REAL MADRID

Y Vini cruzó el Rubicón

El delantero brasileño del Real Madrid mejora sus estadísticas en todas las facetas del juego. En apenas 11 encuentros de Liga ya ha anotado más goles (7) que sumando los de las dos temporadas anteriores (6).

Vinicius Junior, en el partido de Liga ante el Elche.

Vinicius Junior, en el partido de Liga ante el Elche. / EUROPA PRESS

JUANJO TALAVANTE

Al general y cónsul romano Julio César (100 a.d.C-44 a.d.C.) se le atribuye la frase “Veni, Vidi, Vici” al dirigirse al Senado tras obtener una victoria en la batalla de Zela. Salvando las distancias - y los cruentos combates de aquel entonces- la reciente eclosión del joven jugador brasileño del Real Madrid Vinicius José Paixão de Oliveira Júnior (Vini Jr., resume él en su camiseta), podrían invitar a jugar con las palabras, y con un simple cambio de vocales transformar la célebre cita en “Vini, Vidi, Vici”, porque pocos pueden cuestionar que este inicio de campeonato liguero tiene un nombre propio y que es precisamente el delantero madridista el que se ha acostumbrado a ver y vencer.

Y no es que se haya tratado para él de llegar y besar el santo; lo cierto es que el eléctrico y descarado extremo merengue llevaba tres años en los que parecía condenado a convertirse en una eterna promesa. Las críticas parecían pasarle factura. Una de las que con más frecuencia se le dirigían era la de que no veía puerta, que le faltaba puntería. Y eso quedaba refrendado por el escuálido dato de sus goles en 22 encuentros ligueros en la temporada pasada, donde solo fue capaz de anotar tres.

Vinicius llegaba con claridad hasta el área rival, su estilo de juego era llamativo, siempre encarando a los defensas rivales, buscando el regate sin complejos, gambeteando, y con esa explosividad que tanto gusta a la grada. Sin embargo, a menudo se embarullaba y fracasaba en el intento de colocar el balón en el interior de la portería contraria. Fallaba ocasiones muy claras. Le sobraba descaro, pero le faltaba definición.

Ahora, tras tres años de travesía y de soportar en sus hombros la carga de la desconfianza de una parte de la afición, Vini parece haberse instalado entre los elegidos para la gloria en un fútbol español que no pasa precisamente por su mejor momento de proyección internacional tras las salidas de Cristiano Ronaldo primero, y Leo Messi después. Los grandes equipos pinchan con mayor asiduidad de lo normal, el Barça es noveno en la tabla de clasificación, y el Atlético de Madrid, actual campeón, no presenta la solidez ni la regularidad habitual en él de otras campañas. Hay más emoción en la parte alta de la tabla, mayor igualdad, eso sí, pero faltan estrellas mediáticas que procuren la atención internacional e imanten el interés desde cualquier punto del planeta hacia LaLiga.

El delantero brasileño del Real Madrid Vinícius Júnior (d), y el defensa del Elche Pedro Bigas.

El delantero brasileño del Real Madrid Vinícius Júnior (d), y el defensa del Elche Pedro Bigas. / EFE/ Manuel Lorenzo

Más goles

Aunque algo está cambiando Se suele decir que en el fútbol los números cantan. Los de Vinicius Jr. están dando todo un recital a estas alturas del año. En apenas once encuentros de Liga ya ha marcado 7 goles, superando con creces los 3 de la campaña pasada, en la que disputó 22 partidos. Así, su promedio ha pasado de 0,14 tantos por cada aparición a 0,77. En comparación con el anterior campeonato liguero, mejora sus cifras por partido: dispara más a puerta (2,85 veces, frente a 1,84); reparte más asistencias (0,22 /0,14); da más pases (39,49 /35,29); recibe más faltas (1,54/1,20). Incluso parece más comprometido en defensa, con mayor proyección y recorrido en el terreno de juego. Ya ha recibido las mismas tarjetas amarillas que en toda la liga anterior, lo que no deja de ser una señal de su implicación en labores defensivas. Sus números en Champions League también apuntan hacia un notable crecimiento. Ha firmado ya dos goles en los tres primeros encuentros de competición europea, mientras que en la anterior edición, solo marcó tres en los 12 choques en los que tuvo presencia.

Pero, ¿qué ha cambiado en Vinicius? ¿Se trata de una evolución personal? ¿Es una cuestión de madurez, o confluyen otros motivos, como el cambio de entrenador? Aunque es cierto que Zidane, el anterior técnico madridista, le dio al brasileño no pocas oportunidades, parece que el actual, Carlo Ancelotti, ha apostado más claramente por él. En este arranque liguero, el brasileño juega de media 79 minutos por partido, 20 más de los que permanecía en el césped cada choque a las órdenes del francés la temporada pasada. El sábado, tras llevarse de Elche los tres puntos con dos goles de Vini, el entrenador italiano se echaba a un lado y dejaba que los focos del protagonismo iluminasen solamente a su jugador: “No he hecho nada especial, solo ponerlo y darle la confianza que merece. No soy un mago”.

De São Gonçalo a La Moraleja

Si se trata de confianza, resulta sencillo intuir que esta no surge por generación espontánea. Detrás de la efectividad se esconden trabajo, mentalidad, esfuerzo, desarrollo, ambición y otros muchos factores. Y el delantero del Real Madrid ha comenzado por convencer en los entrenamientos antes que en los partidos oficiales. Este es su cuarto año en la capital de España. Su adaptación no debió de resultar sencilla: llegó muy joven y cambió su modesto hogar en su São Gonçalo natal, una localidad del estado de Río de Janeiro con un alto índice de pobreza, por una lujosa construcción en La Moraleja, una de las zonas más exclusivas y lujosas de Madrid. Con él viven su familia y dos de sus mejores amigos, Wesley Menezes y Luiz Felipe Menegate. Ellos refuerzan que el ahora millonario jugador se sienta como en casa. Quizá esta nueva etapa de Vinicius no sea sino otro reto más en una vida repleta de cambios desde su infancia. A los seis años entró a formar parte de una escuela de fútbol afiliada al Flamengo, el histórico club de Río de Janeiro donde jugaron grandes estrellas como Zico, Romario, Ronaldinho y Bebeto.

El delantero brasileño Vinícius Júnior (d), celebra su segundo gol contra el Elche durante el partido de LaLiga de la joranada 12

El delantero brasileño Vinícius Júnior (d), celebra su segundo gol contra el Elche durante el partido de LaLiga de la joranada 12 / EFE/ Manuel Lorenzo

Aquel fue un punto de partida, probablemente la génesis de un relato que sigue escribiendo partido a partido. Después llegarían los agentes, los inversores que vieron en el joven futbolista una apuesta de futuro. Su juego destacaba siempre, en cualquier categoría. Los entrenadores y sus compañeros en el campo sabían que estaban ante un fuera de serie. Vini creció y despuntó lo suficiente como para atraer la mirada, el interés y el dinero de los grandes clubes europeos. Y así llegaron los 45 millones de euros que pagó el Real Madrid por él cuando el espigado futbolista contaba tan solo con 16 años de edad. Vini emprendió entonces el viaje de su vida.

Paradójicamente, cuando le preguntan qué ha cambiado para que ahora anote tantos goles y asuma mayores dosis de protagonismo, el delantero echa balones fuera en un ejercicio de modestia. “Es fruto del trabajo del equipo y del que vengo haciendo desde mi llegada. Las cosas están saliendo y ahora, a ayudar al equipo”, aseguraba a la cadena Movistar+ tras marcarle dos goles al Elche el sábado.

Después de tres años de dudas, críticas y miradas repletas de escepticismo, parece que Vinicius Jr., emulando a Julio César, ha decidido mirar solo hacia el frente y cruzar su particular Rubicón.