podemos volar”.