LALIGA SANTANDER

Oda a la ‘zona Cesarini’ en LaLiga: Real Madrid, Barça y Atlético se apuntan a la última hora

Los equipos hacen sus deberes en el tramo final de los encuentros: los 'colchoneros' remontan al Valencia y los blancos evitan la sorpresa del Elche

El cuadro de Xavi seda su depresión con un tanto de Frenkie de Jong al límite y las aficiones desplazadas disfrutan con el Betis, Osasuna y el Athletic

LaLiga Santander: Alavés - FC Barcelona

LaLiga Santander: Alavés - FC Barcelona / EFE

Denís Iglesias

Denís Iglesias

En los estadios debería existir la obligatoriedad de quedarse hasta el final del partido. Un paso más en los protocolos por el que ningún aficionado pueda saltarse los últimos minutos bajo pena de sanción, destrucción de carné o cualquier otro daño moral. No es algo que hagan con frecuencia las hinchadas visitantes, que exprimen hasta el último céntimo de lo invertido y reciben el mejor de los regalos: un aplauso de los suyos. [Así va LaLiga]

Esta fue una buena jornada para ambos. Para los viajeros, con importantes triunfos a domicilio como los del Athletic en el inexpugnable Vallekanfield, la tormenta bética en en el RCDE Stadium o la prolongación del tour exitoso de Osasuna en Granada.

Y para los amantes de la 'zona Cesarini', como se conoce al tramo final de los partidos. Con las agujas del reloj clavándose, el Atlético se reconcilió con el Metropolitano remontando al Valencia, el Real Madrid evitó la sorpresa del Elche y el Barça sedó su depresión frente al Alavés

Renato Cesarini fue un jugador italiano que cultivó la fama de rematador tardío en los partidos con la ‘azzurra’. Su obsesión era tal que en un partido le robó el balón a un compañero de un empujón para lanzar un moscardón con el que igualó un encuentro ante Suiza. La capacidad del Real Madrid para moverse en estas situaciones peliagudas es única en el mundo y bien podría hacer suya la expresión, aunque en el Bernabéu la virtud es colectiva. También en los homensajes, como el merecido y consecuente brindado a su leyenda, Paco Gento.

Militao, al límite


Los goles en el lapso final no valen doble, pero emocionalmente suman más que el resto. Incluso después de un partido sin acierto en el que los de Ancelotti estuvieron a punto de conceder al Elche el valor de la venganza de la eliminación en Copa, servida, además, a domicilio. Merecer no basta para tumbar a un líder asociado con la divinidad del desenlace y que además tuvo oportunidades. Por el camino se dejó un penalti fallado por Benzema, quien se retiró por precaución. Se conoce demasiado como para saber que en este equipo es imprescindible, a pesar de que Militao herede el espíritu de Ramos para cabecear al límite. 

El ejercicio coral del Elche fue espléndido. Badía reivindicó a los porteros menudos con severas intervenciones. Lucas Boyé difuminó a sus marcas. Pere Milla esculpió aún más su excelente momento de forma. En definitiva, el equipo de Francisco y Jaime Ramos (pocos dúos son más bloque ellos) está preparadísimo para no sufrir más de la cuenta. 

Justo al revés que un Barça que sufre y padece lo indecible ante cualquier rival. Rescató los tres puntos con un gol de Frenkie de Jong a pase de Ferran e introducción de la jugada de Jordi Alba. El seguidor azulgrana se quedará con esta cita, como si le hubiera salido en una galleta de la suerte. Antes del desenlace resultadista, escasas ideas, pocos remates y desequilibrio… pero interno. El Barça nunca tuvo el control del partido y esto quedó claro en la última jugada, en la que Jason remató solo y paró Ter Stegen. 

No se repitieron las fugas de puntos de otras jornadas, pero el plan de juego fue nocivo para los discípulos de Xavi. La cinta de Mendizorroza no puede incluirse en la hemeroteca de la reconstrucción que se entrega cada semana desde la entidad barcelonista. La colección de mensajes de autoayuda, escenificada con la bajada al vestuario de Laporta tras el Clásico de Supercopa, es más bien un intento por ganar el relato. Por lo menos, a tenor del mensaje de propio Frenkie de Jong: “Me da pena decir que estamos orgullosos cuando perdimos con el Real Madrid, porque en el Barça si salimos derrotados tenemos que estar decepcionados”. 

El valor del escudo

No es fácil que los que están acostumbrados a las sonrisas se pasen al bando de las lágrimas. El Atlético es el otro gran ejemplo. Abandonó su decadencia con una simbólica segunda parte frente al Valencia. Los colchoneros se han empeñado en recordarle a su afición que el sufrimiento es la única manera de volver a creer. Cunha, Correa y al final, el éxtasis de Hermoso. Los tres devolvieron el brillo al escudo de siempre, que volvió a la camiseta como homenaje al 75 aniversario del club. 

El logotipo puede ser una gran obra de diseño y marketing, sin embargo se olvida completamente de la historia. La amnesia también está afectando al juego de un Atlético que “ha dejado de morder”, según comentaba tras el éxtasis Giménez, quien confesaba cierta relajación esta temporada. A veces resulta increíble cómo un futbolista puede pensar que no debe apretar cuando un estadio como el Metropolitano acuchilla al rival con su presión. 

Aunque el Valencia contribuye a su propia mengua constante, abriéndose en canal atrás cada semana. Tanto Simeone como Bordalás terminan las jornadas con las manos rasguñadas. Ninguno se explica cómo siendo sus estilos un alegato a la contención, terminan tantas veces perforados. Tras 22 jornadas, solo el equipo vecino, el Levante, ha recibido más goles (43) que el conjunto de Mestalla. 

Lo de los granotas parece irremediable. La reanimación cardiopulmonar de la victoria ante el Mallorca no se prolongó y el colista sufrió en su campo una dolorsa derrota frente a un Cádiz que respira. La situación del equipo de Alessio Lisci es tan crítica que ha convertido su mercado de fichajes en una odisea. Nadie parece dispuesto a remangarse por un equipo desahuciado, incluso aunque eso suponga sumar minutos en Primera División, algo también difícil de entender. 

Invierno gaditano


Los refuerzos en el mercado de invierno pueden ser una confirmación de lo evidente o una solución de emergencia. El Cádiz ha optado por jugársela en una ventana más fría de lo habitual. Pero un partido de uno de los nuevos cromos le ha servido para reivindicar la necesidad de mover ficha: Fede San Emeterio. Un movimiento de esos extraños que se llevan a cabo en un periodo de apreturas con los límites donde un equipo de Segunda, el Real Valladolid, le presta un futbolista a uno de Primera para poder inscribir un fichaje. 

El Cádiz asoma tras la llegada de Sergio González al banquillo y muestra que el principal camino para salir del pozo es agarrarse con las uñas a las paredes del mismo. La maniobra hay que acompañarla de una dosis de refuerzo para la parte de atrás. A partir de ahí, el resto, como ha mostrado el primero en ver la luz, el Getafe de Quique Sánchez Flores, que sumó ante la Real Sociedad la sexta puerta a cero en los últimos nueve partidos. 

Nunca un vacío fue tan acumulativo. La aldaba ‘azulona’ es cada vez más brillante y al Coliseum han llegado refuerzos como Mayoral o Gonzalo Villar para hacer multidimensional la recuperación del equipo madrileño ante una escuadra vasca que se dio un trompazo contra el palo de la meta de David Soria, por donde Isak intentó, sin éxito, acceder a la ‘zona Cesarini’.

Esta jornada era muy importante para la reforma laboral de enero. Renovaciones, incorporaciones y ascensos desde la segunda a la primera línea estaban en juego. El Mallorca dejó claro que tiene una defensa vulnerable, con Russo como mayor exponente: autogol, penalti, expulsión y derrota contra un Villarreal que consiguió un cómodo 3-0 sin ninguno de sus goleadores en liza. 

Los intercambios de los próximos días mantienen en tensión al Sánchez Pizjuán, temeroso de que puedan suponer la salida de un pilar como Diego Carlos. Pero el aliento acaba superando a la rumorología siempre que juega el conjunto hispalense, que volvió a su hábitat tras la pesadilla de la Copa. 

Ante sí tuvo a un Celta reforzado en su seriedad, que ha crecido pivotando sobre Aidoo en defensa -terminó lesionado- o con la bandera celeste de un Aspas que delinea sus goles. El cuadro hispalense ha desarrollado una tolerancia al dolor sin equivalente en LaLiga en la que aún se mantiene a rebufo del Real Madrid. Van dos meses en los que el artefacto de Lopetegui se activa con una nómina que no supera los 15 jugadores, de ahí el temor al mercado. Aunque el equilibrismo es más fácil cuando en tus filas militan jugadores como Óliver Torres, que hizo la igualada y a punto estuvo de firmar el vuelco del encuentro. 

Nico es “victoria”

Es un año magnífico para vivir en Sevilla. Ser del Betis es estar afiliado a un estado de alegría constante. Cada partido de los verdiblancos es una invitación constante a la emoción a la que se unen todos los llamados a filas por Pellegrini, que, como Cesarini, ha fijado su propia zona, donde solo sirve correr en estampida hacia adelante para perforar la red una y otra vez. Frente al Espanyol, los béticos se pegaron un festín para reivindicarse como el segundo equipo más goleador de LaLiga. El equipo perico ha mandado al desguace el parachoques que le había permitido colarse en la nómina de las revelaciones. 

Osasuna quiere que sus aficionados continúen viajando. Es cierto que el hecho de acompañar a tu equipo no debe estar condicionado por el resultado. Pero si con la entrada viene asociado un alto porcentaje de triunfos en casa ajena, importa menos romper el cuentakilómetros. Los de Arrasate volvieron a ser el visitante incómodo del inicio de temporada ante el Granada con goles de dos de los García. En la camiseta rojilla aparece hasta en cuatro ocasiones este apellido común convertido en extraordinario por Unai, Rubén, David y Kike. Los dos últimos anotaron en la segunda mitad para descalabrar a un Granada bipolar, capaz de tumbar a los grandes y mostrarse totalmente inoperante ante los iguales. 

Algunos desplazamientos este año que hay que pensárselos dos veces. Visitar Vallecas significaba preparar la cartera para dejarse los puntos. Hasta que, como cantaba el cubano Carlos Puebla, se acabó la diversión, llegó Marcelino y mandó a parar. Si hubiera un mercado de valores en LaLiga, el Athletic lideraría las subidas. Sus últimas actuaciones le sacan de la medianía gracias al empuje del músculo joven. Nico significa “victoria” en rojiblanco. Lo sabe el pequeño de los Williams y también Serrano, que marcó su primer gol en su primera titularidad. A todos los que irrumpen en un primer equipo se les exige tumbar la puerta para demostrar que son merecedores de la oportunidad, por eso el pamplonés marcó una volea de las que invitan a pagar un billete de ida y vuelta hasta el infinito. Y Serrano avisa: “Este equipo mira a Europa”, para que alguno vaya haciendo las cuentas de los viajes que vendrán. 

Resultados:

Espanyol - Betis    1-4

Levante - Cádiz    0-2

Villarreal - Mallorca    3-0

Sevilla - Celta                  2-2

Atlético - Valencia    3-2

Granada - Osasuna    0-2

Real Madrid - Elche    2-2

Real Sociedad - Getafe  0-0

Rayo - Athletic    0-1

Alavés - Barcelona    0-1