CIBERDELINCUENCIA

La guerra contra la piratería en el fútbol: de Rojadirecta a claves en Aliexpress

Una sentencia reciente refuerza el poder de LaLiga y de Telefónica para bloquear señales ilegales que causan un lucro cesante estimado de 231 millones de euros anuales

Detrás del negocio del pirateo hay grupos criminales internacionales que cuentan con infraestructuras cuyo coste puede alcanzar los tres millones

Partido de fútbol en televisión.

Partido de fútbol en televisión. / Pxfuel.com

Sergio R. Viñas

Sergio R. Viñas

Hace 20 años, todos conocíamos a alguien, que conocía a alguien, que conocía alguien que se decía capaz (y a veces incluso lo era) de orientar la antena de televisión de casa de tal manera que a través de un decodificador trucado se pudiera ver Canal Plus sin pagar un euro. Años más tarde, páginas como Rojadirecta se convirtieron en proveedores accesibles para aquellos que querían ver el fútbol en sus ordenadores sin tener que pagar una cuota, siempre con decenas de anuncios estorbando, una señal deficiente y una narración en el idioma más insospechado.

Hoy, sin embargo, la piratería en el fútbol no tiene ya nada que ver con un primo segundo manitas subido al tejado o con webs trufadas de enlaces extraños que solo funcionaban a ratos. Detrás de este fenómeno se encuentran redes de cibercriminales organizados que realizan inversiones en infraestructuras que pueden alcanzar los tres millones de euros para proveer a miles o millones de ciudadanos de todo el mundo de señales de televisión privadas. Y no gratis, precisamente.

Los métodos más habituales en la actualidad son el ‘cardsharing’ y el acceso a través de IPTV, una tecnología de difusión de televisión a través de internet que también utilizan (de forma lícita) para la emisión de sus contenidos las televisiones de pago como Movistar, Orange o Vodafone. Simplificando, y sin entrar en cuestiones técnicas, son el mismo método, solo que el primero de ellos es a través de satélite (la antena de toda la vida) y el otro vía conexión a internet.

Claves ilegales

En el primero de los casos, el usuario adquiere un decodificador pirata por un lado y unas claves, duplicadas de una tarjeta legal, para acceder al contenido por el otro. En el segundo, puede servir una Smart TV o un TV Box, con aplicaciones que se conectan a enlaces ilegales de tipo M3U, que descargan en la televisión una lista de canales privados. No solo de fútbol, estos paquetes suelen incluir otros deportes, cine y series de televisión de pago tradicional y de OTTs como Dazn, Netflix, HBO… Y no solo españoles, también de multitud de países.

Solo en el fútbol español, este tipo de prácticas suponen un lucro cesante estimado de 231 millones de euros anuales, una cifra que supone cerca de un 15% del valor de los derechos televisivos de la competición. Es, en consecuencia, una amenaza que LaLiga trata de atajar a través de un equipo de 50 personas que trabaja en su división de Content Protection (protección del contenido), que da servicio también a otras competiciones como el Mundial de MotoGP y la liga belga y a proveedores de contenidos como Sky México.

Justo antes de las navidades, LaLiga y su socio televisivo en España, Telefónica, recibieron un importante espaldarazo de la Justicia, que les autorizó a bloquear la emisión de contenidos ilegales a través de plataformas de IPTV y ‘cardsharing’. “Hasta ahora dependíamos de la Justicia, que podía tardar meses y hasta un año en autorizar los bloqueos. Ahora lo vamos a poder hacer de manera casi inmediata, en el plazo de una semana. Es una sentencia que coloca a España a la vanguardia mundial en la lucha contra la piratería”, explica a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA Emilio Fernández del Castillo, director de operaciones de LaLiga Content Protection.

Amazon y Aliexpress

Usuarios de estos servicios ilegales explican que han comprado claves en portales como Amazon y, principalmente, Aliexpress. A veces con anuncios de fácil búsqueda, otras a través de enlaces facilitados por terceros. Son compras de precio muy variable (existen casos de ocho euros y otros que pueden superar los 100 anuales) y sin ninguna garantía, sujetas a todo tipo de estafas.

“Muchas veces ocurre que tú lo compras y luego no hay nada detrás. Te dicen que venden una línea IPTV y luego no hay nada. Y no solo ya has pagado un dinero que no vas a recuperar por un servicio ilegal que además no vas a recibir, sino que también le has dado a alguien que no sabes quién es tu tarjeta de crédito, tu correo electrónico y, si es un satélite, hasta la dirección de tu casa”, advierte Fernández.

En LaLiga conocen de primera mano este tipo de estafas porque una de las vías que utilizan para detectar las señales pirata es precisamente comprar claves de acceso, como si fueran usuarios corrientes. Eso les permite rastrear la pista de las emisiones por todo el mundo, ya que los servidores no suelen ubicarse en España, sino en otros países con menos control sobre estas actividades.

Tres herramientas

LaLiga dispone de tres herramientas fundamentales para batallar contra la piratería. Una de ellas (Blackhole) rastrea automáticamente esas señales ilegales que llegan a los decodificadores de los usuarios de contenido ilegal. Otra (Lumiere), propiedad de los clubes de fútbol y también utilizada por el Ministerio de Cultura y Deporte, hace lo mismo a través de ‘streamings’ en páginas web, una vía ya menos popular para el fútbol, y una tercera (Marauder) hace lo mismo en 70 redes sociales.

Lo más habitual en redes es la difusión de goles o resúmenes, pero también se llegan a emitir partidos enteros. En la temporada 2020/21, según sus propios datos, LaLiga eliminó un millón de vídeos de Youtube, 440.000 en otras redes como Twitter y Facebook y borró de Google unos 40.000 enlaces hacia proveedores de fútbol pirata.

Todas estas acciones requieren de la alianza con las empresas que gestionan estas páginas y redes, así como con webs de venta de productos, como puede ser Amazon. “Están trabajando de manera proactiva para que la gente no pueda ni subir un 'deco' pirata a su plataforma. Aún se pueden encontrar, pero estimamos que a final de esta temporada va a ser muy difícil hacerlo en Amazon. También trabajamos duramente para tener acuerdos con diferentes compañías de 'hosting', para poder solicitar un bloqueo cuando encontramos un servidor de estos. Hace dos años era muy complicado y ahora empezamos a tener resultados”, apunta Fernández.

En descenso

Los datos, no obstante, reflejan que ahora se piratea menos que en los años anteriores. El último informe de la Oficina de Propiedad Intelectual de la Unión Europea refleja una reducción significativa del pirateo de televisión (no habla específicamente de fútbol) en los últimos años en el conjunto de la Unión. Según los datos recopilados, la cifra de accesos ilícitos cayó un 41% entre 2017 y 2020. Los datos divididos por países muestran que España es en la actualidad el quinto país con menos incidencia de la piratería televisiva, solo por encima de Dinamarca, Polonia, Rumanía y Grecia.

Más preciso resulta el último informe de La Coalición de Creadores e Industrias de Contenidos, que arroja un dato paradójico en relación al fútbol. De 2019 a 2020, el número de millones de contenidos consumidos a través de vías legales descendió un 19%, situándose en 71 millones, con un valor en total de 282 millones de euros. Una cifra muy inferior a la que suponen otras industrias como música, cine, libros o incluso periódicos. Ahora bien, el número de usuarios individuales creció un 10%, lo que implica que más gente pirateó, pero cada uno de ellos lo hizo menos.

La explicación detrás de este dato podría estar en las estafas que se producen. Varios usuarios han relatado a este periódico que pagaron para disponer de acceso ilegal al fútbol y que apenas pudieron disponer de ella durante un corto periodo de tiempo, ya que en un momento dado la señala se cortó sin que el proveedor ofreciera explicaciones ni, por supuesto, devolviera importe alguno.

Una curiosidad del citado informe es que el 82% de los encuestados (el informe consta de 3.022 entrevistas) que ve el fútbol de manera ilegal asegura que pagaría por el servicio regular que ofrecen Movistar y Orange si no existieran opciones de piratear la señal. "Es un dato relevante porque significa que, bloqueando estos sitios, los usuarios van a pagar por el contenido", concluye Fernández.