LAS ESTRELLAS FUERON ELLAS (V)

Muguruza y Badosa cogen el relevo de Arantxa y Conchita con todas las de la ley

Las dos tenistas han cerrado el año dentro del ‘top ten’ mundial y se han convertido en las primeras españolas en ganar en las WTA Finals y en Indian Wells

Paula Badosa y Garbiñe Muguruza tras la semifinal del WTA Finals Tournament.

Paula Badosa y Garbiñe Muguruza tras la semifinal del WTA Finals Tournament. / Afp

Arantxa Sánchez Vicario y Conchita Martínez llevaron el tenis femenino español a lo más alto durante la década de los noventa fundamentalmente. Desde entonces han sido muchas las que han rendido a un extraordinario nivel como Carla Suárez, Anabel Medina o Magüi Serna, sin embargo faltaba ese pasito más para instalarse en la élite. En este 2021, Garbiñe Muguruza (Caracas, 8 de octubre de 1993) y Paula Badosa (Nueva York, 15 de noviembre de 1997) han querido reclamar el trono como las nuevas estandartes del tenis nacional.

El relevo es suyo, con todas las de la ley. Ha sido un boom. Es evidente que Rafa Nadal continúa acaparando mucho protagonismo en España en lo referente al tenis, pero ellas han demostrado este año que tienen ganas de comerse el mundo y que cuentan con la capacidad suficiente para derrotar a quien se les ponga por delante.

Muguruza, quien tiene a Conchita Martínez como entrenadora, acumula más años asentada entre las mejores, aunque no olvidará este 2021 al que puso el broche imponiéndose en las WTA Finals de Guadalajara (México). Hizo historia al ser la primera española que levantaba el trofeo.

Badosa más novata en estas lides, ha sufrido una explosión meteórica en los doce últimos meses. Su mayor logro fue ganar en Indian Wells, donde tampoco lo había hecho ninguna compatriota. Ambas tenistas son el vivo reflejo de las nuevas exigencias del deporte, dos potencias físicas descomunales.

Garbiñe Muguruza celebra su victoria en el WTA Finals Tournament.

Garbiñe Muguruza celebra su victoria en el WTA Finals Tournament. / Afp

Más madura

El trabajo mental ha sido la clave para que Muguruza haya dejado su rúbrica en el circuito. Se anotó en noviembre las WTA Finals, donde compiten las ocho mejores raquetas de la temporada, tras derrotar en la final a la estonia Kontaveit. Partía como sexta cabeza de serie y en las semifinales tumbó precisamente a Badosa. A lo largo del año también cantó victoria en Dubái y en Chicago después de ganar a Krejcikova y Jabeur, respectivamente. Además fue finalista en Melbourne y en Doha.

“El cambio más importante ha sido a la hora de gestionar las emociones, los malos momentos o los momentos más difíciles de ansiedad y frustración”, aseguró la tenista nacida en Caracas y de padre guipuzcoano en una entrevista concedida a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA. Ha ganado en madurez y la pista solo es el espejo de esa evolución. Se observa a una Muguruza más estable y tranquila.

Para Badosa, quien nació en Nueva York por los compromisos laborales de sus padres y a los siete años se trasladó a Barcelona, 2021 ha sido el año de su aterrizaje en lo más alto del tenis. Ganó en Belgrado, pero el mensaje de aquí estoy yo lo lanzó en Indian Wells, considerado el quinto Grand Slam. Pudo con la bielorrusa Azarenka en el partido decisivo y alzar el título fue, tal y como ella misma reconoció, “un sueño hecho realidad”.

En Guadalajara quedó patente el extraordinario momento del tenis español. Las condiciones eran particulares, a 1.500 metros de altitud, sin embargo Badosa se plantó en semifinales como primera de grupo. Allí pesó más la experiencia de Muguruza. Doble 6-3 para la discípula de Conchita Martínez. Una derrota de la que aprender para la de Barcelona. “Técnicamente debo mejorar en todo, mi derecha, mi revés, mi saque. Todo se puede pulir”, manifestó.

Cuarentena en Australia

El balance del año es inmejorable para Badosa, aunque el comienzo fue de película de suspense. Se vio obligada a realizar una cuarentena de 21 días en Australia que le tuvo casi un mes apartada de las canchas. Detectaron un par de positivos en Covid en el avión que le trasladaba al país oceánico de cara a preparar la gira previa al Open de Australia en el que participó y se despidió en primera ronda. Varias decenas de tenistas tuvieron que encerrarse como medida de precaución y Badosa acabó dando positivo una semana después de iniciar el confinamiento.

Paula Badosa tras ganar el torneo de Indian Wells.

Paula Badosa tras ganar el torneo de Indian Wells. / Agencias

Ahora ya solo queda como un mal recuerdo de un 2021 muy destacado. Uno de sus triunfos más meritorios no se tradujo en ningún título, eso sí, es para presumir haber ganado a Ashleigh Barty, número uno mundial. Lo hizo en abril en la tierra batida de Charleston, en cuartos de final. La australiana se tomó la revancha unos días más tarde en las semifinales del Mutua Madrid Open. Cierto es que Badosa se coló en el cuadro final del torneo merced a un ‘wild car’ y que se convirtió en la primera española en alcanzar una ronda tan avanzada en Madrid.

Dos Grand Slam luce Muguruza en su palmarés: Roland Garros 2016, tras imponerse a Serena Williams en la final, y Wimbledon 2017, en el que tumbó a su hermana Venus en el choque por el título. También fue finalista en la hierba londinense en 2015 y en el Open de Australia de 2020. Este año al que bajamos la persiana, en cambio, su actuación por los mejores cuadros del circuito no ha sido todo lo buena que le hubiese gustado. Se despidió en octavos de Australia y de Estados Unidos, su concurso en Wimbledon acabó en la tercera ronda y cedió en su estreno en Roland Garros, algo que nunca le había sucedido en París.

El calor de Tokio

Badosa y Muguruza también llevaron caminos paralelos en los Juegos Olímpicos de Tokio. Se cayeron de la pelea por las medallas en el último momento. Perdieron en cuartos. El calor hizo estragos, especialmente en la primera. Tuvo que retirarse en su duelo contra la checa Vondrousova al sufrir un golpe de calor. Salió de la pista en una silla de ruedas y con una toalla en la cabeza para paliar la sensación de sofoco. Además hubo daños colaterales, puesto que tampoco pudo competir en el dobles mixto junto con Pablo Carreño.

Muguruza alzó la voz después de caer ante la kazaja Rybakina: “No hay necesidad de meternos a jugar con 37 grados”. La humedad rondaba el 70% y la sensación térmica en el encuentro de Badosa estaba por encima de 40º. Tras las quejas de varios deportistas, la Federación Internacional de Tenis optó por retrasar el horario de comienzo de las jornadas. Pero el daño ya estaba hecho para la tenista de origen estadounidense.

Tercera y octava

Todos los logros de Muguruza y Badosa se plasman en el ranking WTA. Las dos aparecen en el ‘top ten’ La hispano-venezolana ha cerrado el año en la tercera posición, solo por detrás de Ashleigh Barty y de Aryna Sabalenka, con un balance de 48 victorias y 17 derrotas. Eso sí, no es su mejor puesto al finalizar una temporada, ya que el 2017 lo despidió en segundo lugar.

¿Volverá a lo más alto? Puede ser uno de los objetivos en su hoja de ruta. Encabezar de nuevo las listas del tenis mundial como ya hiciera en 2017 durante cuatro semanas. Muguruza, por cierto, fue la segunda mujer española en conseguirlo, tomando el relevo de Arantxa Sánchez Vicario.

No hay mejor prueba para comprobar la progresión de Badosa que ver su ascensión en la clasificación de la WTA. Arrancó el año como la 70ª raqueta del planeta y lo concluye en la octava plaza, nunca había estado tan arriba. Con un registro de por medio de 43 triunfos y 17 tropiezos.

El ciclo no se detiene. Después de unas vacaciones merecidas para recargar pilas, ambas tenistas ya se encuentran en plena preparación de lo que será el nuevo curso. El comienzo está a la vuelta de la esquina. Muguruza y Badosa tomarán parte en el WTA 500 de Adelaida, que se celebrará del 3 al 9 de enero. Todo con vistas a afinar la puesta a punto de cara a un Open de Australia que dará el banderazo de salida el próximo día 17. ¿Aguardará la historia a alguna de las dos? Ojo que Melbourne tampoco ha sido conquistada por ninguna española… de momento.