FÚTBOL

LaLiga, cuestión de fe: el Atlético vuelve a creer y Bordalás recupera su dogma

Simeone celebra desde el palco del Metropolitano una victoria arrolladora ante el Betis

Vinicius reafirma su carisma como joven profeta blanco presumiendo de efectividad

El Getafe logra su primera victoria de la temporada y Bordalás recupera su dogma

Atlético de Madrid

Atlético de Madrid / EFE

Denís Iglesias

Denís Iglesias

El fútbol es una religión politeísta. Los partidos tienen mucho de liturgia, con peregrinaciones, sermones de colegiados, entrenadores que quieren aplicar su propio evangelio, Mesías, diablos, pecados capitales que cuestan puntos y sobre todo este deporte es cuestión de fe. Creer es una actitud básica en el manual de cualquier equipo, con una representación de once apóstoles en el campo y una legión de acólitos que quieren confiar en sus profetas. Algunos apenas necesitan razones para hacerlo y agradecen hasta una carrera. Otras parroquias son tremendamente exigentes y piden la aplicación de un credo sin fisuras. En esta ortodoxia están equipos como el Atlético o el Valencia, que han vuelto a creer con todas sus fuerzas en una jornada en la que Vinicius se volvió a sacudir «Junior» de la camiseta para trasladarse al universo senior, donde refutó su condición de futbolista diferencial.

«Nunca dejes de creer» es el inicio de cualquier encíclica colchonera. Un lema que exhiben desde hace varias temporadas con Simeone como sumo pontífice y con el que se ha alineado la masa atlética. Sin embargo, en el inicio de la temporada, el equipo estaba demostrando una versión que renunciaba a sus valores fundamentales. Es difícil abandonar la causa por un trimestre titubeante, pero un equipo como el Atlético necesitaba una demostración como la que ejecutó ante un Betis que llegaba en una forma espléndida. 

El Atlético cuaja un partido equilibrado en todas las líneas, consiguiendo un combo defensivo-ofensivo

El técnico rojiblanco teletrabajó desde el palco vip del Metropolitano, un púlpito extraño que ocupó por su expulsión ante el Levante. No le impidió dar instrucciones como si estuviera pegado a una banda empapada por culpa de la tarde torrencial. En el chaparrón, los locales anotaron tres goles y dejaron su puerta a cero en el combo de equilibrios que quiere su entrenador. Correa y Griezmann se apuraron a recibir entre líneas para desarbolar a un rival que cayó preso de los méritos del contrincante, donde cada peón supo hacer a la perfección su trabajo: Yannick Carrasco, a galope; Luis Suárez, fijando centrales y Rodrigo de Paul, omnipotente y omnipresente.

Pellegrini duerme en un colchón tan amplio que este triunfo por imposición no le quitará el sueño. En el horizonte emergen dos noches cruciales en lo deportivo y psicológico como son la visita al Bayer Leverkusen en Europa League y el derbi ante el Sevilla en el Villamarín. La capital hispalense es creyente como pocas. No entienden de religiones impuestas y escapar de la dicotomía que plantean los dos equipos de la ciudad es absurdo.

Como dudar del pragmatismo de Lopetegui, que rebajó la euforia en una de las sensaciones en este inicio de temporada como es Osasuna. El Sevilla hizo un ejercicio de autoridad para castigar a un conjunto que contaba todas sus salidas con puntos a favor. Aquí no hay milagros, sino un ejercicio de captación sublime por parte de Monchi, director deportivo con mayúsculas, aunque siga pensando como un futbolista. Su primer fichaje en su vuelta a casa tras la aventura de Roma, fue Diego Carlos, que apareció como un destructor para abrir un marcador que redondearía Ocampos. El central brasileño es una de las historias de crecimiento que tan bien encajan en el equipo sevillista. Vendió helados y fabricó armarios antes de emigrar a Europa, como él bien recuerda para situar el origen de su espíritu trabajador.

Los jugadores del Sevilla celebran el gol de Diego Carlos.

Los jugadores del Sevilla celebran el gol de Diego Carlos. / EFE

Los derbis tienen un relato diferente

derbi Real Sociedad y el Athletic Isak Iñigo MartínezRemiro

En esta liga hay que tener siempre un momento para hablar de Vinicius. El jugador del Real Madrid es el más diferencial del torneo. Él levantó la victoria ante el Elche, donde hizo suya la frase de Julio César al atravesar el Rubicón. «Vini, Vidi, Vinci» es su forma de dirigirse a los que lo ridiculizaron en temporadas anteriores, aludiendo a defectos muy visibles como su falta de ejecución, aunque obviando la juventud y el hecho de que el trabajo combinado con el talento traería consigo una severa transformación.

Vinicius es el jugador más diferencial en LaLiga y ha derribado todos los complejos

El extremo no llegó y besó el santo. Tuvo una carga de desconfianza inusual para un futbolista de su edad, aunque justificada por la suma de 45 millones pagada por el conjunto blanco cuando solo tenía 18 años. Lo normal es que hubiera sucumbido a la trituradora de promesas que ha sido el Real Madrid de los últimos tiempos. Pero se ha rebelado de modo brillante, como expresan sus dos acciones ante el Elche, que hay que entenderlas más allá de un encuentro ante un rival menor, en el marco una competición que se ha ido descapitalizando.

Solo hace falta ver al eterno rival, un Barça desnortado al que rodea la peligrosa apostasía de gran parte de sus aficionados. Apenas estuvieron 37.000 personas en el Camp Nou ante el enésimo leñazo azulgrana, esta vez ante el Alavés. En cualquier otra temporada, este encuentro habría servido de bautismo para un joven aficionado o un turista que no puede acceder a las grandes citas de la temporada, además de un escaparate perfecto en el que lucir algún canterano. Los primeros no quieren hacer la comunión azulgrana y los segundos están soportando en sus hombros una carga que no les corresponde. En la interinidad de Sergi Barjuan, el Barça terminó agarrando un punto con Abde y Balde en los extremos, dos jugadores del filial que participaron en un equipo que ni siquiera es de entreguerras y que sale al campo casi por obligación de un calendario que cada vez pesa más.

Sergi repitió aquel «es lo que hay» de Koeman que tanto daño ha hecho en la moral de la tropa. El Barça vuelve a estar sumido en ese carácter de equipo errante del que consiguió despegarse el cruyffismo en el que militó el ex entrenador azulgrana. Aunque tan peligroso es el pesimismo como el autoengaño. Lo sabe bien Álvaro Cervera, preparador del Cádiz, quien no se inmutó ante el gol de penalti transformado por Negredo casi al límite del pitido final. Un tanto que permitió retener un punto en la inmensa fuga que están teniendo los amarillos esta temporada en el Nuevo Mirandilla, el rebautizado Ramón de Carranza por cuestiones de memoria histórica donde la amnesia por ganar está dificultando la fiesta gaditana.

Bordalás recupera su credo

Puede que el feudo con el temperamento más opuesto sea Mestalla, un templo crítico hasta con la ejecución del himno. Por eso Bordalás es un pastor perfecto para la congregación ché, un ortodoxo de la contundencia que consiguió recuperar la esencia del Valencia «bronco y copero» en el derbi regional ante el Villarreal. El equipo valencianista cortó una sangría de siete jornadas sin ganar aupado por dos goles caseros que llevaron la firma de Carlos Soler y un enrabietado Hugo Guillamón, que regresó con un tanto de clase y un recorrido todoterreno por todo el campo. Perro de presa. La ejecución perfecta de la educación de su técnico que ha forjado: un jugador con oficio, preparado para el corte y al que ha curtido con un par de suplencias.

Con Bordalás no hay juicios intermedios: compras su método o pides su ilegalización. En mayo dejó un vacío inmenso en el Getafe que supo al fin lo que es ganar. Los de Quique Sánchez Flores habían rozado el triunfo ante el Granada, exhibiendo una necesitada mejoría que confirmaron ante el Espanyol. Enes Ünal se sacó un gol de chilena y acribilló a Diego López, que mantuvo en el partido a su equipo. El Coliseum necesita volver a ser un circo de fieras y para ello son necesarios gladiadores como el delantero turco, el primero que el año pasado negó, como Pedro a Jesús, tres veces el descenso azulón para el que ahora prepara un nuevo relato de salvación.

Jornada 12 en LaLiga

Elche 1 - 2 Real Madrid

Sevilla 2 - 0 Osasuna

Valencia 2 - 0 Villarreal

FC Barcelona 1 - 1 Alavés

Cádiz 1 - 1 Mallorca

Atlético 3 - 0 Betis

Getafe 2 - 1 Espanyol

Real Sociedad. 1- 1 Athletic

Rayo - Celta (Hoy, 18:30 horas)

Levante - Granada (Hoy, 21 horas)

Así va LaLiga

  1. Real Sociedad: 25 puntos
  2. Real Madrid: 21 (un partido menos)
  3. Sevilla: 21 (un partido menos)
  4. Betis: 21
  5. Rayo: 19
  6. Atlético: 19 (un partido menos)
  7. Osasuna: 19
  8. Athletic: 18 (un partido menos)
  9. Barcelona: 16 (un partido menos)
  10. Espanyol: 14
  11. Valencia: 13
  12. Mallorca: 14
  13. Villarreal: 12 (un partido menos)
  14. Celta: 10
  15. Elche: 10
  16. Alavés: 10
  17. Cádiz: 9
  18. Granada: 8
  19. Levante: 6
  20. Getafe: 6

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