DEPORTE Y NEGOCIO

Las 'palancas' del Barça, Legends y CVC: el definitivo cambio de paradigma de la industria del fútbol

Los clubes han pasado de vender jugadores para financiar su crecimiento y la inversión de infraestructuras a enajenar activos propios para poder fichar, una apuesta hija de su tiempo que no tiene por qué ser tan cortoplacista como parece... o sí

Las 'palancas' del Barça, Legends y CVC: el definitivo cambio de paradigma de la industria del fútbol

Las 'palancas' del Barça, Legends y CVC: el definitivo cambio de paradigma de la industria del fútbol

Sergio R. Viñas

Sergio R. Viñas

Todavía, cada cierto tiempo, se recuerda en Bilbao la historia de cómo se construyó la Tribuna Norte, también llamada de La Misericordia, del viejo y ya derruido San Mamés. Los años 50 del pasado siglo tocaban a su fin y el Athletic tenía la necesidad de ampliar su campo, dado el crecimiento de su masa social. El problema era que las cuentas de la entidad no daban para demasiadas alegrías y afrontar una obra de ese tipo sin ingresos extraordinarios era prácticamente inviable.

El club bilbaíno se vio obligado a tomar una decisión traumática pero con la convicción de que era necesaria. Jesús Garay, central que llevaba una década siendo el líder de la defensa rojiblanca, fue traspasado al Barcelona por unos seis millones de pesetas (unos 36.000 euros al cambio actual), en el que fue uno de los primeros traspasos de envergadura del fútbol español. Con ese dinero, el Athletic pudo costear la necesaria ampliación de San Mamés.

Historias como ésta, con más o menos poesía, se fueron repitiendo durante décadas en el fútbol español y también fuera de nuestras fronteras. Tradicionalmente, los clubes que han querido ampliar sus infraestructuras y no contaban con los fondos necesarios para llevar a cabo la operación recurrían a la venta de algunos de sus mejores jugadores para obtener la financiación que necesitaban. Una maniobra que tenía todo el sentido técnico, pues suponía enajenar activos con una vida útil corta (los futbolistas) para adquirir otros duraderos y con largas amortizaciones (estadios, ciudades deportivas...).

La conversión de la mayoría de los clubes en sociedades anónimas deportivas (SAD) abrió la vía de las ampliaciones de capital y el endeudamiento a largo plazo se fue afianzando como otra vía de financiación, pero la voracidad del negocio del fútbol exige continuos pasos adelante. El establecimiento de límites salariales y mecanismos de juego limpio financiero, así como el impacto económico de la pandemia, simplemente han terminado de empujar la ya imparable industrialización de este deporte.

Laporta se dirige a los compromisarios en el Auditori 1899 del Camp Nou.

Joan Laporta en la Asamblea del Barça de este jueves. / Efe

Los ejemplos

La inminente venta del Barça de hasta un 49,9% de su negocio de 'retail' y de hasta el 25% de los derechos de TV durante los próximos 25 años consolida el cambio de paradigma. Ya no se venden futbolistas para hacer crecer otros activos de un club; ahora los clubes venden otros activos para poder contratar nuevos futbolistas. Algo que, por otra parte, ni mucho menos ha inventado Joan Laporta.

Veamos el caso de LaLiga y CVC. El acuerdo por el que 38 clubes han vendido algo más del 8% de sus derechos de TV durante los próximos 50 años a cambio de casi 2.000 millones de euros está también en esa línea. El 70% del dinero recibido irá destinado, como se sabe, a infraestructuras, pero hasta un 15% se consagró a incrementar límites salariales y, por tanto, a poder fichar más y mejores jugadores. Y, no nos engañemos, para más de un club y más de dos ese fue un factor decisivo a la hora de dar el visto bueno a la operación.

En paralelo, el Real Madrid, que rechazó el pacto LaLiga-CVC desde el minuto uno, activó una operación de naturaleza similar. En mayo, selló su alianza con Legends, por la que la empresa norteamericana, propiedad del fondo Sixth Street, adquiere por 360 millones de euros el 30% de los beneficios de la explotación del nuevo Santiago Bernabéu durante 20 años. De nuevo, una operación que supone vender una parte del negocio propio del club para adquirir liquidez. En teoría, el Madrid la quiere para afrontar con garantías las obras de reforma de su estadio, pero en paralelo le permite mantener su pujanza en el mercado de fichajes mientras termina de remodelar el coliseo de la Castellana.

Firma del acuerdo entre Legends (Sixth Street) y el Real Madrid.

Firma del acuerdo entre Legends (Sixth Street) y el Real Madrid. / Archivo

El tercer club de Primera División que rechazó el acuerdo con CVC fue el Athletic, que ahora mismo se encuentra en pleno proceso electoral. Y uno de los tres candidatos a la presidencia, Ricardo Barkala, ya ha puesto sobre la mesa la posibilidad de sellar una alianza con Legends para la explotación de los espacios de San Mamés. En este caso, con la salvedad de que el bilbaíno es un campo público-privado del que el Athletic ostenta un porcentaje minoritario. Clubes como el Tottenham, el Manchester City o el PSG ya han desarrollado iniciativas similares.

Del largoplacismo al cortoplacismo, sí, pero resulta discutible si, como parece en una primer vistazo superficial, todas estas operaciones suponen pan para hoy y hambre para mañana. Una reflexión que se ha afianzado, especialmente, con las llamadas 'palancas económicas' que el Barça se dispone a activar antes del 30 de junio, pero también para CVC.

¿Y el futuro?

¿Seguirán los derechos de TV valiendo tanto como ahora dentro de unos años, tanto en términos absolutos como porcentuales sobre el presupuesto total de los clubes? Es difícil de prever. El incremento de esa partida ha sido descomunal en los últimos 20 años, pero quizá en el futuro no lo haga. O a lo mejor continuará con su crecimiento, es complicado de saber en horizontes como los que se plantean, a varias décadas.

Lo mismo ocurre con los acuerdos para la explotación de los estadios. ¿El uso no deportivo de los grandes recintos será la panacea que prevén los expertos en 'hospitality'? Hace unos años apenas se planteaba como una vía de ingresos simbólica y hoy ya está claro que no lo es. En el futuro...

Con total seguridad, la industria del fútbol irá desarrollando nuevas vías de negocio a través de filiales, orientadas en la mayoría de caso al mundo digital y las nuevas tecnologías. Vías que hoy no existen o son muy minoritarias y que dentro de unos años gozarán de un valor que ahora no se puede ni prever. Lo que ya está claro es que los activos más valiosos de los clubes hace tiempo que dejaron de ser los futbolistas.

Es innegable, en fin, que los clubes de fútbol están extirpando parte de sus propios organismos para poder seguir alimentado de fichajes sus vestuarios, pero si algo enseña la evolución de este negocio es que siempre encuentras nuevas vías para regenerarse y expandir sus dominios. Ya no se venden futbolistas para construir tribunas, pero quizá en unos años se venda el acceso a tribunas virtuales desde las que ver un partido con una experiencia inmersiva para fichar futbolistas. Quién sabe.