IGUALDAD

Mujer y presidenta, un techo de cristal en el deporte español que el rugby tampoco consigue romper

Solo dos de las 65 federaciones españoles inscritas en el Consejo Superior de Deportes tienen una presidenta: remo y salvamento y socorrismo

En el rugby, la navarra es la única federación autonómica con una mujer al frente, la 'pilier' y arquitecta María Urtasun

La presidenta de la Federación Navarra de Rugby, María Urtasun, trata de avanzar con el oval.

La presidenta de la Federación Navarra de Rugby, María Urtasun, trata de avanzar con el oval. / Fermín Garaioa

El empuje de una melé, la contundencia de un placaje o las ayudas a los saltadores en un 'touch' son cuestiones intrínsecas al rugby. Sin embargo, ese empuje, esa contundencia o esas ayudas no han servido en la práctica para romper el techo de cristal a nivel institucional con la presencia de mujeres en los órganos de gobierno de la propia Federación o clubes del país.

Los detalles, o mejor dicho, la ausencia de detalles pasan desapercibidos: si la selección masculina juega un partido importante en Madrid y las chicas disputan otro ese mismo fin de semana en la capital de España para ganar el campeonato de Europa, ¿quién irá al campo de menor aforo?

A nivel internacional la cosa tampoco mejora. El pasado 19 de febrero las leonas tuvieron que ver en Países Bajos a pie de campo un cartel donde se anunciaba en inglés el campeonato masculino de rugby. Así, tal cual.

Y no es que el rugby sea un caso aislado. Las 10 federaciones con más fichas tienen un denominador común: en el cartel de todas las puertas con las que se accede al despacho del máximo mandatario solo se lee la palabra presidente.

Fútbol, baloncesto, golf...

Fútbol, con más un millón de federados, seguido de baloncesto, caza, golf y montaña, hasta acabar con ciclismo con cerca de 76.000 licencias, son la prueba fehaciente de que hay una asignatura pendiente en el deporte español que, hoy en día, dista mucho de alcanzar la paridad que se exigió a sí misma la clase política.

El dato más sobrecogedor es que de las 65 federaciones deportivas, sólo dos están en manos de mujeres: remo, cuya presidenta, Asunción Loriente acaba de salvarse de una moción de censura presentada por un personaje bastante tóxico, y salvamento y socorrismo, regida por Isabel García Sanz.

Los políticos tardaron en darse cuenta de que la presencia de mujeres en la vida política era más bien testimonial. Poco a poco empezaron a ser conscientes de que había que dar un volantazo para esquivar el machismo latente en la mayoría de las instituciones.

Las designaciones se hacían a dedo al margen de cuotas de proporcionalidad en lo que a cuestiones de sexo se refiere. Algún nombramiento aislado para un puesto de campanillas, pero poco más. Así que se hizo imprescindible legislar en favor de una participación equilibrada entre ambos sexos en la vida política, social o económica. Fue la llamada Ley Orgánica para la Igualdad Efectiva de Hombres y Mujeres, donde se establecía una horquilla de como mínimo un 40% y un máximo de 60% en la presencia de candidatos de un mismo sexo.

Esta ley fue recurrida ante el Tribunal Constitucional que, una vez examinada la norma, dejó bien claro que no se podía hablar de una “discriminación compensatoria” en favor de la mujer. La ponente de aquella sentencia, Elisa Pérez Vera, argumentó que los hombres y mujeres son formalmente iguales, pese a que “es evidente que las segundas han estado siempre postergadas”.

Por ello sostuvo que las exigencias de las listas paritarias no suponían un tratamiento “peyorativo” ni “diferenciado” en razón del sexo de los candidatos. La entonces presidenta del Tribunal Constitucional, María Emilia Casas, admite en conversación con EL PERIÓDICO DE ESPAÑA que haber conseguido que la ley fuera declarada constitucional es “sin duda” una de las mayores satisfacciones que se llevó después de casi doce años de estancia en el Alto Tribunal.

La Constitución

Casas advierte de que, en realidad, la sentencia venía a reiterar las afirmaciones que el Tribunal Constitucional llevaba haciendo desde 1987, “porque ya por aquel entonces se hizo una interpretación correctísima sobre la igualdad, donde se señalaba que la Constitución no es neutral ante el problema de la igualdad de género y, al mismo tiempo, ordenaba a los poderes públicos llegar a la igualdad efectiva y real”.

En la práctica, Casas subraya que la sentencia ha tenido una incidencia “real” en el avance de los derechos de la mujer en ámbitos relacionados con la igualdad y pone como ejemplo la equilibrada representación entre ambos sexos que hay en el Congreso de los Diputados y en el Senado.

Si se hace un análisis sobre la ratio hombres-mujeres a lo largo de las distintas legislaturas “ahora se percibe una presencia mucho más elevada de mujeres, en torno al 40%”. En la Cámara Alta, en la actualidad, hay 106 senadoras. Esta cifra no supone una cifra equilibrada respecto al total de miembros del Senado (265) y la razón de este desfase es que el sistema electoral dificulta las candidaturas equilibradas, porque los partidos y coaliciones suelen presentar tres candidatos, con lo que no puede garantizarse la paridad y porque, además, el elector puede dar sus tres votos libremente de distintas candidaturas.

En el ámbito empresarial, la norma recomienda cuotas de representación en los consejos de administración, pero no lo impone, como sí ocurre en otros países como Francia. “Por tanto -añade Casas-, esa participación de mujeres es mayor en el poder político que en el económico y este es uno de los techos de cristal que sigue vigente para las mujeres”.

El problema de la escasísima representación de las mujeres de los órganos de dirección de las distintas federaciones deportivas podría tener una respuesta en caso de que el legislador se lo propusiera. De hecho, la norma ya ha sido reformada para hacer “más afectiva” esa igualdad en las empresas a través de los planes de igualdad “y se podría incidir en los aspectos donde no ha progresado suficientemente”.

'Ley cremallera'

Algunas comunidades autónomas ya resolvieron el tema de la paridad en sus instituciones como hizo el Parlamento de Andalucía con la conocida 'ley cremallera', donde se establecía la obligatoriedad de alternar hombres y mujeres en las candidaturas a las elecciones autonómicas, de modo que todos los candidatos de un sexo ocupan los puestos impares y los del otro sexo los pares.

Aquí los magistrados volvieron a ser muy explícitos en su resolución al entender que al avalar la constitucionalidad de la norma recurrida se corregía el carácter minoritario de la presencia femenina en el ámbito de la representación política y lograr en su seno la igualdad material entre hombres y mujeres.

Y es que entendieron que la obligación legal de elaborar listas de candidatos equilibrando el sexo de sus componentes “no supone una restricción impuesta a los ciudadanos en el ejercicio del derecho de sufragio pasivo”, sino que los únicos afectados por la norma eran los partidos, las federaciones y coaliciones de partidos. De ahí que llegaran a la conclusión que el principio de composición equilibrada de candidaturas “se asienta sobre un criterio universal y natural, como es el sexo”.

Otro problema, sin visos de solución, es que resulta bastante infrecuente que las mujeres presenten candidaturas para presidir una federación lo que, a juicio de Casas, supone un “gran inconveniente”. Incide la ex presidenta del Tribunal Constitucional en que la igualdad es un objetivo que se consigue mediante su práctica “y, claro, si no se presentan y no hay ninguna norma que obligue a ello podemos llegar a estos resultados de que sólo haya dos mujeres al frente de las federaciones deportivas”.

No es algo que ocurra solo en el mundo del deporte. Tampoco existe una norma que obligue al Gobierno, al Consejo General del Poder Judicial, al Congreso o al Senado a proponer al Rey de forma paritaria a dos hombres y dos mujeres en las renovaciones parciales del Tribunal Constitucional. “Se da la circunstancia -añade Casas- de que solo en esta última renovación han sido elegidos dos hombres y dos mujeres, porque al no existir una norma que obligara a ello, antes se elegía a una sola mujer e incluso ha habido ocasiones en que ninguna”.

Mínimo del 40%

En el deporte las cosas van más despacio, aunque siempre quedarán las subvenciones para impulsar la presencia femenina a nivel institucional, al menos, de manera aparente. Desde 2014, el Consejo Superior de Deportes estableció como condición previa a la concesión de cualquier tipo de ayuda económica la obligatoriedad de representación femenina en las juntas directivas de las federaciones. Tan sólo exigía un porcentaje exiguo de presencia de mujeres, que a partir de este año se ha elevado a, como mínimo, al 40%.

Habrá que ver si realmente ellas ocupan puestos de mando o si solo se trata de aparentar una representatividad más o menos paritaria para manejar mayores presupuestos. De hecho, es fácil de comprobar la existencia de vocales en tareas de secretaría, recursos humanos y encargadas de las comisiones de deporte y mujer, pero en puestos de mando y responsabilidad apenas hay presencia femenina. De un total de 229 puestos ejecutivos, solo 32 los ocupan mujeres.

La campaña electoral de hace dos años a las últimas elecciones a la Federación Española de Rugby ya dejaba entrever el continuismo de hombres en la presidencia. No se presentó ninguna candidata. El aspirante, Juan Carlos Martín, 'Hansen', hizo pública su candidatura compuesta por 12 personas, todas ellas con nombre de varón. Más tarde ya incorporaron a una fémina a la foto oficial. Y eso que bautizó su campaña con el eslogan “Valor de rugby”.

Cinco directivas

El ganador de aquellos comicios, Alfonso Feijóo, tiene en el actual organigrama de la FER a 18 directivos, de los que cinco son mujeres- una de ellas (Mariola Rus) como vicepresidenta-. Es decir, la presencia femenina no alcanza ni un tercio. No parecen datos alentadores en un presidente que abanderó durante su campaña el lema “Rugby responsable", a pesar de que el número de fichas de mujeres se aproximan a las 6.000 de las casi 40.000 que hay en la actualidad.

Esto no ocurre sólo a nivel nacional. María Urtasun, una arquitecta navarra de 35 años, es la única mujer presidenta de las 16 federaciones de rugby en España. Su club y el presidente anterior le empujaron a presentarse y darle así continuidad a un proyecto que ya estaba bastante consolidado, “y como soy muy salsera, me convencieron enseguida”.

Urtasun, que aún sigue jugando como 'pilier', explica en conversación con este periódico que “es verdad” que las mujeres se han incorporado con normalidad a la práctica deportiva “pero falta que estemos presentes en los órganos de gestión o como entrenadoras o árbitras”.

El problema sigue siendo la conciliación familiar: “He visto a otras compañeras que dejan de estar vinculadas al rugby porque deciden ser madres”. Ocurre, como asegura Urtasun, que en los primeros años a las mujeres “no les queda otra” que ocuparse de los hijos, porque son bastante dependientes, “mientras que los hombres han buscado un hueco para hacer otras actividades”.

Lleva más de año y medio al frente de la Federación Navarra de Rugby y durante este inicio de temporada ha tenido que hacer frente a un “intenso” trabajo debido a la gran cantidad de reuniones a las que ha tenido que asistir y de llamadas de teléfono. Pese a todo, anima a otras mujeres a que sigan sus pasos porque “es donde podemos marcar más las diferencias en lo que se refiere a objetivos y estrategias al ver las cosas desde el punto de vista de una mujer”.

Se refiere, por ejemplo, a tratar de dar mayor visibilidad a los temas relacionados con el rugby femenino gracias a los buenos resultados deportivos que han tenido las chicas: “Gracias a ello, aparecen más en los medios, por lo que pueden buscar patrocinios o subvenciones, y con ello hacerse un hueco mediático aún más grande”.