FC Barcelona

Aubameyang, "pólvora de verdad"

Pierre-Emerick Aubameyang.

Pierre-Emerick Aubameyang.

Cuatro goles y tres espectaculares volteretas para festejarlos. El cuarto, que se lo concedió el árbitro en el acta, entendía que no le pertenecía. Pero después, con ese veredicto legal, Pierre-Emerick Aubameyang se llevó de Mestalla la pelota a casa, firmada después por todos sus compañeros.

Ha llegado al Barcelona un nueve experto (32 años), con el conocimiento que proporcionan las grandes Ligas del continente. Empezó en Francia, coincidió en Alemania con Dembélé en el Dortmund y adquirió rol de estrella en el Arsenal hasta que se peleó con Mikel Arteta, el entrenador que le desposeyó del brazalete de capitán.

 Un nueve certero, quien usando la terminología de Piqué, "es pólvora de verdad". No va Auba con balas de fogueo. Ni tiene tiempo. Ni tampoco ganas, viendo como la última oportunidad que le otorga el Barça casi se le escurre antes de llegar porque los papeles de su finiquito con el Arsenal llegaron a solo dos minutos de que acabara el mercado invernal. Se toma cada partido como una reivindicación personal, empeñado como anda en demostrarle a Arteta que se ha equivocado con él.

Impacto inmediato

Cinco partidos con el Barça (ninguno completo aún, solo titular en los tres últimos) y cuatro goles avalen esa fiereza competitiva que tan bien encaja en el incipiente proyecto que diseña Xavi. Fiereza y, sobre todo, experiencia porque Aubameyang llega de la Premier, donde se fortalece tanto el carácter como el talento. Y eso para un equipo de acné juvenil en su rostro, como ocurre con Gavi, Pedri, Nico…, es todo un tesoro.

Su impacto en el juego del equipo ha sido inmediato, necesitado como estaba Xavi de un delantero que terminara la producción ofensiva que genera. Un delantero terminal. Capaz de conectarse con la asistencia de Alba en Mestalla (allí creía que estaba jugando en el Arsenal galopando al espacio en el único tanto en que ha necesitado dos toques, control y disparo con la derecha) como de sincronizarse con la descomunal fuerza que irradia Adama (el 1-4 al Nápoles) para culminar una bella acción colectiva, que duró 67 segundos y en la que intervinieron los 11 azulgranas, incluido Ter Stegen.

Auba llega, remata y se va. Marca hasta sin querer, como le ocurrió en el disparo desde fuera del área de Pedri, al que intentó evitar. Pero no tuvo éxito. Su otro gol al Valencia, tras asistencia de Dembélé, también llegó al primer toque. Como en Italia. Lleva 12 remates con la camiseta del Barça, cinco a puerta y cuatro goles. Un tratado de eficacia.