Fútbol

Él éxito no depende del género sino de la igualdad

Un estudio de la UVigo evidencia que el rendimiento de las selecciones femeninas es igual o superior al de las masculinas en países con menor brecha de género

Alexia Putellas ofrece el Balón de Oro a la afición antes del encuentro de la Selección española contra la de Escocia.

Alexia Putellas ofrece el Balón de Oro a la afición antes del encuentro de la Selección española contra la de Escocia. / Julio Muñoz / EFE

Sandra Penelas

Sobra decir que no es cuestión de talento, pero tampoco lo es de economía. La brecha en el éxito de las selecciones femenina y masculina de cada país en las competiciones internacionales que disputan viene dado por el nivel de igualdad alcanzado en sus sociedades y la promoción activa del fútbol jugado por mujeres. Un estudio de la Universidad de Vigo analiza los rankings de la FIFA para 116 naciones de todo el mundo a lo largo de casi dos décadas con el fin de determinar las razones que explican estas diferencias. Y los autores instan a los clubes, las federaciones y la Administración a ser proactivos en su eliminación y en conseguir que este deporte sea un modelo a la hora de empoderar a las mujeres.

“El deporte no tiene género. No es relevante. Se trata de jugar. Hay que entender esto y utilizarlo para conseguir una sociedad mejor. Los condicionantes y los argumentos negativos los ponen los agentes que lo rodean: los jugadores, los padres, el público, las federaciones... No se puede esperar, hay que actuar ya para dar más valor al fútbol femenino y reducir las estúpidas e injustas diferencias entre hombres y mujeres”, defiende Carlos Lago, catedrático de Ciencias del Deporte y autor del estudio junto a sus hermanos Ignacio y Santiago, expertos en los ámbitos de la política y la economía en la Pompeu Fabra y la UVigo, respectivamente.

No es la primera vez que los tres investigadores relacionan el fútbol con cuestiones políticas y sociales de actualidad como la inmigración, pero este estudio marca el comienzo de una nueva línea en el ámbito de la

igualdad de género

: “Nuestro objetivo es dar pistas, orientar sobre cómo mejorar. Y siendo el deporte más seguido por la población en todo el mundo puede ser un buen modelo. En el fútbol es muy difícil hacer cambios, pero se están haciendo cosas en la buena dirección para romper esta inercia y hay que seguir por ahí”.

Los expertos analizaron las clasificaciones de rendimiento de la FIFA de las selecciones de 116 países entre los años 2003, cuando empiezan a incluirse los equipos de mujeres, y 2019. Y las relacionaron con tres parámetros: el PIB per cápita, la igualdad de género y las políticas de promoción del fútbol femenino.

“Descubrimos que el argumento económico, que suele ser muy importante, es menos relevante que las otras dos variables. En aquellos países donde la brecha de género es más pequeña, los equipos femeninos rinden mejor y no hay diferencias con los masculinos. En los escandinavos, por ejemplo, incluso están por encima. Y también mejora el rendimiento enormemente cuando existen programas de promoción por parte de la FIFA, las federaciones o los gobiernos”, explica Lago.

Por tanto, no existe ninguna evidencia de que el desarrollo económico del país influya en el rendimiento de las selecciones femeninas. Sin embargo, los equipos que tienen más éxito provienen de sociedades donde las mujeres gozan de un mayor empoderamiento y se promueve el deporte femenino.

A la luz de los resultados, los autores concluyen que el fútbol femenino “no es un subproducto del masculino” y demandan proactividad: “De manera provocadora en el título del artículo nos preguntamos ¿Actuamos o esperamos? Nuestra idea es clara. Hay que actuar en dos direcciones. Por un lado, en lo estrictamente deportivo, reivindicando que el fútbol no tiene género ni hay tipos diferentes de fútbol. Y, por otro, con políticas gubernamentales para avanzar en la igualdad”.

En este sentido, el reciente Balón de Oro de Alexia Putellas debería servir para poner sobre la mesa el valor de los triunfos de las deportistas. “Debería estar al nivel de Messi en las noticias. Y está muy bien que le den espacio a los partidos de fútbol de los equipos femeninos. Las niñas deben seguir jugando con los niños en las categorías inferiores, no hay argumentos para lo contrario, las federaciones deberían tener en cuenta las cuestiones de género en el reparto de ayudas y las árbitros y los árbitros deben ser iguales. Se podría sacar una colección de cromos de jugadoras, por ejemplo. Hay que normalizar estas situaciones. Una niña debe llegar hasta donde la lleve su talento, el género tiene que ser intrascendente”, aboga Carlos Lago.

“En Galicia, la Federación está haciendo bien las cosas y tenemos un estadio que se llama Verónica Boquete. El mensaje es que no hay que esperar, cada uno debe actuar desde su nivel: los clubes, las comunidades y el Gobierno”, defiende.

Esta promoción no solo ayudará a mejora la calidad del fútbol femenino en nuestro país y que la selección triunfe en torneos internacionales, sino que también puede contribuir a reducir la brecha de género en la sociedad dada la enorme influencia del fútbol.

Lecciones para la vida

En este sentido, Lago insiste en la importancia de transmitir estos valores desde críos. “En España hay un millón de fichas. Es prácticamente imposible que alguien llegue a vivir del fútbol. Se trata de que los que tengan talento puedan mejorar. Pero, sobre todo, de que reciban una formación para la vida relacionada con la igualdad, el esfuerzo, la responsabilidad... Son lecciones muy potentes para que sean mejores en su vida de adultos. La justificación nunca puede ser la de llegar a jugar en Primera División”.

Carlos Lago ha vuelto a situarse este año como el científico español más citado en la disciplina de Ciencias del Deporte y se encuentra además entre los 250 expertos más influyentes de todo el mundo según el último ranking de impacto de la Universidad de Stanford, elaborado con datos de 2020. “Es muy meritorio, pero no trabajos por los reconocimientos, que son estupendos, sino por intentar mejorar la sociedad. Queremos hacer cosas útiles, prácticas, que tengan impacto en la vida real”, sostiene.