CORRUPCIÓN DEPORTIVA

La pandemia disparó los amaños, también en los eSports: así se detectan los fraudes

La empresa Sportradar identificó 1.091 casos sospechosos en 73 países y 12 deportes diferentes desde abril de 2020

Las dificultades económicas de jugadores y árbitros a raíz de la crisis del covid-19, las razones detrás de este auge criminal

Un entrenador trata de agarrar un balón durante un partido.

Un entrenador trata de agarrar un balón durante un partido. / Agencias

Sergio R. Viñas

Sergio R. Viñas

Cuando se habla de un partido amañado, lo que seguramente se piense en primer lugar es en un defensa o un portero que se presta a facilitar goles del rival a cambio de un sobre con dinero procedente del vestuario contrario. O en un acuerdo previo entre dos clubes, que acordaron con meses de antelación que en su partido de final de temporada los puntos fueran para el que los necesitara, sin que tenga que mediar ningún pago económico. Son ejemplos que han existido prácticamente desde siempre que, sin embargo, no dan la medida del problema del amaño de partidos en esta era.

Hoy, el fraude deportivo es toda una industria ilegal que persigue el lucro económico a través del crimen organizado, de mafias. Seguirán existiendo casos como los mencionados, como el ejemplo de la Tercera división valenciana donde dos jugadores ofrecieron dinero al portero de su propio equipo para que se dejara marcar un gol, pero el problema al que se enfrentan el deporte y las autoridades policiales y judiciales es mucho mayor.

Más de mil casos

La pandemia contribuyó todavía más al crecimiento del fraude deportivo, según los datos que maneja Sportradar, empresa puntera en el mundo en la detección de amaños, con la que trabajan la RFEF o Dorna, organizadora del Mundial de MotoGP, entre otros eventos. El pico máximo sigue estando en 2019, cuando saltaron 880 alertas, pero en 2020, con muchas menos competiciones debido al confinamiento general, la cifra se elevó hasta las 692, más que en cualquier año anterior.

En los primeros nueve meses de 2021, el número de casos altamente sospechoso se situó en 655. Desde abril de 2020 hasta septiembre de 2021, hubieron 1.109 casos en 73 países distintos, relativos a 12 países diferentes. El fútbol, como deporte más universal y con mayor número de mercados disponibles, aglutinó la mayoría de las sospechas.

"Una vez terminó el confinamiento y regresaron las competiciones, fue El Dorado para los tramposos. En todos los países y en todos los deportes", explica Andreas Krannich, director general de Integridad de Sportradar, en conversación por vídeo llamada con EL PERIÓDICO DE ESPAÑA. Los motivos parecen claros: "En muchas competiciones, los clubes tuvieron severos problemas financieros y por tanto también sus jugadores, sus técnicos y hasta los árbitros. En ese momento no cobraban y cuando eso ocurre y tienes que llevar dinero a casa, eres más vulnerable a prestarte a este tipo de prácticas".

Sportradar se centró en los amaños vinculados a apuestas deportivas. Los hay que en teoría son ajenos a esa práctica, pero la experiencia de quienes trabajan alrededor de esta materia señalan que resulta más que habitual que quienes pactan un amaño traten de ganar dinero con él en las casas de apuestas, aunque ese no sea el objetivo original. La avaricia es tentadora.

Fluctuaciones

La clave de todo el sistema de detección está en las fluctuaciones repentinas y no justificadas en los diferentes mercados a los que se puede apostar. En cada partido de fútbol de alto nivel se pueden realizar apuestas en alrededor de 200 mercados distintos (tarjetas, goleadores, resultados parciales, saques de esquina..) y la mayoría de estafas se producen en mercados secundarios. "Lo habitual no es que se amañe un partido completo, sino solo una parte. Por ejemplo, quién marcará el primer gol o quién irá ganando al descanso", explica Krannich.

Lo más habitual no es que se amañe un partido completo, sino solo una parte de él

Una de las apuestas predilectas de los tramposos es el llamado 'hándicap asiático' que, simplificando, consiste en prever por cuántos goles ganará un equipo, en un sistema que permite apuestas nulas o parcialmente nulas, es decir, recuperar todo o parte de lo apostado. En esa línea, incluso se han detectado casos en los que equipos muy superiores a sus rivales deciden levantar el pie tras sentenciar el partido, para evitar victorias abultadas. Han apostado a un triunfo más ajustado y consiguen así tanto hacer su trabajo, ganar el partido, como lograr un sobresueldo a través de las apuestas.

En disciplinas como el tenis, es todavía más complejo. Dos jugadores pueden disputar un partido totalmente competitivo, pero pactando lo que sucederá en un juego concreto de un set concreto: que habrá una doble falta o un ace, que llegarán a 40 iguales, que será un juego ganado en blanco... Conociendo esa información, pueden acudir a una casa de apuestas y ganar mucho dinero. Y antes y después de la parte amañada del partido, pelean por ganarlo con total normalidad.

Para evitar que algo así quede sin castigo, Sportradar analiza 7.000 millones de fluctuaciones diarias en casas de apuestas de todo el mundo. Gracias a la sofisticación de su sistema, saltan alertas de potenciales fraudes de manera automática y cuando eso sucede, un especialista analiza el caso. Por poner un ejemplo, que de repente crezcan las apuestas en vivo favorables a la victoria de un equipo tras una expulsión de un rival o a la lesión de uno de sus mejores jugadores es algo normal, una fluctuación legítima. Si crecen mucho las apuestas sin nada que lo justifique...

Categorías inferiores

Otro de los errores habituales en el análisis de los amaños en las apuestas es pensar que se producen siempre en competiciones de primer orden. Según explican desde Sportradar, alrededor del 40% de los fraudes se detectan en terceras y cuartas divisiones, en muchos casos categorías amateur o hasta juveniles.

En esa línea, Krannich destaca un caso vivido en Suecia, en el que las casas de apuestas nacionales decidieron dejar de ofrecer partidos de divisiones inferiores tras un escándalo de amaños. "En la teoría, puedes pensar que funciona, pero en la práctica la prohibición es contraproducente. Los tramposos buscan otros operadores en los que apostar, de otro país europeo o incluso de otro continente, y siempre los encuentran. En mercados negros si es necesario. El de las apuestas es un mercado global y la prohibición solo dificulta la labor judicial y policial, porque deslocaliza el fraude", detalla el responsable de Integridad de Sportradar, empresa que desde este mes ofrece gratuitamente su 'software' de detección a todos los deportes y competiciones.

En la teoría, puedes pensar que la prohibición funciona, pero en la práctica es contraproducente

Conforme estos sistemas de prevención y detección se han ido perfeccionando ("Si concluimos que ha habido un amaño es lo que ha habido, pongo la mano en el fuego, nunca nos ha ocurrido lo contrario", asegura Krannich), los estafadores también han ido perfeccionando sus métodos. Puesto que cada vez existen más casas de apuestas, los delincuentes tratan de dividir el dinero en muchas pequeñas fracciones y de espaciar las apuestas en el tiempo, lo que dificulta su rastreo.

Un milisegundo

El auge de los eSports también provocó que las mafias centrasen en sus miradas en ellos. Desde el comienzo de la pandemia, Sportradar detectó 70 partidos sospechosos en cinco juegos diferentes. "Una manera de amañarlos es consumir drogas que penalicen tu rendimiento, pero hay otras más sofisticadas, de tipo técnico, como la ralentización voluntaria de la velocidad de respuesta de tu propio ordenador. Un milisegundo puede ser suficiente para dejar de ser competitivo en algunos eSports", comenta Krannich.

Y, además, no siempre es sencillo trasladar a las autoridades policiales y judiciales los detalles de un amaño en deportes electrónicos. Cualquiera entiende que alguien se ha dejado marcar un gol, pero entrar en detalles sobre, por ejemplo, un fraude en el videojuego League of Legends y que el interlocutor lo entienda no es tan fácil.

"El asunto de los amaños de partidos es un problema complejo que carece de una solución sencilla. Es importante concienciar sobre eso a la población", añade el ejecutivo de Sportradar, que invoca una última dificultad amplificada por la pandemia: citarse en un bar con el jugador o árbitro al que quieres corromper ya no es la norma, sino hacerlo a través de canales de comunicación online. Como en cualquier negocio ilegal, todo consiste en que gana la partida el que mejor y más rápido se anticipa al movimiento de quienes quieren detenerle.