COPA DEL REY

Felipe VI sonríe en una final sin pitos al himno y en la que se gritó “corrupción en la Federación”

Las aficiones del Betis y del Valencia respetaron el himno español y el sector valencianista cargó contra Rubiales por una decisión arbitral 

El presidente del Gobierno alegó “problemas de agenda” y la representación corrió a cargo de Miquel Iceta, ministro de Cultura y Deporte

Palco de autoridades en la final de la Copa del Rey.

Palco de autoridades en la final de la Copa del Rey. / EFE

Denís Iglesias

Denís Iglesias

Tuvo la Copa del Rey que ganó el Betis al Valencia en los penaltis una previa muy larga. Los nervios levantaron a más de uno antes de la cuenta. Y hasta las 22:00, hora del partido, pólvora, tragos y cánticos en una convivencia pacífica de aficiones. Los que consiguieron entrada no eran invitados. Dieron color y espectáculo a una grada que desplegó, en cada bando, enormes tifos. 

En el sector valencianista, una lona gigante como el lema “bronco y copero” debajo del lema por antonomasia: “Tots a una veu”. Del lado verdiblanco, el “Betis, Alé”, con el diseño de las banderas que el club heliopolitano entregó a sus abonados. Terminó el despliegue y la conjura para dar paso al himno español, que se escuchó sin pitos nueve años después

Respeto al himno


La última Copa sin abucheos se había celebrado en el Bernabéu en 2013. El trofeo aquel día lo entregó Juan Carlos I a Gabi, capitán del Atlético que derrotó al Real Madrid. A partir de ahí, la presencia del Barça o de equipos vascos siempre conllevó una pitada con mayor o menor intensidad.

Se coreó a pleno pulmón el himno y la situación dibujó una sonrisa en la cara del Rey Felipe VI desde un palco donde el gran ausente fue Pedro Sánchez. Moncloa argumentó “problemas de agenda”. El presidente español había viajado en las horas previas para reunirse con Volodímir Zelenski, su homólogo ucraniano. Sin embargo, regresó con tiempo suficiente para acudir a la final. Finalmente, no lo hizo, aunque sí coincidió con los reyes en la entrega del Premio Cervantes que tuvo lugar en Alcalá de Henares esa misma tarde. 

Sí estuvo en La Cartuja Miquel Iceta, ministro de Cultura y Deporte. Asumió la representación de un Gobierno que, por medio de su portavoz, Isabel Rodríguez, calificó como “reprobable” desde la moral y la ética que la Supercopa de España se celebre en Arabia Saudí, llegando a pedir incluso un replanteamiento del torneo. 

Las aficiones del Valencia y del Betis se expresaron desde el respeto al himno. Aunque tampoco hubo un fervor patriótico en las gradas, coloreadas al máximo con los distintivos de cada uno de los equipos y sin apenas banderas de España. Alguna en el sector del Betis y mayoritariamente valencianas en el de sus rivales. 

“Corrupción en la Federación”


La sonrisa del Rey Felipe VI contrastó con el rictus de partida más serio que presentó Luis Rubiales, presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) en el final de la semana de la revelación de los audios compartidos con Piqué sobre las comisiones de la Supercopa de Arabia, entre otros temas. “He sufrido un acto de terror por el robo de contenido de mi móvil. No se lo deseo a nadie. Estoy emocionado por el apoyo que he tenido y voy a seguir trabajando por el fútbol”, expresaba en Telecinco Rubiales. 

Además del aplauso de los presidentes de las federaciones en su comparecencia para dar explicaciones por este asunto, el máximo mandatario de la RFEF contó con el apoyo de los árbitros de la Copa. “Él hizo posible que tengamos contratos profesionales”, defendió De Burgos Bengoetxea en la previa. 

Fue, precisamente, una decisión arbitral, en este caso de Hernández Hernández, el colegiado principal, el que motivó por parte de la hinchada che la recuperación de un viejo cántico. “Corrupción en la Federación”, sonó después de la amarilla que vio Paulista por un manotazo sobre Borja Iglesias en el minuto 5 de partido. 

La presentación del Rey Felipe VI dificultó la labor de la prensa. Los inhibidores se activaron y la red servida por la Federación quedó inutilizada, obligando a los comunicadores a utilizar sus propios dispositivos. 

“Lim, go home”


Igualmente se inhibió Kiat Lim, hijo del propietario del Valencia, presente en el palco junto a Juanma Moreno, presidente de la Junta de Andalucía; Ximo Puig, presidente de la Generalitat Valenciana; Antonio Muñoz, alcalde de Sevilla o Ángel Haro, presidente del Betis. Hubo pancartas de “Lim, go home” en la previa e incluso algún aficionado consiguió burlar la seguridad para exhibir una pancarta grande con fondo amarillo. 

Entre Kiat Lim y Rubiales también hubo incomodidad a causa del reparto por jugar la Supercopa de Arabia que el Valencia disputó en 2020 y que jugará en 2023 por su condición de finalista de Copa. Según se reveló en su día, el Valencia tenía un fijo de 2,5 millones frente a los cuatro que percibió el Atlético y los 6,8 del Real Madrid y del FC Barcelona, sobre la base del sistema de categorías pactado entre el presidente de la Federación y Piqué, central azulgrana. 

La directiva del Valencia advirtió a la RFEF, por medio de un burofax, la “posible ilicitud de la alteración de las bases de la competición” y avisó que estudiaba la opción de demandar a la Federación. Rubiales confesó en su declaración que “solo hubo un club que se opuso a los cambios (en clara alusión al Valencia). El resto están encantados. Es más. Ese equipo percibirá mínimo dos millones y medio por ir y la última vez que fue a Arabia Saudí cobró 300.000 o 400.000 euros”, destacó el presidente de la Federación en referencia a la cantidad que cobró el Valencia por un amistoso en este país. 

El Rey y Joaquín


En los audios de la discordia también apareció el nombre de Juan Carlos I, al que Piqué pidió recurrir para la negociación de la Supercopa. Este negó categóricamente que intercediera en el caso y afirmó que se limitó a señalar que el jugador del Barça le había puesto “un WhatsApp” para verle “pues venía a Abu Dabi a presentar su Copa Davis y le dije, muy amablemente, que no estaría aquí. Pero de lo otro nunca”. 

No pensó en esto Felipe VI, que disfrutó con la celebración de la Copa por parte del Betis. Entregó el trofeo a Joaquín e incluso mantuvo una pequeña conversación con el capitán verdiblanco más allá del protocolo. “Aunque con la emoción se me olvidó decirle que este trofeo también iba por su abuela, que era bética”, desveló en sala de prensa

"Esto va por tu abuela, que era bética. Eso quería decirle al Rey, pero con la emoción se me pasó". Alfonso XII otorgó el título de Real al club andaluz y María de las Mercedes, condesa de Barcelona y madre de Juan Carlos I, se convirtió en una de sus más destacadas aficionadas mientras vivió en Sevilla. Un motivo más para la felicidad de un rey Felipe VI declaradamente atlético.