LALIGA

LaLiga es Real: el imperio de Lopetegui en el derbi y la resurrección del Príncipe Aspas

El conjunto vasco reivindica su liderato en solitario tras tumbar a Osasuna

Lopetegui impone su ley en el derbi ante el Betis y olvida los males en Europa

Simeone carga con las culpas de la remontada sufrida en Mestalla con un Duro estelar

El faro del Celta agudiza la crisis del FC Barcelona en un partido concebido para él

Guido Rodríguez, jugador del Real Betis, e Iván Rakitic, del Sevilla FC, en un momento del derbi sevillano en la jornada de LaLiga de fútbol de este domingo.

Guido Rodríguez, jugador del Real Betis, e Iván Rakitic, del Sevilla FC, en un momento del derbi sevillano en la jornada de LaLiga de fútbol de este domingo. / AFP

Denís Iglesias

Denís Iglesias

La cuestión climática también es una preocupación en LaLiga, aunque se plantea en términos contrarios al debate de etiqueta que estos días se produce en Glasgow. Se aprecia el calentamiento global, el efecto invernadero que las aficiones generan en los campos para crear una atmosfera que sea irrespirable para el rival. Los agujeros en las redes, cuanto más grandes, mejor. El combustible fósil que aportan los veteranos es tan valorado como la energía renovable de los nuevos talentos. La mezcla de ambos constituye un mix energético que mueve las máquinas cada vez más físicas de esta competición, donde la gestión de recursos es fundamental.

El ejemplo de ecosistema es el de la Real Sociedad, capaz de gestionar sus recursos para deshacerse de cualquier rival en los tramos finales. El equipo de Imanol Alguacil proyecta una sombra de grande y los rivales le tienen el máximo respeto. El líder de la competición, una jornada más, se dejó los goles para la segunda mitad en su triunfo ante Osasuna. El primero, obra del Conde Merino, que respetó sus orígenes en la celebración del gol que abrió un partido que terminó por decantarse desde los once metros. Januzaj transformó una pena máxima que él mismo forzó yéndose como una exhalación hacia el área de Invernalia, incapaz de mantener los fundamentos que convirtieron al equipo navarro en una de las sensaciones del arranque liguero.

El defensa de la Real Sociedad, Joseba Zaldua, disputa el balón en el partido de fútbol de LaLiga que ha enfrentado a su equipo con el Osasuna.

El defensa de la Real Sociedad, Joseba Zaldua, disputa el balón en el partido de fútbol de LaLiga que ha enfrentado a su equipo con el Osasuna. / EFE/Jesús Diges

La Real lo tiene todo bajo control, incluso después de vivir una jornada de Europa League en la que no pudo superar al Sturm Graz. El fútbol español se muestra, una vez más, con tendencias eurófobas. Aunque en el caso del Atlético no es una postura que se quede fuera de sus fronteras. Contra el Valencia, la zaga colchonera volvió a sufrir una intensa deforestación en el descuento, la aclamada Zona Cesarini en la que se han decidido un buen número de encuentros esta jornada.

Hugo Duro, el 'petrolhead' de Bordalás

El tanto de Luis Suárez, pero sobre todo el gol eólico de Griezmann, parecían mover al conjunto de Simeone hacia el olvido del reincidente contra el Liverpool. “El entrenador falló. La culpa es mía”, señaló el técnico argentino después de la remontada del Valencia que tuvo un nombre propio: Hugo Duro. Lo que mejor le funciona a Bordalás son los 'muscle cars' como el madrileño. Un petrolhead al que el alicantino hizo debutar en Primera con el Getafe y que trae de serie la identidad rocosa que busca un Valencia acostumbrado a vivir en el ambiente enrarecido que provoca la gestión de Peter Lim.

Aunque hay enfrentamientos donde el contexto no importa nada. Solo vale ganar y las rachas se pierden entre la enemistad. Los partidos entre el Sevilla y el Real Betis son ‘el Gran Derbi’. No hay que buscar otro tipo de etiquetas. Dos equipos que inician la temporada con el único objetivo de ser mejor que el vecino. Para poder presumir el bar, en el trabajo o en la cola del supermercado que uno está en el lado correcto de la historia. La de este domingo la escribió el Sevilla con el Betis de sujeto pasivo. Lopetegui volvió a imponer su dictado frente a un Pellegrini que cuya ingeniosa obra se ha despintado el último mes.

Al técnico sevillista le achacan que destila demasiada vehemencia en la banda, donde se deshace en aspavientos. Es su forma de vivir el fútbol, al límite de la enajenación que a veces se vuelve un arma arrojadiza. Pero como cualquier artefacto, si se despliega correctamente, no hay quien lo pare. El mejor representante de su filosofía en el Benito Villamarín fue el ‘Huevo’ Acuña, que escogió el mejor momento de la temporada para estrenar su cuenta goleadora. Con un misil tierra-aire cuya onda expansiva se mantuvo durante todo un encuentro que sentenció un tanto de Bellerín en propia meta. Al zurdo argentino le apodan así porque de pequeño se golpeaba a menudo la cabeza y su testa parecía un monte de chichones. Y de canto caer, su cráneo se ha vuelto un núcleo duro que casa a la perfección con la mollera sin acolchado de su entrenador.

Aspas desnuda al Barça en la previa del retorno de Xavi

El diagnóstico del Betis es leve si se compara con la ciclotimia en la que vive inmerso el FC Barcelona, que anunció a Xavi con nocturnidad en la previa al partido frente al Celta. A partir de ahí empezó un ciclo de hemeroteca audiovisual de todas las glorias pasadas como jugador del nuevo técnico azulgrana. La propaganda parecía haber surgido efecto durante la primera parte de Balaídos, en la que el equipo del interino Sergi Barjuán logró colocarse 0-3 ante un equipo local que parecía dispuesto a ahogarse una semana más en la tormenta atlántica que se le viene encima cada vez que juega en casa.

Entonces cayeron las fuentes de energía limpia del Barça: dos muchachos de 19 años como Ansu Fati y Nico González. Su cambio por lesión provocó la completa desertización del juego barcelonista. Acto seguido se desencadenó un maremoto. Las causas están en un fenómeno local inclasificable como el de Iago Aspas. Una especie autóctona que rinde mejor que ninguna en su hábitat local. Este era el reencuentro con el Príncipe de las bateas. Su entrenador, el Chacho Coudet, había pedido una ovación en el minuto 10 para honrar el dorsal y el faro indiscutible del Celta, a pesar de lo que digan las primeras jornadas. Aspas es un producto interior bruto, moldeado con el instinto callejero que aún conserva y que sacó con dos navajazos que ampliaron la depresión del Barça. A Xavi le tocará hacer de terapeuta, comandante, cuidador, gestor, ejemplo y todos los roles del universo en un club que parece empeñado en buscar su propio fondo.

Un varapalo en territorio culé tiene consecuencias directas en la Selección Española, puesto que Luis Enrique fía una parte importante de su lista a lo que sucede en el club donde se hizo grande. El entrenador nacional ha vivido esta jornada el Virus Liga, la variante regular del Virus Fifa por el que se lamentan ácidamente los clubes que pierden efectivos en las ventanas internacionales como la de esta semana. España se juega su clasificación para el Mundial sin Ansu Fati, pero también con la ausencia de otro barcelonista como Eric García y Yéremi Pino, jugador del Villarreal, que cayó en la victoria ante el Getafe. Un duelo que permitió a los castellonenses volver a la senda del triunfo en Liga sin demasiados aspavientos. En el submarino van todos con escafandra, cerrando filas sobre un Unai Emery que hace unos días acallaba los cantos de sirena del Newcastle.

El recambio de Ansu Fati será Raúl de Tomás, delantero del Espanyol que tiene detrás una legión de activistas que reclaman su inclusión en el combinado español, no como recambio sino como titular de alto rango. No es para menos si se atiende a sus cifras anotadoras. Sumó uno más en su cuenta en el triunfo frente al Granada y solo le supera Benzema, que redujo las emisiones de un Bernabéu gélido que salió con el morro torcido después de la exigua victoria ante el Rayo. Es la exigencia propia de un equipo que, ante la debilidad de los rivales históricos, quiere replantar victorias en todos los torneos. Pero los de Ancelotti mantienen un plan de inversión de recursos estable para administrar en todas las competiciones, sabiendo que cuentan con el turbo de Vinicius, capaz de generar su propio microclima hasta en las noches más grises.

Quiso el Mallorca generar un protocolo ambiental para condicionar el partido ante el Elche. Son Moix convocó una protesta arbitral antes de saber lo que iba a pasar en el verde. Justo cuando iba a depositar la responsabilidad de una derrota en Lucas Boyé, se produjo el cambio climático. Maffeo se elevó como un gigante en la última acción del encuentro para encontrar un punto a través del que los bermellones se reconcilian con el destino. Era tal la sangría que habían sufrido en el tramo final que la próxima pancarta iba a pedir la guillotina de los encuentros a partir del minuto 85.

El Alavés se pone la gabardina y el Cádiz cambia de clima

Todo va demasiado rápido en esta liga, por lo que antes de saber qué tiempo va a hacer es importante elegir la ropa. El Levante sigue perdido en el fondo del armario buscando alguna prenda que le sirva para tapar las heridas que no dejan de brotar. El Alavés no usa ropa de entretiempo. De la manga corta del inicio de temporada, donde soportó todos los chaparrones, a la gabardina de las últimas jornadas. En la solapa, las insignias de Joselu Mato, el goleador irreductible de este equipo. Un higrómetro que es capaz de pasar todo el partido desapercibido, pero que salta cuando nota la humedad en el ambiente, donde mejor se mueve. No falló el penalti que permitió igualar a los de Javi Calleja y dio una lección de cómo se remata de cabeza en el descuento. Con ese movimiento se podría hasta desviar una nevera.

Finalmente está el conflicto meteorológico del Cádiz, al que las suaves temperaturas del Nuevo Mirandilla no le acompañan. Se siente mejor en el frío de San Mamés, donde sumió bajo cero al Athletic en su segunda victoria de la temporada. Otro triunfo en el norte, sumado al conseguido contra el Celta, y obra de Salvi, un obrero del gol. Pero sin metáforas. A los 23, con la oportunidad el fútbol profesional aún por llegarle, ponía ladrillos mientras jugaba en el Sanluqueño. La formación le ayudó a desmontar la Catedral, un templo con una arquitectura magnífica y una sonoridad privilegiada, pero con la fría modernidad de los estadios de nueva construcción, teatros que a pesar de las innovaciones siguen funcionan con el termostato de la grada.