ATLETISMO

La heroica nochevieja de Moha Bakkali: gana dos 'San Silvestre' y se vuelve a trabajar

Después del doble triunfo, el atleta se pasó la noche en su puesto de trabajo

Bakkali, ganador de las 'San Silvestre' de Oviedo y Gijón

Bakkali, ganador de las 'San Silvestre' de Oviedo y Gijón

Mario D. Braña

Teniendo en cuenta los equilibrios que se vio obligado a hacer para cuadrarlo todo, hasta el doblete Gijón-Oviedo de Mohamed Bakkali (Tánger, Marruecos, 26-2-95) en las 'San Silvestre' de 2021 parece un asunto menor. Porque no pudo ir a celebrarlo como merecía, o a descansar a pierna suelta durante la Nochevieja. Tras levantar los brazos por segunda vez en apenas hora y media, Moha solo tuvo tiempo para ir a su casa en Pola de Siero, pegarse una ducha, cenar y presentarse en su trabajo. Y ayer, tras un entrenamiento para soltar las piernas, repetición de la jugada.

Para que su objetivo deportivo se convirtiera en realidad, Moha Bakkali tuvo que contar con la complicidad de un compañero en un centro de menores, donde trabaja como auxiliar educativo. “Cambié el turno porque si no no hubiese podido correr”, declaró el atleta a La Nueva España, diario del mismo grupo, Prensa Ibérica, que este periódico, tras unas pocas horas de sueño. “Entré a las 9.30 de la noche y salí a las 8.30 de la mañana. Fue un tute, pero era la única opción que me quedaba”.

Ahora sabe que mereció la pena porque pudo rematar la faena que tenía pendiente desde hace tres años. “Soy un atleta más experimentado, con más sabiduría. En 2018 cometí algunos errores que ahora pude corregir. Y, sobre todo, el estado de forma, que es mucho mejor. En Gijón lo di todo para ganar a Benkert y me planté en Oviedo con las fuerzas que me quedaban. Sabía que sería una cuestión más mental que física. Y en ningún momento la cabeza me dijo párate, déjalo ya”.

El plan para consumar el doblete le salió a pedir de boca: “La carrera de Oviedo la dividí en dos partes. La primera era desde la salida hasta el Auditorio, que era el tramo complicado. Sabía que si llegaba hasta allí con un dos por ciento de energía tendría alguna posibilidad. Así fue. Iba a jugármela de tú a tú con Alejandro Onís, que es un rival muy duro, internacional hace dos semanas. Era muy complicado ganarle. Pude dar el último empujón faltando 400 metros y seguí hasta la meta confiando en mí mismo, sin miedo. Si quedaba segundo, bien, y si ganaba, chapeu”.

Además de lo deportivo, también funcionó muy bien la logística, con la ayuda de su patrocinador, la asesoría jurídica Riesgo Vialás: “Lo tenía todo bien organizado, con un taxi esperándome a las cinco y media en la plaza del Ayuntamiento de Gijón.

"A las 6 ya estaba en Oviedo, con lo que pude comer, beber, recuperar fuerzas e incluso calentar un poco. Así que encaré la carrera de Oviedo con más energía y fuerza que en 2018, cuando llegué solo quince minutos antes”. Las urgencias le impidieron quedarse a la entrega de trofeos de Gijón: “Lo recogió un compañero. Quiero pedir disculpas a la organización, pero espero que me entiendan. Era imposible estar en ambos lados”.

Moha Bakkali estaba ayer feliz, aunque aclara que el doblete nunca fue una obsesión para él: “Yo me dedico a otra cosa, al atletismo de pista, donde araño cada segundo dando vueltas para mi gran objetivo, que es la prueba de 3.000 obstáculos. Pero esto me presta mucho porque me lo propuse, da mucha repercusión y es algo espectacular lograrlo. El domingo no le daba tanto valor, pero ahora, con las pulsaciones más bajas, sí que veo que es algo espectacular y muy complicado”.

“Alivia porque era una espinita que tenía clavada, pero no creo que vuelva a intentarlo”, reconoce Bakkali, que en este momento de felicidad quiso acordarse de su entrenador, Marcos Peón, que le precedió en la gesta del doblete Gijón-Oviedo. También se lo dedicó a su anterior técnico, David Méndez, “que fue la persona que me hizo dar el salto de calidad como atleta, gracias a su trabajo y dedicación”.