DEPORTES

Apuestas y amaños, un negocio que mueve 1,7 billones cada año, también en Mundiales y Champions League

El periodista canadiense Declan Hill investiga desde hace años estas prácticas: “La combinación entre amaños y apuestas ha creado un mercado global de la corrupción”

Los principales clanes están en Asia, desde donde urden manipulaciones en todo tipo de torneos: “En las fases de grupos de la Champions y el Mundial se repiten estos casos”

En 2020, España ejecutó su primera sentencia condenatoria por amaño de partidos, algo infrecuente en procesos que cuentan con la connivencia de las autoridades deportivas

El portero de Ghana, Richard Kingson, no consigue parar a Ronaldo, delantero de Brasil

El portero de Ghana, Richard Kingson, no consigue parar a Ronaldo, delantero de Brasil / FIFA

Denís Iglesias

Denís Iglesias

Durante años, las últimas jornadas de LaLiga española tenían unos protagonistas en forma de accesorio que se alineaban en los partidos decisivos: los ‘maletines’, donde viajaban millones entre diferentes clubs. Unos buscaban la victoria forzada del rival, otros primaban a jugadores para ganar a un contrincante directo. La palabra se eliminó de las crónicas y los participantes de las principales competiciones aseguran que este tipo de prácticas se redujeron a la mínima expresión, porque todos los equipos llegan con algo en juego al tramo final (puestos europeos, descenso, pero sobre todo derechos televisivo). 

Sin embargo, la irrupción y auge de las apuestas deportivas ha catapultado un negocio transversal. Afecta a todo tipo de disciplinas, como demuestra la Copa Setka, un torneo amateur de tenis de mesa sobre el que informó este diario, creado solo para los apostadores. Se disputa, entre otros países, en Ucrania. No se detuvo con la guerra.

Según un informe del año 2021 de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, cada año se mueven 1,7 billones de dólares en mercados de apuestas ilegales. Es el primer dato que traslada a la conversación que mantiene con EL PERIÓDICO DE ESPAÑA Declan Hill, periodista canadiense de investigación y doctor en Sociología por a Universidad de Oxford. Es autor de The Fix: Soccer and Organized Crime (2010), la obra más completa que existe sobre el mercado global de los amaños y apuestas deportivas, cuya actividad ha salpicado a torneos como la Champions League o el Mundial. 

Miles de eventos

“Los partidos amañados no son algo nuevo. Existen desde los Juegos Olímpicos de la antigüedad. Lo que sí es una novedad es cómo esta práctica, combinada con las apuestas, ha creado un mercado global de corrupción que es susceptible de afectar a 60.000 eventos en los que se puede apostar cada día. Hace una década no servía de nada intervenir un torneo de ajedrez o tenis de mesa, pero ahora se mueve mucho dinero en pequeños eventos”, asegura el investigador, que envuelve cada afirmación con la seguridad que le da su experiencia y el rigor de sus fuentes.

La primera toma de contacto de Hill con la corrupción en el deporte tuvo lugar a comienzos de los 2000, mientras realizaba un reportaje sobre las conexiones entre la mafia rusa y el hockey sobre hielo. “Conocí al jefe de la mafia rusa en EEUU (Viacheslav Ivankov) en una cena. Controlaban el hockey -amenazando a jugadores, tanto en Rusia como en el exterior y apropiándose clubs-, pero a él lo que realmente le gustaba era el fútbol. Me contó que había estado presente en el Mundial de 1994. No en cualquier sitio, en primera fila de la zona vip, junto a Clinton, Blatter y otras personalidades. Fue algo muy simbólico”, apunta el investigador, declarado ‘persona non grata’ por FIFA, “debido a mi condición de periodista”.

El que fuera presidente de la FIFA durante casi tres décadas fue absuelto recientemente, junto a Michel Platini, expresidente de la UEFA, en un juicio por fraude, falsificación y mala gestión. El juicio se centró en un pago realizado en 2011. Sobre ambos mandatarios pesan múltiples sospechas. El año pasado, la FIFA prolongaba la suspensión que afectaba a Sepp Blatter para ejercer cargos durante seis años más. “Es un tipo muy inteligente. No lo menosprecio, sin embargo, es una persona del ayer. Antes ofrecías sobornos en sobres, pero ahora todo se ha sofisticado. También el control de la corrupción. Se han creado muchos consejos de integridad que no han solucionado el problema”.

Hill ejemplifica la inoperancia de las autoridades del deporte para combatir la corrupción con el caso de Miguel Maduro, político portugués elegido para formar parte del comité independiente de la FIFA encargado de controlar las prácticas ilegales. “Gianni Infantino -actual presidente- le dijo: ‘Tienes que parar de investigar a los rusos’. Él le respondió que no podía acatar esa orden, cuando estaba formando parte de un consejo de integridad”, añade. La connivencia de ciertos estamentos deportivos ha permitido situaciones de amaños como el que terminó en 2020 con la primera sentencia condenatoria en España por este tipo de delitos. 

Caso Osasuna

Fue en el denominado ‘Caso Osasuna’, por el que se impusieron penas de entre los ocho años y ocho meses de prisión y un año de cárcel a cinco exdirectivos de Osasuna, dos exjugadores del Betis y dos agentes inmobiliarios por delitos como el de apropiación indebida, falsedad documental o corrupción deportiva. Cuando se hizo pública la sentencia, uno de los futbolistas condenados, Antonio Amaya, ya estaba retirado. El otro, Xavi Torres, que presentó recurso contra la decisión, estaba jugando en el Al-Arabi SC de Kuwait.

“Los futbolistas que han sido condenados por amaños deportivos deberían estar expulsados de los terrenos de juego, por lo menos, durante cinco años. Los arreglos provocan un teatro en el deporte que le resta atractivo”, razona Hill, quien considera que se habla poco del perfil de “jugador apostador”. Deportistas que son víctimas del propio negocio. “Hay atletas que llevan su mentalidad competitiva a las apuestas, lo que es un grave problema. Se vuelven adictos y, en algunos casos, están patrocinados por las propias casas. El deporte necesita hablar abiertamente sobre estas adicciones”, pide el investigador. Ejemplos públicos fueron los de Wayne Rooney y Michael Owen.

A lo largo de estos años, Hill ha documentado casos de amaños en el primer nivel futbolístico. “En la fase de grupos de la Champions del pasado curso se intervinieron seis partidos. Pero esto es algo que se repite con frecuencia, también en las fases de grupos de los Mundiales, donde se manipulan partidos, sobre todo de selecciones africanas”, desvela el investigador. 

Ghana-Brasil


Es el caso del Túnez - Portugal de los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996. O del Polonia - Japón del Mundial de Rusia 2018, aunque en este caso, por apuestas. Pero uno de los que más impacto tuvo fue el Ghana - Brasil del Mundial 2006 de Alemania. Aquella era la primera participación del combinado africano en el torneo. Estaba dirigido por el croata Ratomir Dujković, que dimitió al poco del encuentro. Los ghaneses vencieron los pronósticos y consiguieron clasificarse para octavos. Según las investigaciones del periodista canadiense, hasta ocho jugadores habrían colaborado para amañar un resultado concreto en aquel cruce que terminó 0-3. Aquella operación se urdió en Tailandia, una de los países calientes de los amaños deportivos, junto a Singapur, una de las capitales de las apuestas. 

“Un grupo de singapurenses entendieron pronto el poder de la globalización. Durante años, habían controlado competiciones locales. Fueron los primeros en darse cuenta de que el modelo podía exportarse. Arreglaron partidos en todo el mundo”, relata el periodista de investigación sobre uno de los clanes que destripa y estructura hasta el detalle en sus obras. Al frente de uno de los grupos estaba Dan Tan, “puede que uno de los pocos fixers (persona que amaña) que haya entrado en la cárcel”. Su proceso penal nada tiene que ver con una depuración desde los estamentos deportivos, “simplemente lo apresaron porque las autoridades singapurenses no querían que participara en procesos penales por Europa y otros países, donde agitaría el mundo con sus testimonios”.

Y lo peor está por venir. Porque a los amaños en los deportes tradicionales hay que sumarle las prácticas de los eSports, “el Salvaje Este”, como define Hill al fenómeno que tiene en China uno de sus epicentros. “Es una auténtica pesadilla: con corrupción, abuso de jugadores, dopaje…”, enumera el autor de The Fix: Organized Crime and Soccer, que ha sufrido numerosas amenazas por parte de todos los actores implicados en el negocio de la corrupción deportiva, al igual que otros periodistas que corrieron peor suerte. 

Asesinatos de periodistas


Sin modificar el tono, pero con un semblante muy serio, el periodista de investigación recuerda el caso de Ahmed Hussein-Suale, quien realizó varios reportajes en los que evidenciaba la corrupción del fútbol en Ghana. Terminó con una multa e inhabilitación de por vida para el entonces máximo mandatario ghanés, Kwesi Nyantakyi, entre otras sanciones. 

“Meses después fue asesinado (no es el único caso documentado, en Grecia, por ejemplo, fueron amenazados con balas varios periodistas). Varios dueños de clubs en Ghana pusieron precio a su cabeza. Hasta ese punto llega la corrupción en estos países. Toda la gente en África lo sabe. De hecho, sin estas prácticas, selecciones como Nigeria habrían tenido posibilidades de ganar el Mundial. Ellos son muy buenos. La falta de recursos y estas prácticas frustran los avances”, explica Hill, poniendo sobre la mesa la eterna promesa de los combinados africanos. Siempre se espera que lleguen a las rondas finales de un gran torneo, sabiendo que la mayoría de sus integrantes nutren a grandes equipos europeos.

Pero el investigador considera más peligrosa aún la participación en el negocio del fútbol de países como Qatar y Arabia Saudí, “los reyes Midas de la corrupción, que manchan todo lo que tocan. Es el caso de Mohamed Bin Hammam, involucrado en pagos secretos hasta que consiguió llevar a su país natal el Mundial de 2022. El fútbol alemán puso sin éxito en manos de la justicia deportiva este caso. Murieron 6.000 trabajadores en la construcción de los estadios. Con estos antecedentes, ¿cómo es posible que puedan seguir trabajando en la industria deportiva personas y países acusados de corrupción?”, critica un profesional que rechaza cualquier colaboración de empresas que tengan vínculos como estos dos estados. 

Lejos de mostrarse frustrado o desesperanzado, Hill se muestra decidido a seguir investigando, pero pide una mayor implicación a sus compañeros de profesión: “Nuestros colegas en deportes, por lo menos en el territorio que conozco, Norteamérica, son simplemente cheerleaders, personas a las que solo les importa que gane su equipo”. Y, sobre todo, reclama un paso adelante de las autoridades deportivas. 

“Porque en países como en España se ha hecho un buen trabajo desde las fiscalías. Casos como el del Levante y Osasuna así lo prueban. No así los organismos federativos, que omiten sus responsabilidades. El deporte español tiene un mercado corrupto interno que ha aprovechado la tormenta perfecta de la combinación de amaños y apuestas”, finaliza la entrevista, con el último sorbo de café sobre una mesa. Una escena a través de la que Hill ha construido sus investigaciones, a base de golpes y contragolpes. No en vano, es boxeador aficionado. Todo ayuda es poca en el Salvaje Este.