Atletismo

El keniano que corría de liebre en Sevilla y consiguió una de las mejores marcas de la historia

Sabastian Kimaru se impuso en la media maratón hispalense tras marcar el ritmo durante los 10 primeros kilómetros, haciendo un favor al organizador y sin cobrar por ello

Era la primera vez que este atleta de 27 años corría esa distancia (es un especialista en 5.000 metros) y que competía fuera de Kenia

La victoria de una liebre no es un fenómeno habitual, pero tampoco inédito: ha ocurrido en las maratones de Barcelona 2017, Sevilla 2014, Málaga 2019, Abu Dhabi 2019...

Sabastian Kimaru (672) ejerce de liebre en el Medio Maratón de Sevilla, que acabó ganando.

Sabastian Kimaru (672) ejerce de liebre en el Medio Maratón de Sevilla, que acabó ganando. / Juan José Úbeda / EDP Medio Maratón de Sevilla

Sergio R. Viñas

Sergio R. Viñas

Era la primera vez que Sabastian Kimaru salía de su Kenia natal para calzarse las zapatillas y correr. Un estreno, además, que las circunstancias habían retrasado durante más de dos meses.

Estaba llamado a participar en la 15K de Valencia el pasado 14 de noviembre, pero problemas con su pasaporte y su visado le impidieron llegar a España a tiempo. Tres semanas después, su cita era de nuevo Valencia, en este caso la prueba de 10 kilómetros, hasta que la prueba PCR que tenía que hacer antes de salir de Kenia le reveló que estaba contagiado por Covid-19.

"Fue una pena, así que el 9 de enero hablé con su entrenador y con su representante para ver si el chico podía adaptar su entrenamiento para participar en la media maratón (21 kilómetros) de Sevilla. Solo quedaban dos semanas y el chico nunca había competido en esa distancia, pero me dijeron que sí, que podría hacerlo", explica José Enrique Muñoz, coordinador de atletas de élite de la prueba sevillana y de otras muchas carreras de fondo por toda España a través de su empresa Ened Sports.

Kimaru se presentó en Sevilla confiado en sus opciones de llevarse la victoria. Pese a ser un desconocido que nunca había competido en Europa, sus marcas en carreras kenianas evidenciaban que era un corredor joven (27 años) y con potencial, aunque su especialidad hasta ahora había sido el medio fondo, en especial las pruebas de 5.000 metros. El día anterior a la carrera, sin embargo, le solicitan que ejerza de liebre.

Un favor

Una liebre, en el argot del atletismo, es un corredor al que se le asigna la función de marcar el ritmo de la prueba durante una serie de kilómetros. Reciben el encargo de correr a cierta velocidad constante para que la carrera quede lanzada para los favoritos, que limitan así el desgaste psicológico propio de estas pruebas.

La organización se garantiza de esta manera que el ganador vaya a marcar un buen tiempo, lo que favorece al prestigio de la carrera. En caso contrario, la prueba queda expuesta a que los corredores se marquen demasiado entre ellos, que el ritmo sea suave y que el tiempo final quede lejos de una buena marca.

"El de liebre normalmente es un trabajo pagado. Y muy bien pagado. Pero la media maratón de Sevilla es una prueba pequeña, con un presupuesto reducido, y no nos podemos permitir la contratación de liebres. Así que, abusando un poco de la confianza que tengo con su manager, le pedí el favor de que Kimaru y otro chico hicieran el papel de liebres. Ellos aceptan, me hacen el favor, porque saben además que se lo devolveremos en el futuro, invitando a esos atletas a otras pruebas", explica Muñoz.

Sabastian Kimaru con el cartel que le acredita como recordman de la media de Sevilla.

Sabastian Kimaru con el cartel que le acredita como recordman de la media de Sevilla. / Juan José Úbeda / EDP Medio Maratón de Sevilla

Kimaru y su compañero reciben un encargo muy claro. Tenían que tirar del grupo principal a un ritmo de 2:48 minutos por kilómetro. Su trabajo terminaría en el kilómetro 10, a mitad de prueba, por el que tenían que pasar antes de 28 minutos. Y, a partir de ahí, podían hacer lo que quisieran: retirarse, correr a mayor o menor ritmo, atacar... En las carreras de mayor rango, en las que las liebres son profesionales, lo habitual es que se echen a un lado y frenen.

"Se ve muy bien"

"Pero alrededor del séptimo kilómetro de carrera, Kimaru se acerca a la moto de la organización para decirnos que se ve muy bien y nos pide permiso para acelerar la marcha, para ir más rápido de lo que le habíamos pedido. Nosotros le dijimos que sin problema, nuestro objetivo era que el tiempo del ganador bajara de la hora, nos daba igual quién lo hiciera, claro está", prosigue Muñoz.

Recibido el permiso, Kimaru se lanzó a por la victoria. Y no solo la consiguió, sino que además lo hizo colocando a la media maratón de Sevilla como la segunda media maratón más rápida de España, solo por debajo de la de Valencia, en la que se han registrado algunas de las mejores marcas de la historia, incluido el actual récord del mundo (57:32 de Kibiwott Kandie en 2020). Los 59:02 de Kimaru suponen la 31ª mejor marca de la historia. Y todo esto, conviene recordarlo, en su primera carrera en la distancia... y ejerciendo de liebre.

Según explican fuentes que conocen el funcionamiento de este tipo de pruebas, un corredor de sus características (desconocido y sin experiencia fuera de Kenia) pudo cobrar alrededor de mil euros por acudir a Sevilla, corriendo los gastos de desplazamiento y estancia por cuenta de la organización. Su victoria, con récord del circuito incluido, elevó sus ingresos a una cantidad que puede rondar los 3.000.

Dinero y prestigio

"Y no solo eso. Más allá de la victoria, la marca que ha hecho le va a abrir muchas puertas, va a hacer que le contraten en muchas otras pruebas, incluidas algunas de las mejores medias del mundo, y con un caché muy superior al que tenía. De hecho, lo más probable es que no vuelva a Sevilla, porque dudo que podamos pagarle. Además, tiene un contrato de suministro de material con Adidas, que seguro que le va a pagar un bonus por lo que ha hecho", añade Muñoz.

¿Es habitual que un corredor que ejerce de liebre acabe ganando la carrera? No, no lo es. Sin embargo, tampoco es del todo excepcional el caso de Kimaru. En el maratón de Málaga de 2019, Martin Cheruiyot fue contratado para ejercer de liebre durante los 30 primeros kilómetros y acabó ganando. Lo mismo sucedió en la maratón de Sevilla de 2014 con Cosmas Kiplimo Lagat y en el de Abu Dhabi de 2019 con Reuban Kiprop Kipyego. Los tres eran kenianos, al igual de Kimaru.

"Al final, cuando ocurre algo así todos salimos ganando. A los chicos que ganan partiendo de liebres muchas veces les cambia la vida, el maratón recibe mucha más repercusión de lo habitual porque el ganador es una liebre y a ti, como organizador, muchas veces te acaban salvando la prueba", resalta Gerardo Prieto, coordinador de atletas de élite del maratón de Barcelona y colaborador de El Periódico, medio perteneciente a Prensa Ibérica, grupo editor de este diario.

Jonah Chesum

Recuerda Prieto el más célebre ejemplo de los últimos años, el de la maratón de la capital catalana en 2017. Jonah Chesum, un atleta con experiencia paralímpica debido a una malformación en su brazo derecho tras un accidente cuando era niño (su casa se incendió), fue contratado como una de las liebres, con el objetivo de marcar el ritmo de la prueba hasta el kilómetro 30: "Iba él con otra liebre junto a un etíope muy bueno que pensábamos que iba a ganar, pero que de repente se queda sin fuerzas y peta".

Prieto, en la moto de carrera, decidió acercarse a Chesum para preguntarle si podía seguir o no. El keniano dijo que sí y acabó levantando los brazos. Fue tal la repercusión que incluso algún medio extranjero como La Gazzetta dello Sport colocó su foto en la portada al día siguiente.

"Hay carreras que exigen por contrato a sus liebres que no puedan competir por premios, que se retiren cuando acaban su trabajo, pero nosotros no lo hacemos. Al contrario, nosotros nos quedamos profundamente agradecidos. Piensa que nos habíamos quedado sin carrera por delante, lo que hizo fue salvarnos la papeleta", comenta Prieto.

"¿Quién es Messi?"

Chesum había ido a Barcelona con un contrato de liebre inferior a los 3.000 euros y se acabó llevando 10.000 a casa. Con ese dinero, compró una pequeña granja en Kenia y una vaca a la que llamó Barcelona. "Luego la vaca tuvo un ternero y me preguntó qué nombre relacionado con Barcelona le podía poner. Le dije que le llamara Messi. Me contestó: '¿Quién es Messi?'. ¡No conocía a Messi!", recuerda entre risas Prieto.

Jonah Chesum, ganador del maratón de Barcelona 2017.

Jonah Chesum, ganador del maratón de Barcelona 2017. / Afp

Pese a la popularidad que obtuvo de repente, Chesum no hizo después una gran carrera. Decidió que con el dinero que había ganado y las inversiones que había hecho con él era suficiente para poder vivir con holgura junto a su familia.

Cultura keniana

Una cuestión cultural, señala Prieto: "Piensa que en Kenia la gente no sale a correr por afición, como pasa aquí. Ahí hay un interés pragmático: corren para ganar dinero. Recuerdo ir a ver un medio maratón ahí y que en la primera vuelta se retiraran la mitad. Ven que no van a ganar y se van a su casa, no tienen interés por superarse ni nada así".

Kenia, al igual que Etiopía o en menor medida Djibouti y Eritrea, son inagotables graneros de atletas de fondo y medio fondo. Los corredores con potencial entrenan ahí en campos de entrenamientos que suelen ser propiedad de managers occidentales o de las propias marcas deportivas que les patrocinan.

Atletas calentando en un 'training camp' de Nairobi (Kenia).

Atletas calentando en un 'training camp' de Nairobi (Kenia). / Reuters

"Quizá no tengan los medios que tenemos en Europa, pero tienen otras cosas: rusticidad, tranquilidad, un ambiente excepcional, nada de estrés...", comenta Prieto, que remarca que muchos de los mejores fondistas europeos entrenan en Etiopía y Kenia: "Se ponen a rodar y hacen grupos de 50 o 60 atletas. Eso en un centro de alto rendimiento occidental, por muchos medios que tenga, no ocurre".

El director deportivo de la maratón de Barcelona comenta que ha contratado varias liebres relativamente desconocidas en estos campos de entrenamiento, después de observar su rendimiento en competiciones locales y seguir su evolución. Para eso, los contactos en la zona son fundamentales.

"Tenemos relación con los managers y los entrenadores, que son quienes nos ofrecen a los atletas. Tenemos acceso a sus datos de entrenamiento diarios, a sus resultados en las competiciones y también hablamos con ellos. Estamos especializados en ese perfil de atletas jóvenes y no contrastados, a los que damos la oportunidad de destacar en Europa", explica Muñoz.

Ahí nacen las estrellas del futuro del atletismo mundial, preparándose para que alguien les dé la oportunidad de mostrar su talento fuera de sus fronteras natales. A veces, lo hacen como liebres, trabajando para otros. A veces, muchas menos, esas liebres alcanzan la gloria en el primer intento.