FÚTBOL

Del "Suárez a Nacional" al "CR7 not welcome" en el Atlético: campañas de amor y odio de los mercados de fichajes

Luis Suárez volverá a jugar en el que equipo que le vio nacer como futbolista, un regreso deseado a los orígenes que hicieron otros como Riquelme, Fernando Torres o Joaquín

Parte de la afición del Atlético rechaza la llegada de Cristiano, como en su día hicieron en el Olympique de Marsella con Drogba o con Zozulya, por motivos ideológicos, en el Rayo

Aficionados exhiben una pancarta con el mensaje ‘CR7 Not Welcome’ en el partido entre el Atlético y el Numancia.

Aficionados exhiben una pancarta con el mensaje ‘CR7 Not Welcome’ en el partido entre el Atlético y el Numancia. / EPE

Denís Iglesias

Denís Iglesias

Apareció una pancarta en el primer amistoso del Atlético en El Burgo de Osma (Soria) ante el Numancia. Nada tenía que ver con el regreso del club o servía de ánimo para un nuevo curso. “CR7 Not Welcome”, se leía en la grada. Un mensaje de frontal rechazo sobre la posibilidad de que Cristiano Ronaldo vista la camiseta rojiblanca de los "meandros del Manzanares", también objeto de crítica. El lema se duplicó y apareció igualmente en los aledaños del Metropolitano. No es la primera historia de oposición por parte de una hinchada a un fichaje, ni será la última

Casi a la par, la campaña “Suárez a Nacional” culminaba con éxito. “Quiero agradecer todo el apoyo recibido. Nos ha llegado al corazón. No podíamos rechazarlo y tenemos un preacuerdo con el club”. El exdelantero del Atlético volvía a casa, al Estadio Gran Parque Central de Montevideo que le vio nacer antes de su explosión en Europa, donde se convirtió en uno de los futbolistas más letales. Un retorno a los orígenes que no necesariamente ha de ser la última función, pero que se une a la serie de regresos históricos. Tampoco será el último episodio con esta temática.

“Drogba, vete a China”

Son historias de amor y odio del mercado de fichajes, un periodo en el que se desatan tantas o más pulsiones que durante la temporada. Los rumores construyen equipos imposibles que a veces se cumplen, como en el caso de Suárez, y a veces... también, como puede suceder con Cristiano Ronaldo, empeñado en retorcer su trayectoria hasta el punto de seguir jugando la Champions ante una afición que solo le otorgaría el perdón a base de goles. O no, porque “es la antítesis de nuestros valores”, según denunció este miércoles la Unión de Peñas del Atlético, que reflejaba parte del sentir de una afición que ha soportado un cambio de escudo, otro de camiseta, también de estadio… No está dispuesta a tener ciertos referentes.

Nada tiene que ver esta visceralidad con los números y sí más bien con las trayectorias. Le sucedió a Didier Drogba. El mítico goleador de Costa de Marfil insinuó en 2017, cuando ya afrontaba el final de su carrera en el fútbol de la MLS de EEUU, el regreso al Olympique de Marsella, donde había militado en la temporada 2003/04. Aquel curso anotó 32 goles que a la postre le confirmaron como goleador continental. El Chelsea terminó pagando 24 millones de libras por su incorporación. Tras hacer historia como blue se marchó a China, después militó en el Galatasaray turco y finalmente se apuntó al sueño americano. Hubo un regreso temporal a Londres por el medio.

Como en el caso de Ronaldo, fueron los ultras los que comandaron la acción de rechazo, exhibiendo un párrafo en el Estadio Vélodrome de Marsella: "Drogba, para de decir que amas al Olympique. Tú ganas en un mes lo que nosotros no ganaremos jamás en una vida. Deja de llorar y vuelve a China". Una semana antes, el ariete costamarfileño había pronunciado en una entrevista con Canal+ que esperaba poder cumplir su promesa “de volver un día a Marsella. Solo hay que tomarse tiempo para sentarse y hablar”. 

Los jugadores saben que tienen que medir muy bien cada paso que dan. Cuando se abre una puerta de un equipo se puede cerrar la del rival y viceversa. Aunque todo depende del movimiento. Si es un golpe de efecto como el fichaje en el 2000 de Figo por el Real Madrid procedente del Barça, el agravio queda en la grada del equipo que pierde a su figura. Si es el futbolista el que llega al club rival en unas circunstancias diferentes a las que construyeron la enemistad, los aficionados más ruidosos serán los primeros en echar el candado. 

Tuits e ideología

A veces hay conflictos irresolubles, como el que mantienen el Olympique de Lyon y el Saint-Etienne, un duelo ancestral francés que se mantiene a pesar de que ambos clubs luchan desde años por objetivos bien diferentes. Esto no impidió que en 2017, Anthony Mounier, formado en el equipo lionés, tuviera que volver a hacer las maletas cuando ya las había abierto para fichar por el equipo verde. "Mounier, ¡nuestros colores nunca serán tuyos!”, rezaba una pancarta en el Estadio Geoffroy-Guichard de Saint-Etienne

El pecado del jugador, más allá de haber sido canterano del Lyon, fue celebrar como si fuera el último día de su vida un gol ante el que iba a ser su nuevo equipo. Ocurrió en 2012, en el último minuto de un 3-2 cuando militaba en el Niza. “Hemos jodido bien a los verdes”, explicaba sin tapujos tras el encuentro el jugador rechazado. Uno nunca sabe quién le dará de comer, por eso, en su presentación con el Saint-Etienne, preludio de la salida forzada, aseguraba: “Estoy dispuesto a explicarme para empezar bien. Cometí errores cuando era joven”. 

Para cobrar facturas, la edad no importa. Lo vivió en carne propia Gaizka Campos, portero de Barakaldo cuyo fichaje por el Real Zaragoza se frustró este verano debido a unos tuits que escribió cuando tenía 16 años. En ellos lanzaba mensajes ofensivos contra el que iba a ser su nuevo club, que finalmente rechazó su incorporación. Mismo resultado para Sergi Guardiola, delantero del Real Valladolid al que su pasado antibarcelonista le privó de fichar por el equipo azulgrana, como a Elvis Coca, que iba a incorporarse a su red de ojeadores.  

En 2015 le sucedió algo parecido a Julio Rey, un “visto y no visto” en el Deportivo, equipo contra el que había profesado comentarios de odio años atrás. En ocasiones hay matices ideológicos de por medio. Sucedió con Zozulya, rechazado por los ultras del Rayo, que le acusaron de nazi. En 2013, el Celta dio marcha atrás en la contratación de Salva Ballesta como segundo entrenador por un motivo similar. En 2011, Eñaut Zubikarai, portero de la Real Sociedad, vio cómo su llegada al Hércules se frustraba porque parte de la afición había puesto el foco en que su padre, Cándido Zubikarai Badiola, fue condenado a prisión como miembro de ETA por el asesinato de dos guardias civiles en 1987.

“Luis ya volvió”

En los movimientos de exclusión y rechazo, un sector genera opinión y en ocasiones consigue generalizarlo. Sin embargo, en el regreso de los deseados como Suárez, es el conjunto de la masa social el que se vuelca al completo en la operación. Sólo así tendrá éxito. El artillero uruguayo barajó opciones en Europa para seguir compitiendo al máximo nivel. Igualmente apareció en el camino River, cuya eliminación de la Libertadores le restó opciones, y la Major League Soccer de EEUU, un polo cada vez más atractivo. Al final obró el corazón y Luis Suárez jugará en el equipo que le vio crecer, el Nacional, junto a Peñarol, el club más importante de su país.

La campaña “Suárez a Nacional”, promovida por los Albos, dio la vuelta al mundo. Hasta que lo consiguieron, las gradas del Parque Central fueron, en cada una de las fechas del campeonato, un atril para pedir el regreso de su ídolo. Hace una semana se mostraron más de 15.000 caretas con la cara del futbolista. Las furgonetas de reparto en Montevideo llevaron pancartas pidiendo la vuelta del hijo pródigo y usaban el claxon para recordarle al pueblo que aquello era casi una cuestión nacional. 

Los hinchas hicieron hasta un cántico propio para la causa: “Llegó la banda del Parque / a Carrasco esta tarde / a buscar a Lucho Suárez goleador / Todos los bolsos nos juntamos / y a Twitter lo copamos / el mensaje le llegó / y a Nacional Luis ya volvió / Lucho vino pa ser campeón / con el Decano Tricolor / es la banda más loca de Uruguay / y Fuentes (el presidente de club) a España lo fue a buscar. / Ay, Manya (en referencia a sus rivales de Peñarol) ,te querés matar / la Bota de Oro va al Parque Central / vinimo al aeropuerto a esperar / que siga la locura y el carnaval”.

La película que tiene a Luis Suárez como protagonista vivió precuelas. Como la de Juan Román Riquelme, uno de los grandes ídolos de Boca Juniors, con el que consiguió la Libertadores en su primera etapa. Tras su paso por el Barça y el Villarreal, volvió a ser xeneize en 2007, primero a préstamo y después en propiedad. Tévez hizo el mismo camino de vuelta con idéntico destino, La Bombonera. El Apache volvió en 2015 al club del que es hincha y con el que debutó profesionalmente en 2001. 

Torres, Shevchenko y Robben

Argentina ha sido protagonista de muchas de las historias de regresos deseados. De sus canchas salieron otros ídolos como Diego Milito, campeón de la Champions de 2010 con Inter, quien volvió a vestirse la casaca de ‘su’ Racing de Avellaneda en 2014. La Brujita Verón tomó la decisión en 2006 de volver a Estudiantes de la Plata, donde comenzó su carrera, después de conquistar títulos con el Parma, la Lazio y el Manchester United.

Aunque Latinoamérica concentra las historias más potentes de retornados, en el fútbol europeo se han producido retornos que han ilusionado a todas las partes, independientemente del rendimiento posterior, como el de Arjen Robben al Groningen en 2020, el club donde uno de los mejores extremos de su tiempo se formó de niño. O el de Andriv Shevchenko, quien después de convertirse en el jugador ucraniano más influyente de todos los tiempos decidió retirarse en el Dinamo de Kiev de sus amores.  

Más cerca aún los hilos de los que tiraron equipos españoles como el Atlético para conseguir que Fernando Torres, ahora entrenador del juvenil colchonero, regresara en 2014, tras siete años, al feudo que le idolatró. Volver sobre tus pasos no siempre significa que sea para bajar el telón y ejercer un rol secundario, como aún demuestra Joaquín en el Betis, al que volvió en 2015 y con el que se ha vuelto a coronar campeón de la Copa del Rey. Porque uno siempre vuelve a donde fue feliz, tal que el fallecido Reyes, el jugador más joven en debutar en Primera con el Sevilla, en cuya disciplina se reintegró en 2011.

Historias de ayer, hoy y siempre, donde los héroes se convierten villanos. También al revés. O al menos lo intentan. Y donde el sentido de pertenencia a un club se vuelve una prioridad frente a otras cuestiones contractuales o de imagen, socorridas en el día a día de los fichajes, cuando, en ocasiones, los movimientos quedan definidos por el sentimiento y no por el valor de mercado.