CICLISMO

Por qué el descalabro de Pogacar fue tan histórico como sorprendente

El ciclista esloveno experimentó en el Glanon dos sensaciones inéditas en su aún jovencísima carrera profesional: jamás había cedido un maillot de líder y jamás había perdido tanto tiempo en una etapa frente a un rival directo por la victoria final

Tadej Pogacar, este miércoles, entrando en meta tras perder el maillot amarillo.

Tadej Pogacar, este miércoles, entrando en meta tras perder el maillot amarillo. / Agencias

Sergio R. Viñas

Sergio R. Viñas

El Jumbo Visma de Jonas Vingegaard y Primoz Roglic publicó hace unas semanas en su cuenta de Youtube un interesantísimo documental que narra por dentro las vivencias del equipo durante el pasado Tour de Francia. En él, uno de sus directores deportivos, Frans Maassen, hacía una confesión a sus corredores antes de que todo empezara: "Pogacar ha demostrado ser mejor que Roglic en la contrarreloj, más rápido en las llegadas y en la montaña están muy igualados. Él es el favorito. Nuestras opciones pasan por aprovechar que somos el mejor equipo del Tour. Porque estoy convencido de que lo somos".

Las circunstancias impidieron comprobar si la profecía de Maassen era acertada o no. Una caída dejó pronto a Roglic fuera de la pelea por la general y los sucesivos abandonos forzados de Tony Martin, Robert Gesink y Steven Kruijswijk minaron considerablemente el potencial de la escuadra neerlandesa. Surgió al rescate un extraordinario Vingegaard, que llegó segundo a París, pero Pogacar jamás llegó a sentir en peligro su segundo triunfo consecutivo en el Tour.

Pero en el Tour que ahora se disputa la película ha resultado ser distinta. El Jumbo Visma es todavía mejor equipo que el año pasado, reforzado con corredores como Christophe Laporte y Tiejs Benoot, y llegada la hora de la verdad, ha demostrado su capacidad para poner en apuros a un Pogacar que hasta este miércoles parecía encaminarse sin remedio hacia su tercer Tour consecutivo.

Ataques continuos

En el clásico encadenado alpino Telégraphe-Galibier, previo a la ascensión final al Granon, Roglic y Vingegaard aislaron a Pogacar de su menguado equipo (dos abandonos en el UAE, además de un Marc Hirschi incapaz de dar su nivel habitual) y le cosieron a ataques. Saltaba Roglic y tenía que responder Pogacar. Saltaba Vingegaard y tenía que responder Pogacar. Respondió a todos, pero el joven prodigio esloveno acabó pagando su esfuerzo en el último puerto.

En él, con Roglic ya fuera de juego, desfondado tras un ímprobo esfuerzo en favor de su compañero, Pogacar fue incapaz de responder al ataque final de Vingegaard, ganador de la etapa y nuevo líder del Tour. Y no solo eso, sino que se desfondó, siendo también superado por Nairo Quintana, Romain Bardet, Geraint Thomas y David Gaudu, rivales a priori muy inferiores a él.

El descalabro de Pogacar fue totalmente inesperado, más tras el excelso nivel que había mostrado en las jornadas anteriores. Y, más que eso, es histórico, pues así lo atestigua el histórico del corredor del UAE en el ciclismo profesional, al que promocionó en el año 2019, cuando aún tenía 19 años y su director, el español Joxean Fernández 'Matxin', había diseñado un plan en el que 2022 era el primer año que debía pelear por el Tour. Y ya ha ganado dos.

Maillot de líder

Quizá el dato más sorprendente y llamativo es que es la primera vez que Pogacar pierde un maillot de líder en una prueba por etapas tras haberlo vestido. En 2019 lideró Algarve y California y acabó ganando ambas carreras. En 2020 hizo lo mismo en Comunidad Valencia, UAE y Tour. En 2021, en UAE, Tirreno, Eslovenia y Tour. Y en 2022 lo había hecho en UAE, Tirreno y Eslovenia. En todas esas carreras, una vez que alcanzó el liderato lo defendió hasta el final.

En los tres últimos años, de hecho, solo ha participado en dos pruebas por etapas que no ha acabado ganando: el Dauphiné de 2020 y la Itzulia de 2021. Si no acaba ganando este Tour (y eso está por ver) cortará una racha de dos vueltas grandes consecutivas ganando. En la otra que ha corrido, la Vuelta de 2019 que supuso su eclosión, acabó tercero, por detrás de Roglic y Alejandro Valverde.

Los dos minutos y 51 segundos que el esloveno cedió con Vingegaard en el Glanon suponen también un hito inédito en su carrera. Como es evidente, en otras ocasiones había cedido ese tiempo y todavía más con corredores escapados (lo hizo en la etapa del martes, sin ir más lejos), pero jamás había perdido tanto tiempo contra rivales directos por la clasificación general.

1:24 de récord

En la Vuelta 2019 y en el Dauphiné 2020 cedió en sendas etapas 1:01 con Roglic (curiosa coincidencia) y en la Itzulia 2019, 1:24 con Buchmann. En el resto de etapas en línea que ha disputado en su carrera profesional su renta con el mejor de los aspirantes a la general siempre fue inferior al minuto, salvo error u omisión por parte de quien redacta estas líneas.

"He perdido tres minutos [2:51, en realidad], pero lo mismo puedo ganarlos yo en otra etapa. Voy a intentar recuperar el tiempo perdido, desde mañana [por este jueves] me pongo a atacar", prometió Pogacar tras su sufrimiento en el Granon, un puerto que solo se había subido una vez en su historia (en el Tour de 1986, con victoria del español Eduardo Chozas) y que desde ahora se conocerá como aquel en el que Pogacar demostró que es humano. Aunque quizá hoy en Alpe d'Huez vuelva a exhibir que no lo es, claro.