HISTORIA

El día en que el rugby rindió tributo a Pichichi en San Mamés

La Association Sportive Bayonnaisse y el Stade Hendayais disputaron un partido benéfico en el ya desaparecido campo bilbaíno, en mayo de 1924

El objetivo recaudar dinero para la familia del mítico delantero rojiblanco, fallecido a los 29 años, que da nombre al máximo goleador de LaLiga

Jugadores del Athletic, del Arenas y directivos durante el partido de homenaje póstumo a Pichichi, disputado el 5 de marzo de 1922 en San Mamés.

Jugadores del Athletic, del Arenas y directivos durante el partido de homenaje póstumo a Pichichi, disputado el 5 de marzo de 1922 en San Mamés. / Archivo Athletic Club Museoa

Once años después de la inauguración oficial del estadio de San Mames en un partido contra el Racing de Irún que acabó con empate a un gol, el histórico campo de fútbol acogió en mayo de 1924 un evento de una modalidad deportiva de la que se tenían escasas noticias por aquel entonces. Es más, la gente apenas acertaba a pronunciarlo de forma correcta cuando leía su nombre. Se hacía llamar en los medios de comunicación 'foot-ball rugby'.

El motivo de aquel encuentro consiguió llamar la atención de los más escépticos. Se trataba de recaudar fondos para la mujer e hija del delantero centro del Athletic fallecido en extrañas circunstancias dos años atrás Rafael Moreno Aranzadi, Pichichi, cuyo tío abuelo era Miguel de Unamuno y que jugaba con un pañuelo blanco anudado a su cabeza. La versión más extendida sobre aquella muerte, de la que se cumplió un siglo el 1 de marzo, es que fue a consecuencia de unas fiebres tifoideas contraídas por la ingesta de unas ostras en mal estado. Todo muy raro.

A principios del siglo XX, el rugby había llegado a Iparralde (el País Vasco-francés) para quedarse con la proliferación de equipos en lugares situados a muy pocos kilómetros de distancias unos de otros como Baiona, Biarritz, San Juan de Luz o Hendaia. Al otro lado de la frontera, nada de nada. Al menos hasta 1913. El historiador Andoni Elezcano se remonta a ese año para encontrar una relación entre la Comunidad Autónoma Vasca y el rugby.

Primeros pasos

Lo hizo gracias a uno de los reportajes de la casa cinematográfica Pathé rodados por Julián López Oliva, un reputado cámara de la época. En uno de ellos, titulado 'Fiesta vasca', aparecen imágenes de un partido de rugby disputado en la campa de Jolaseta en Getxo (Vizcaya), entre el Aviron y Côte Basque (un combinado de jugadores vascofranceses) que se saldó en un 25-17 a favor de los de Baiona. En realidad, fue acto festivo-litúrgico organizado por la Juventud Vasca del PNV para conmemorar el 31 de julio a San Ignacio de Loyola.

El diario 'Euzkadi', afín a los nacionalistas, dio buena cuenta de aquel evento donde también participaron alrededor de 400 'dantzaris' inmortalizados en una enorme fotografía en blanco y negro. Por entonces ya escribía en sus páginas un joven periodista navarro de Etxalar llamado Manuel Aznar Zubigaray, el abuelo del ex presidente del Gobierno José María Aznar.

La crónica del partido, que no lleva firma, decía así: “el rugby, 'sport' aquí no visto y que se dio a conocer con los mejores equipos, y éstos vascos, gustó extraordinariamente. Se acomoda el juego, perfectamente, al modo de ser y aptitudes de la raza. Lo prueban los equipos vascos que se presentaron en el campo de Neguri y el interés vivísimo con que la muchedumbre siguió las incidencias del espectáculo”.

Falta de interés

Cuenta el profesor de la Universidad Autónoma de Barcelona Xavier Torrebadella-Flix en su trabajo 'Historia del rugby en España' que en julio de 1914 hubo un segundo intento de importar el rugby al otro lado del río Bidasoa. Fue a raíz de que el antiguo estadio de Atotxa de San Sebastián acogiera un partido entre los mismos equipos. La cosa no cuajó por el nulo interés de público más volcado por aquella época en el fútbol.

Nueve años más tarde, los responsables de inaugurar el estadio de Berazubi donde juega el Tolosa, club en el que han jugado entre otros Isidro Lángara, pichichi en tres temporadas, o el campeón de la liga con la Real Sociedad Periko Alonso, se le ocurrió la idea de realizar una exhibición de rugby entre los equipos de Baiona, Boucau, Biarritz y Hendaia. Otro pinchazo en hueso.

Habría que preguntarse los motivos que llevaron a una o varias personas a organizar el 25 de mayo de 1924 un partido de rugby a San Mamés cuando, en realidad, era un deporte residual. El campo había sido inaugurado en 1913 por el rey Alfonso XIII y tuvo a Pichichi, hijo de un antiguo alcalde de Bilbao, como primer goleador rojiblanco.

Capitanes del Arenas y del Athletic en el partido homenaje a Pichichi jugado en San Mamés el 8 de diciembre de 1926.

Capitanes del Arenas y del Athletic en el partido homenaje a Pichichi jugado en San Mamés el 8 de diciembre de 1926. / Archivo Athletic Club Museoa

Hay mucho escrito sobre ese olvido puntual del Athletic hacia los familiares de esa leyenda del club que falleció en su domicilio a los 29 años. Sí se celebró un partido homenaje a los cuatro días de su fallecimiento donde “los campeones del norte”, el Arenas Club, se impusieron “al campeón de España”, el Athletic Club, en San Mames con un 2-1 pero no consta que el dinero recaudado fuera para su familia.

Ofrenda floral

Los equipos que pisan por primera vez el césped de 'La Catedral' acostumbran desde 1926 a depositar un ramo de flores en el busto de Pichichi, que antes estaba en la grada de la Misericordia y en el nuevo campo se encuentra ubicado a la salida de los vestuarios. La fecha exacta sobre ese ritual tampoco está clara. Y es que hay quien se la adjudica al equipo riojano del Haro tres años antes. En cualquier caso la inauguración oficial de dicho busto fue en 1926 con un partido entre el Athletic y el Arenas de Getxo, donde los rojiblancos obtuvieron un concluyente 7-2.

Ofrenda floral al busto de Pichichi del Girona en su primera visita a San Mamés, en 2017.

Ofrenda floral al busto de Pichichi del Girona en su primera visita a San Mamés, en 2017. / Efe

Fueron los únicos homenajes que recibió de forma tardía. Antes, hubo un intento encabezado por varios excompañeros de la selección como los míticos Ricardo Zamora y José Samitier, con quienes en 1920 había ganado la medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Amberes, pero la coincidencia de fechas con la cita olímpica de París echó por tierra cualquier iniciativa.

Así que el rugby fue quien tuvo que salir en ayuda de la familia del jugador. Por aquel entonces la prensa vasca no parecía darle excesiva importancia a una modalidad deportiva que en Cataluña y otras comunidades comenzaba a emerger. Era más recurrente hablar de los dos graderíos laterales construidos en San Mames ese mismo año, así como de la primera grada de Capuchinos que con el paso del tiempo pasó a denominarse tribuna sur.

Reflejo en prensa

Resulta llamativo el modo que utilizó el periódico bilbaíno 'La Gaceta del Norte' para publicitar el evento cuatro días antes de celebrarse. Así anunciaba el homenaje a uno de los futbolistas vizcaínos más emblemáticos en el titular de la noticia: “Exponemos una idea-resumen de ese juego”. Sobre tan sugerente frase aparecía un antetítulo donde se explicaba que “el domingo habrá rugby en San Mames” y para rematar un subtítulo que añadía: “para guía y conocimiento del espectador”.

Por lo visto, nadie tenía ni idea de lo que era eso de un balón ovalado en el que dos equipos de 15 jugadores se parten la cara para tenerlo en sus manos. Pese a todo, al director del periódico le pareció oportuno dar las tres columnas centrales de la página 5 al rugby. La información, que no aparece firmada, aludía a aquel encuentro disputado “hace ya muchos años” en Getxo.

En su afán pedagógico, el redactor explicaba en plan profesor de instituto cómo era un balón “que no es esférico como se usa en el fútbol asociación, sino de forma de ovoide, mejor dicho elíptico, de modo que medido en una dirección su perímetro es de 79 centímetros y en la otra de 64”. Si la pregunta sobre las medidas del balón se la hacen ahora a un jugador de División de Honor seguro que se encoge de hombros.

Hay más reseñas a las reglas del juego que, a lo mejor, solo generan más confusión. La cosa empieza bien: “los bandos o equipos son de quince jugadores por cada lado distribuidos de ordinario de la manera siguiente: ocho delanteros, dos medios, cuatro tres-cuartos y un zaguero”.

Luego, el argumentario ya se tuerce un poco: “el juego consiste en esencia en llevar el balón al campo adversario y a la vez defender el campo propio de los ataques de los adversarios” y al final el periodista se viene muy arriba en sus explicaciones al apostar sin ambages por la simplicidad: “A este fin los jugadores pueden usar las manos y los pies para detener, agarrar o empujar al adversario que sea dueño momentáneo de la pelota. De aquí que, comparado con el fútbol asociación, parezca más rudo el rugby”.

Lucha con el fútbol

Con las entradas al precio de 1,5 pesetas las de general, dos las de grada y tres las de preferencia, parece que la iniciativa tuvo una buena acogida. Y eso que ese mismo día España jugaba con Italia un partido de fútbol, nada menos que con ocasión de los Juegos Olímpicos de París, donde debutaba el jugador del Athletic Jesús Larraza, que estuvo acompañado de otros veteranos de su equipo como Jorge Marcelino Agirrezabala 'Txirri' y Carmelo Goyenechea. Sin olvidar tampoco a los jugadores del Arenas de Getxo que también fueron titulares en aquel partido, donde perdieron 1-0, como Pedro Vallana y José María Peña.

Como reclamo para llenar San Mamés, pero sin muchos alarde tipográficos, la prensa se apresuró a señalar que la Association Sportive Bayonnaisse acudía a la cita con su equipo de gala, incluidos tres jugadores internacionales como André Behpteguy, que llegó a ganar con Francia la medalla de plata en rugby en los Juegos de Paris, Magnagnon y Etchepare.

Incluso anunciaron que durante el encuentro se iba a dar a conocer el resultado final del España-Italia que se jugaba en Colombes (Francia). Por parte del Stade Hendayais, que por aquella época jugaba en la Primera División, sobresalía la figura de su internacional René Siro.

Más relevancia parecían tener aquel domingo de mayo otros eventos deportivos como la carrera ciclista Tolosa-Pamplona-Tolosa, el anuncio para el día 29 de ese mismo mes de una “interesantísima” velada de boxeo en la plaza de toros en la brillaba por su ausencia la figura del ídolo local de la época Paulino Uzkudun, los partidos de pelota programados en el frontón Euskalduna o el aliciente de leer en un par de días (los lunes no había periódicos) una “amplísima” crítica y “descripción del match” entre España e Italia de fútbol con la firma de José María Mateos. Para quienes piensan que hoy en día los periodistas son duros con los árbitros, aquel arbitraje fue calificado de “desdichadísimo y pronunciadamente contra España”.

A otro periodista de 'El Noticiero Bilbaíno' le asaltaron las dudas sobre la conveniencia de celebrar “el partido de presentación del rugby en Bilbao”. El tipo nunca mostró mucho entusiasmo por tener que trabajar en domingo para ver un partido “con tanta brutalidad”. Prueba de ello es la frase que dejó escrita entre exclamaciones: “¡Cómo que partido amistoso si sacaron a varios en camilla!”.

Ya al final de su crónica salió a relucir su parte futbolera. “La nota verdaderamente saliente de la tarde, la noticia de nuestra derrota en Colombes precisamente el día en que se celebra un modesto beneficio del que tanto hizo el fútbol español en Amberes: Rafael Moreno Pichichi”.

Mientras, en la sección de sucesos se alertaba de que había sido detenida “la dueña de cierta casa de las Cortes no sólo por expender botellas de cerveza al público (cosa prohibida), sino por tratar de cobrarlas a 2,50 pesetas cada una, originándose escándalo pues los clientes sólo querían abonarlas a dos pesetas“.

Otros colegas del periodista hablaron de que hubo jugadas brillantes que provocaron los aplausos del respetable y de otras “en las que se vio gran suciedad y bastante salvajismo…”. Al final se impusieron los favoritos del Association Sportive Bayonnaise por 21 a 12. Para el recuerdo esta reflexión de un plumilla que apareció en la prensa local: “Somos amantes, como ninguno, del fútbol; pero jamás creemos que pueda interesarnos el rugby. Y de nuestra opinión son la mayoría de los espectadores que acudieron a San Mames llevados tan solo del interés por cumplir un llamamiento tan noble y tan justo como era el de contribuir con su asistencia al beneficio de la familia de aquel gran jugador que nunca olvidaremos”.

Un cuarto de siglo

Aquel agorero no se equivocó mucho, puesto que el rugby tardó casi un cuarto de siglo en regresar a San Mames. El blog de César Estornés recuerda que el Club Deportivo, nacido en 1947, solo tardó un año en conseguir jugar en el campo donde ya empezaban a hacer historia los Zarra, Gainza, Iriondo y Panizo. Faltaba Venancio, que esa temporada estuvo cedido en el Barakaldo, y que más tarde completó el repóquer de delanteros que marcó la época más gloriosa del Athletic.

Así que el 4 de abril de 1948, San Mames albergó un partido entre el campeón de Vizcaya (Club Deportivo) y el SEU de Madrid. El precio de las entradas ya no era el mismo. Los niños pagaban una peseta, la general costaba tres, la preferencia cinco y la tribuna diez. Vencieron los madrileños de paliza (24-8).

Final de la Champions de rugby de 2018, disputada en San Mamés

Final de la Champions de rugby de 2018, disputada en San Mamés / Efe

No hubo más rugby en La Catedral hasta el 11 de mayo de 1990. La cita merecía la pena. La selección de Euskadi contaba entre sus filas con un jugador que es leyenda del rugby como el zaguero del Biarritz Olympique Serge Blanco junto a otros vascofranceses como Peio Alvarez, Jacques Lonca o Michel Sagastume. Enfrente, la selección de Cataluña, con varios jugadores del USAP Perpignan. Ganaron los vascos 56- 15.

El último evento que acogió San Mames fueron las finales europeas de rugby en mayo de 2018. En números, la asistencia a la final de la Champions Cup con la victoria de los irlandeses del Leinster fue de 52.282 espectadores por los 32.543 que presenciaron in situ un día antes el triunfo de los galeses de Cardiff Blues en la Challenge Cup. La cita deportiva resultó un completo éxito. El Ayuntamiento de Bilbao cifró en 60.000 las personas que visitaron la capital vizcaína ese fin de semana y en el plano audiovisual las finales se retransmitieron en 115 países.