TENIS

El año en el que Garbiñe Muguruza tocó fondo: "Solo hay que seguir y seguir"

La tenista hispano-venezolana arrancará 2023 fuera del top 40 tras dar por finalizada la peor temporada de su carrera, cerrada con un balance negativo de 12 victorias y 17 derrotas y sin poder defender título en las 'WTA Finals'

Garbiñe Muguruza, durante el pasado US Open

Garbiñe Muguruza, durante el pasado US Open / EFE

Daniel Gómez Alonso

Daniel Gómez Alonso

Garbiñe Muguruza cerró 2021 de la mejor forma posible. Con su victoria en las WTA Finals, el torneo que baja el telón a cada temporada y reúne a las ocho mejores jugadoras del año, la pupila de Conchita Martínez encaraba 2022 como número tres del mundo y una de las firmes candidatas a dominar, por fin, el siempre impredecible circuito femenino.

Un año después, poco o nada queda de aquella tenista que arrasó en Guadalajara (México) para convertirse en maestra y agrandar un palmarés en el que ya figuraban dos Grand Slams (Roland Garros y Wimbledon) y tres torneos WTA 1000. Tras su abandono en primera ronda en San Diego, Muguruza renunció este jueves a disputar el que iba a ser su último torneo del año, el WTA 1.000 de la ciudad que le vio coronarse por última vez, dando por finiquitada la peor temporada de su carrera.

Al contrario de lo que podía esperarse, esa rotunda victoria en la Copa de Maestras acabó convirtiéndose en un obstáculo para Garbiñe, llenando su camino de dudas, baches y un impropio número de derrotas en rondas demasiado precoces. Desde entonces, la hispano-venezolana, de 29 años, apenas ha sido capaz de sumar 12 victorias y ha caído derrotada en 17 ocasiones. En total, un 41% de partidos ganados en 2022, su peor porcentaje desde que es profesional.

“Quizá eso es lo que me está frenando, estar constantemente comparándome con ese momento. Tengo que olvidarme un poco, jugar y ya está. Esa presión me está encogiendo”, reconoció la ex número uno tras caer eliminada en primera ronda de Wimbledon, donde ganó en 2017 y fue finalista en 2015.

Una presión de la que tampoco ha conseguido despegarse en el tramo final de la temporada. Aunque por ahora ocupa el puesto número 13 del ránking, Muguruza no podrá defender los 1.000 puntos conseguidos en las WTA Finals y acabará el año fuera de las 40 primeras posiciones, algo que no ocurría desde 2013, cuando daba sus primeros pasos en el circuito. En la ‘race’, que marca el desempeño durante el año, ocupa ya el puesto 48.

El tormento de las primeras rondas

Muguruza ha llevado al extremo su otra cara, esa caracterizada por la fragilidad y la falta de consistenciasiete torneosni siquiera la primera ronda

“Ya sabéis que no soy la mejor en constancia, voy a rachas, a veces juego mejor y a veces no tanto”, ha reconocido en repetidas ocasiones a lo largo del año, haciendo hincapié en que “es una cuestión de confianza” lo que le ha hecho diluirse en un año para olvidar.

Especialmente dolorosas han sido sus actuaciones en los Grand Slam, donde apenas ha llegado a segunda ronda en el Open de Australia y a tercera en el US Open, cayendo a las primeras de cambio en París y Londres, los dos ‘major’ donde sabe lo que es ganar. Para encontrar su mejor resultado del año hay que remontarse a febrero, cuando alcanzó los cuartos de final en el WTA 1000 de Doha, la misma ronda en la que cayó en los WTA 500 de Sidney y Tokio.

Volver a empezar

No se trata, sin embargo, de la primera vez en la que Muguruza vive una situación similar. Aunque no tan sostenidos en el tiempo, en el pasado ya tuvo que lidiar con momentos en los que parecía llamada a dominar el circuito y que se traducían en varias derrotas seguidas y broncas con sus entrenadores, en especial con el francés Sam Sumyk, con quien rompió su relación en 2019. Y de todos ellos acabó saliendo reforzada.

En noviembre de 2019, cayó al número 36 del mundo, y solo unos meses después, en enero de 2020, estaba jugando la final del Open de Australia con Sofía Kenin. En marzo de 2021, volvió a salir de las quince mejores del mundo, y en noviembre estaba ganando las WTA Finals. Ahora, tras renunciar también a disputar Billie Jean King Cup, tendrá más de dos meses por delante para enfocarse en 2023, donde llegará a los torneos sin apenas puntos que defender y siendo una tenista que querrán evitar todas las cabezas de serie.

Veo la luz, tengo magia. Solo hay que seguir, seguir y seguir”, dijo tras el US Open, donde cayó en una tercera ronda agónica ante la checa Petra Kvitova. Liberada ya de su peor año, le tocará darse la oportunidad de volver a empezar una vez más.