LAS ESTRELLAS FUERON ELLAS (II)

No existen los imposibles en el diccionario de Ana Peleteiro

La triplista gallega conquistó este año el bronce olímpico batiendo dos veces el récord de España y se hizo in extremis con la plata en el Europeo en pista cubierta gracias a su último salto

Ana Peleteiro celebra su bronce en los Juegos Olímpicos de Tokio.

Ana Peleteiro celebra su bronce en los Juegos Olímpicos de Tokio. / Efe

¿Algo tabú? No existe ese concepto para Ana Peleteiro. ¿Eufemismos? Tampoco, sin pomposidades, mejor clara y directa. ¿Inalcanzable una meta? Solo es una cuestión de tiempo y esfuerzo. Con desparpajo, vivaracha, siempre con una sonrisa en el rostro en cada entrevista o aparición televisiva. Es sencillo empatizar con esta gallega nacida en Ribeira, La Coruña (2 de diciembre de 1995). Su insistencia y cabezonería le han llevado, de brinco en brinco, a un 2021 glorioso con un bronce olímpico y una plata europea en triple salto.

Ahora son días de vino y rosas, sin embargo ha pasado mucho desde que Peleteiro hiciera sus primeros pinitos como bailarina, pronto demostró dotes para el atletismo, hasta que su padre por fin le ha hecho una estantería en casa para colocar todas sus medallas. Que no son pocas. Empezando por el oro mundial en categoría junior que obtuvo en 2012 en Barcelona. Iba para figura, pero alcanzar la élite en el deporte es costoso y lo ha comprobado en sus carnes durante el último ciclo olímpico.

Iván Pedroso

Peleteiro vio los Juegos de Río de Janeiro 2016 desde su casa con una mezcla de rabia y frustración. Eso sí, supuso un punto de inflexión para saber lo que quería y lo que tenía que hacer para perseguir su sueño. Se puso a las órdenes de una eminencia en lo que se refiere a los fosos de salto en atletismo: Iván Pedroso.

Con los años, la coruñesa ha mejorado su técnica y, sobre todo, ha ganado en temple, fundamental para mantener la tensión competitiva hasta el final. Una circunstancia que este año le ha valido para subir al olimpo. Nada es imposible si queda concurso por delante.

En 2018 fue bronce en el Mundial de pista cubierta en Birmingham y también en el Europeo al aire libre en Berlín. En 2019 se colgó el oro en el campeonato de Europa bajo techo y fue elegida mejor atleta del año por la Federación Española. La de Ribeira tenía Tokio entre ceja y ceja… hasta que apareció la pandemia como un sopapo de realidad. Pero nada ni nadie iba a restarle un ápice de perseverancia, así que le puso paciencia.

La final de triple salto femenino de los Juegos fue de un nivel mayúsculo y exigió la mejor versión de Peleteiro. Para eso se había preparado. Fue a remolque y tuvo que batir dos veces el récord de España y situarlo en 14,87 metros para abrazar un bronce carísimo.

Parecía imposible, pero no. Lo hizo en el quinto salto, después de limar algún detalle con Pedroso, para superar por tres centímetros a la jamaicana Ricketts. Quedó por detrás de una Yulimar Rojas que se llevó el oro tras estar siempre fuera de concurso. Se fue a los 15,67 y batió una plusmarca mundial que ostentaba la ucraniana Kravets desde 1995 con 15,60. La plata en Tokyo fue la portuguesa Patricia Mamona.

Equipo y legado

Prometió, tras la semifinal, acudir “con garras, dientes y cuchillos” a la pelea por las medallas y Peleteiro cumplió. “Es el esfuerzo de una vida. Pero te puedes esforzar mucho que si no estás en el lugar correcto y con las personas correctas, no funciona”, lanzó ante las cámaras de RTVE nada más concluir la final. Querer no siempre es poder y no es habitual que un mensaje así trascienda desde una deportista de élite.

A la par que destacaba a su equipo, la gallega también era ambiciosa mirando al futuro: “Tengo los 15 metros, que los quiero hacer. No me voy a acomodar, quiero más, mejorar como atleta y como persona, dejando mi legado. Que mi legado no se deja solo con medallas de oro”.

Peleteiro se convirtió en la tercera atleta española de la historia en catar una presea olímpica. Se une al club de María Vasco y Ruth Beitia. La fotografía en el podio es la que guardará la triplista para los restos, aunque la imagen que se viralizó es en la que se fundió en un abrazo con Rojas una vez que la venezolana triturara el récord del mundo en su último salto. La gallega fue la primera en ir a su encuentro nada más salir de la arena. Casi se alegró tanto como ella. Y es que ambas son compañeras de entrenamientos y discípulas de Pedroso.

Si ajustado fue conseguir el bronce en Japón, lo de la plata en el Europeo de pista cubierta de Torun fue agónico. Parecía imposible, pero no. Peleteiro se plantó en Polonia después de casi un año sin competir debido a la pandemia y le costó entrar en vereda. Encaró el foso por última vez fuera de las medallas y tiró de tranquilidad y cabezonería. Tenía el salto en sus piernas y firmó un bote apoteósico. Se fue hasta los 14,52. Igualada con la alemana Eckhardt, pero por delante gracias a un segundo mejor registro, a solo un centímetro del oro de Mamona.

“Somos negros”

Volviendo a los Juegos, la alegría fue doble para Peleteiro, ya que su amigo Ray Zapata, de cuya hija es madrina, también se colgó una chapa horas antes. En su caso, de plata y en el ejercicio de suelo en gimnasia artística. La imagen de ambos juntos durante una entrevista en RTVE sirvió para atestiguar que los eufemismos no existen para la atleta.

“Somos negros, no de color. De color son ellos que cambian más de color que el sol”. Le salió de dentro porque es transparente. Tampoco hay tabús: reconoce abiertamente que es adoptada, defiende la lengua gallega, se posiciona políticamente contra la extrema derecha y a favor de la regulación de la eutanasia, lucha por la igualdad de género en el deporte…

Ha sido un año brillante para esta aficionada a la moda. ¿Quizá tuvo algo que ver que lo iniciara dando las campanadas en la Televisión de Galicia? Lo cierto es que le ha dado suerte y el día 31 le tomará el testigo la también medallista olímpica Teresa Portela. Entre deportistas se toman las uvas en Galicia. Peleteiro conquista medallas en el foso con la misma facilidad que engancha con el público, algo fundamental en los tiempos que corren. Es muy activa en redes sociales, especialmente en TikTok. No se olviden pasar por su canal.

Adriana Cerezo

Las nuevas generaciones del deporte femenino vienen pegando fuerte. Si Peleteiro, con 26 años recién cumplidos, tiene carrera por delante; la juventud de Adriana Cerezo es insultante (Alcalá de Henares, 24 de noviembre de 2003). La taekwondista fue plata en los Juegos, en categoría de menos de 49 kilos, con solo 17 primaveras. A finales del pasado mes alcanzó la mayoría de edad. Todo ha ido muy rápido en su corta trayectoria. De promesa a realidad. Desde los cuatro años practicando taekwondo, se sintió atraída por las artes marciales viendo películas de Jackie Chan con su abuelo, tal y como confesó la madre de Cerezo.

Adriana Cerezo tras su pase a la final en Tokio 2020.

Adriana Cerezo tras su pase a la final en Tokio 2020. / Efe

Pocas noticias positivas ha dejado la pandemia del covid, pero una de ellas le ha sonreído a la madrileña. De haberse organizado los Juegos en 2020 no hubiera llegado, puesto que debutó en categoría absoluta un año antes de que se celebrara la competición en Japón. Cerezo se proclamó campeona de Europa en abril en Sofía y un mes después, también en la capital búlgara, sacó su billete para los Juegos en el preolímpico.

La taekwondista, que entrena en el Club Hankuk de San Sebastián de los Reyes, sorprendió a propios y extraños por su descaro en el tatami. En el estreno se deshizo de la serbia Bogdanovic, número dos del mundo y plata en Río 2016. Después pasó por encima de una leyenda como es la china Wu Jingyu: oro en Pekín’08 y Londres’12 y tricampeona del mundo. Cerezo también se llevó el combate de semifinales ante la turca Yildirim, doble campeona de Europa. Y antes de la gran final se echó una pequeña siesta para destensar.

Con la medalla asegurada, la primera del medallero de España, la de Alcalá de Henarés tuvo a todo el país enganchado al televisor a la hora de comer. La fiesta no fue completa, aunque rozó el oro con la yema de los dedos. Lo tenía a falta de cinco segundos para la conclusión de la final hasta que recibió un impacto de la tailandesa Wongpattanik, vigente campeona del mundo. Perdió por un punto (11-10).

Amargura momentánea, aunque Cerezo posee toda una carrera por delante. Y contribuyó a dar lustre al taekwondo femenino español al lograr el tercer metal consecutivo en unos Juegos tras los de Brigitte Yagüe en 2012 y Eva Calvo en 2016.