INVERSIONES MILLONARIAS

Las dictaduras del Golfo Pérsico lidian una guerra interna por colonizar el deporte mundial

Las monarquías absolutas de Qatar, Arabia Saudí, EAU y Baréin han multiplicado sus inversiones en clubes y eventos deportivos para tratar de limpiar su imagen internacional

El gobierno saudí ha incrementado su apuesta en los últimos años tras constatar la influencia que están logrando qataríes y emiratíes, vecinos no siempre bien avenidos

"Estos países pequeños tienen un miedo histórico a Arabia Saudí y entienden que, en cierto modo, ganar simpatías a través del deporte les reporta seguridad"

De Bruyne (City), Mbappé (PSG) y Trippier (Newcastle).

De Bruyne (City), Mbappé (PSG) y Trippier (Newcastle). / Agencias

Sergio R. Viñas

Sergio R. Viñas

En 1993, la Asociación de Tenistas Profesionales (ATP) decidió abrirse a nuevos mercados organizando dos torneos en el Golfo Pérsico, uno en Doha, la capital de Catar, y otro en Dubái, uno de los siete territorios que forman Emiratos Árabes Unidos.

Para entonces, la FIFA ya había empezado a explorar esa posibilidad, organizando en 1992 la primera edición de más adelante se llamaría Copa de las Confederaciones, con sede en Arabia Saudí en sus tres primeras ediciones.

Fueron experiencias adelantadas a su tiempo, entre la rareza y la audacia, todavía en el siglo XX, que anticiparon en buena medida lo que iba a ocurrir en las dos siguientes décadas.

Hoy, ya no solo se celebran en el Golfo Pérsico torneos menores de tenis o campeonatos experimentales de fútbol, sino que muchas de las principales citas del calendario deportivo mundial tienen lugar en una zona del mundo gobernada por monarcas absolutos y caracterizada por su sistemático desprecio a los Derechos Humanos. El Mundial de fútbol de Qatar será el gran paradigma a finales de año.

"Son monarquías muy criticadas en Occidente por sus sistemas autoritarios e intentan que su imagen se vea mejorada o suavizada a través de estas inversiones en el deporte, que es un poder blando. Han visto que el deporte une, va más allá de la ideología y los sistemas políticos, y genera mucha afición tanto en Occidente como en sus propios países", analiza Miguel Otero, investigador principal del Real Instituto Elcano.

Y ahora, el golf

El último de los órdagos procedentes de esa esquina del mapamundi apunta al golf. Y a diferencia de la mayoría de operaciones anteriores, destinadas a quedarse pedazos de tarta que históricamente han correspondido a potencias europeas, ahora EEUU también siente la amenaza.

Harold Varner III, ganador del Saudi Golf, junto al presidente de la federación saudí.

Harold Varner III, ganador del Saudi Golf, junto al presidente de la federación saudí. / Golf Saudi

Arabia Saudí está decidida a apuntalar el Asian Tour de golf, el de momento tercer circuito más importante del mundo, muy lejos del europeo y sobre todo del estadounidense.

"Se rumorea que están ofreciendo contratos de exclusividad de 100 millones de euros por cinco años a americanos. ¿Crees que lo van a rechazar?", relataba el golfista español, Pablo Larrazabal, hace unos días a El Mundo.

"Hay una visión en la región de que los qataríes y los emiratíes, y los bareiníes en menos medida, lo han hecho mucho mejor que Arabia Saudí y están golpeando muy por encima de su peso, no solo en el deporte, también en otros ámbitos como la aviación. En Arabia, las élites se han cansado de que sus vecinos vayan por delante y han entrado en esta carrera", analiza el experto en Relaciones Internacionales.

Miedo y envidias

Si Arabia Saudí no se ha lanzado antes a esta dinámica, prosigue Otero, es porque no contaba con la necesidad que sí sentían sus vecinos pequeños: "Sienten un miedo histórico frente a Arabia Saudí. La sensación es que si en algún momento intentase invadir o ir en contra de Qatar, será más difícil que lo haga. En cierto modo hay un argumento de seguridad y el deporte les ayuda a ganarse a la opinión pública de Occidente, como las grandes inversiones en sectores estratégicos les ayuda a ganarse a esos gobernantes y empresarios".

Mundial de Qatar 2022.

La Copa del Mundo frente a uno de los estadios del Mundial de Qatar 2022. / Agencias

Porque no conviene olvidar que, pese a que estos países son tomados frecuentemente como un bloque (este mismo reportaje lo hace), también existe entre ellos una intensa competencia.

Otero recuerda en este punto el embargo de Arabia Saudí y EAU a Qatar y que uno de los motivos de dicha decisión fue las envidias generadas por la designación del Mundial de fútbol y la negativa de los qataríes a compartir la sede con Abu Dhabi y Dubái.

Mundial... ¿y JJOO?

Precisamente, el Mundial que se celebrará a finales de este año en Qatar será el momento álgido de este proceso de 'jequización' del deporte de alto nivel. Por delante, por entidad y proyección mediático, ya solo queda un objetivo: los Juegos Olímpicos.

Doha, la capital qatarí, ya realizó intentos de cara a 2016 y 2020 y se empieza a posicionar de cara a 2036, la primera cita del calendario sin cita asignada, si el Mundial resulta un éxito.

Un reto que ya a priori resulta complicado, pues la cita nace manchada. En primer lugar, por las miles de muertes relacionadas con la construcción de los estadios que se han ido reportando durante estos años, cifras que niegan rotundamente desde el emirato y que ponen de nuevo el foco en la conculcación de los Derechos Humanos que se produce en el país.

El otro gran estigma de Qatar es la presunta compra masiva de votos, mediante sobornos, que se produjo para que ser elegida como sede del torneo y que incluso se llevó por delante a los entonces presidente de FIFA y UEFA, Joseph Blatter y Michel Platini, respectivamente.

El fútbol, como deporte rey, ha sido la industria que más ha atraído durante estos últimos años al capital soberano de estas dictaduras. Abu Dhabi, capital de EAU, abrió la veda en 2008 con la compra del Manchester City, un club hasta entonces menor en Inglaterra y hoy uno de los más poderosos del mundo.

Qatar siguió la misma senda en 2012 con la adquisición del PSG y hace unos meses ha sido Arabia Saudí la que ha entrado en el fútbol comprando el Newcastle a través de un fondo soberano. Baréin sigue de momento un perfil más bajo, aunque cuenta con el Córdoba y el París FC en cartera.

La apuesta por el fútbol se amplía también a campeonatos. Al margen del mencionado Mundial de selecciones, varias de las últimas ediciones del Mundial de clubes se han celebrado en el Golfo Pérsico.

EAU ha acogido las ediciones de 2009, 2010, 2017, 2018 y la de 2021, ganada hace unos días por el Chelsea. Qatar, por su parte, fue la sede del torneo en 2019 y 2020.

Los jugadores del Chelsea celebran el título del Mundial de Clubes.

Los jugadores del Chelsea celebran su victoria en el Mundial de Clubes. / Efe

La Supercopa

Arabia Saudí entró en el negocio alcanzado un acuerdo a largo plazo con la RFEF para acoger la Supercopa de España. La alianza arrancó en 2020 y se prolongará hasta al menos 2029, no sin críticas por permitir que la dictadura saudí se aproveche del fútbol español para lavar su imagen internacional.

El motor está siendo otro de los principal campos de inversión de estas dictaduras. Los cuatro países analizados en este reportaje celebraron en 2021, por primera vez, grandes premios de Fórmula 1.

Baréin se estrenó en 2004, Abu Dhabi en 2009 y Qatar y Arabia Saudí lo hicieron el año pasado, si bien el circuito de Losail en Doha ya venía acogiendo desde 2004 un gran premio de MotoGP. Y, por supuesto, el Rally Dakar, cuyas tres últimas ediciones se han celebrado en Arabia Saudí.

Tenis y ciclismo

Los otros dos grandes deportes en los que se han centrado estas dictaduras son el tenis y el ciclismo. Qatar y EAU cuentan con torneos de la ATP y la WTA, la Copa de Maestras se ha celebrado tres veces en Doha y la Copa Davis de este año apunta a Abu Dhabi.

En cuanto al ciclismo, el UAE Team de Tadej Pogacar (ganador de los dos últimos Tours) y el Bahrain-Victorious de Mikel Landa son dos de los cinco equipos más poderosos del mundo y las carreras locales ganan prestigio cada año.

El ciclista esloveno Tadej Pogacar, en una imagen de archivo. EFE/GUILLAUME HORCAJUELO

El ciclista esloveno del UAE Team Tadej Pogacar. / Efe

Merece la pena destacar también la decidida apuesta de Qatar por acoger campeonatos del mundo. Al margen del fútbol, lo ha hecho con los de balonmano (2015, contratando incluso aficionados españoles para que animaran a su selección), ciclismo (2016), atletismo (2019) y lo hará con los de natación (2024). También el de pádel (2021), un deporte sobre el que están lanzando sus redes de manera masiva.

UFC y WWE

Por último, también comienzan a lanzar sus redes sobre disciplinas ligadas al deporte-espectáculo propias de EEUU. EAU ha acogido desde 2010 numerosos eventos de UFC, la principal promotora de artes marciales mixtas (MMA) y la WWE celebra desde 2018 dos de sus principales eventos anuales de wrestling (o pressing catch, como se conoce popularmente en España) en Arabia Saudí.

"No sé si han conseguido limpiar su imagen, pero sí que al menos han logrado normalizar su sistema y que no haya un rechazo a su dinero por llegar de donde llega. El Newcastle se vende a una inversión saudí y eso demuestra que incluso en el fútbol inglés, con toda su tradición, se acepta", concluye el investigador del Real Instituto Elcano sobre un proceso con tanto interés hacia afuera como entre las propias dictaduras.