FÚTBOL

Cuando el equipo de la panadería de tu pueblo juega la Copa del Rey

La Panadería Pulido, del municipio de Gran Canaria Vega de San Mateo, creó en 1993 un modesto equipo de fútbol que la semana que viene se enfrentará a la Real Sociedad

Los orígenes de este negocio se remontan a 1923, cuando fue fundado por Francisco Pulido y Dolores Domínguez, bisabuelos de los actuales dueños, Cristo y Yaiza Rodríguez

Yaiza y Cristo Rodríguez, propietarios de la Panadería Pulido de Vega de San Mateo.

Yaiza y Cristo Rodríguez, propietarios de la Panadería Pulido de Vega de San Mateo. / La Provincia

Sergio R. Viñas

Sergio R. Viñas

Esta es la previa de un partido de fútbol que en realidad arranca hace un siglo. O casi. Concretamente en 1923, cuando se siembra la primera semilla de la Panadería Pulido, el establecimiento que da nombre al que será el próximo miércoles el rival de la Real Sociedad en la primera ronda de Copa del Rey con clubes de Primera División implicados.

Esta historia transcurre en Vega de San Mateo, un municipio de la isla de Gran Canaria situado a 850 metros sobre el nivel del mar en el que hoy viven alrededor de 7.500 personas, por aquel entonces algo más de 5.000, repartidos en una veintena de núcleos de población diferentes. Una zona, en las faldas del Pico de las Nieves, que ha vivido históricamente de la agricultura y, en menor medida, de la ganadería.

Panchito y Lolita

Allí, hace 98 años, vivía el matrimonio formado por Francisco Pulido y Dolores Domínguez junto a sus nueve hijos. Él, Panchito, trabajaba en un pozo de agua, y ella, Lolita, regentaba una pequeña tienda de aceite y vinagre, que es la forma en la que los canarios llamaban antiguamente a las tiendas de ultramarinos. De entre todos los productos que allí vendían, uno comenzó a gozar de un éxito desmedido: el pan que el matrimonio horneaba en su propia casa.

Dolores Domínguez y Francisco Pulido, fundadores de Panadería Pulido.

Dolores Domínguez y Francisco Pulido, fundadores de Panadería Pulido. / La Provincia

Eran los años 20, tiempos de la dictadura de Primo de Rivera, y no era nada sencillo comercializar pan. No llegaba directamente a casa el trigo molido y el acceso al agua no siempre era sencillo. Había que calentar el horno horas antes de introducir allí la masa y la distribución corría a cargo de del matrimonio y de sus hijos. Al principio, los vecinos del barrio de El Mesón, donde se ubicaba la tienda y posteriormente la panadería, acudían a comprar el pan, pero su fama se extendió pronto por todo el extenso municipio.

Burros sin amarres

Francisco y Dolores se hicieron con unos burros que les ayudaran a cargar con el pan a diez kilómetros a la redonda. "Mi abuela contaba que llevaban los burros sin amarres, porque llegó un punto en que los animales se aprendían su ruta y la hacían prácticamente solos, a puro de hacerlo todos los días", explica Cristo Rodríguez, bisnieto de los fundadores de la Panadería Pulido que ahora regentan su hermana Yaiza y él, y a través de cuyos testimonios se narra esta historia.

Un burro cargado de pan, en los primeros años de la Panadería Pulido.

Juan Pulido junto a un burro cargado de pan, en los años 70. / La Provincia

La empresa pasó a manos de los hijos del matrimonio Pulido-Domínguez. Tres de ellos asumieron la panadería: uno se encargaba de los repartos, otro de la producción y otra, Adelaida, la abuela de Cristo y Yaiza, gestionaba el obrador. Posteriormente, ya en los años 70, los hijos de Adelaida, tomaron el relevo, la tercera generación ya de la Panadería Pulido. Aquella fue la época de mayor expansión del negocio, con los hermanos Francisco, Elías y Cirilo Nicanor a los mandos.

Expansión

En los años 80, concluyen que la panadería de El Mesón se les ha quedado pequeña y compran una parcela en el barrio de La Lechuza, en el centro del municipio. Allí levantan un edificio de más de 3.500 metros cuadrados en el que concentran todo el negocio. Tiempo después, introducen también la pastelería, y la plantilla comienza a crecer hasta su situación actual, con alrededor de 120 trabajados, casi una decena de ellos descendientes de Francisco y Dolores.

Bajo el liderazgo de Francisco, padre de Cristo y Yaiza, recientemente jubilado de la dirección al cumplir los 65 años, la Panadería Pulido experimenta un proceso de crecimiento. De la modesta tienda inicial (que aún se sigue abriendo los fines de semana, más por nostalgia que por motivos empresariales) pasan a una red de siete: cuatro en Las Palmas, una en Santa Brígida, la principal en La Lechuza y, claro, la de El Mesón, la de toda la vida.

Sin fútbol

Pero antes de llegar hasta la actualidad hay que hace un alto en 1993, que es cuando la historia de una panadería familiar del centro de Gran Canaria engarza con el fútbol. Francisco Rodríguez Pulido, entonces al frente del negocio familiar, se pone a charlar con unos amigos y llegan a la conclusión de que apenas hay alternativas deportivas para los chavales del pueblo. El Club de Lucha Tinamar, pujante equipo de lucha canaria, es prácticamente la única opción.

El primer equipo de Panadería Pulido San Mateo, en 1993.

El primer equipo de Panadería Pulido San Mateo, en 1993. / Panadería Pulido

Así que deciden montar un equipo de fútbol. Bueno, tuvieron que empezar por construir un campo, pues ni siquiera existía uno. "Hubo que hacer todo de cero, comprar el material, las porterías... Entre cuatro amigos y con el apoyo de alguna otra empresa se arranca el proyecto. El soporte económico lo hemos puesto mayoritariamente nosotros hasta que subimos a Tercera y las instituciones se sumaron al presupuesto, de ahí que el club se funde y se registre con el nombre Club de Fútbol Panadería Pulido San Mateo", detalla Cristo.

Ascensos

Porque no, no es que la panadería patrocine al club, sino que ese es el nombre oficial del club y de todos sus equipos, desde el que jugará el miércoles contra la Real Sociedad hasta los prebenjamines. Durante la mayor parte de su historia, el primer equipo compitió en Segunda y Primera Regional, contra rivales de la propia isla. Hace cuatro años se produce el ascenso a Tercera, con partidos ya por todo el archipiélago. Y el curso pasado alcanza su cima con el histórico ascenso a Segunda RFEF, cuarta categoría del fútbol español.

Los jugadores del Panadería Pulido antes de un partido.

Los jugadores del Panadería Pulido antes de un partido. / La Provincia

"Yo jugué en las categorías inferiores y nuestra meta era jugar en Segunda Regional, en campos de tierra. Ahora los chavales tienen el referente de la Segunda RFEF y ahora de jugar contra uno de los líderes de Primera. Imagina lo que supone para el pueblo a nivel de motivación", apunta Cristo, quien incide en la prevalencia de la idea con la que se fundó el club hace 18 años: facilitar que los chicos del municipio practiquen deporte, "con educación y valores". Hoy, de hecho, el 90% de la plantilla es la isla de Gran Canaria.

En el Gran Canaria

La cima competitiva del Panadería Pulido llegará el miércoles en el Estadio de Gran Canaria, en el que habitualmente juega la UD Las Palmas. "Nos encantaría poder jugar aquí arriba [en el Estadio Municipal de Vega de San Mateo], que sería lo bonito para que el municipio disfrutara de todo esto, pero es verdad que las instalaciones deportivas no reúnen las condiciones. El Estadio de Gran Canaria es un regalo para nosotros y podrá entrar más gente. Es verdad que en lo futbolístico nos viene peor, pero se trata de disfrutar del día", señala Cristo.

Enfrente estará uno de los mejores equipos de la temporada en España, campeón de la Copa del Rey 2020, en la histórica final jugada la pasada primavera frente al Athletic. Allí irán Cristo con sus dos hijos y su hermana Yaiza con los suyos, todos ataviados con la camiseta del equipo que lleva el nombre del equipo fundado por su tatarabuelo. En sus manos, las de los niños, la próxima generación de Panadería Pulido. "Todavía son pequeñitos, tienen entre diez años y ocho meses, pero los fines de semana en casa, cuando tenemos un hueco, hacemos alguna tarta o algún bizcocho para que les vaya picando el gusanillo. Y parece que funciona".