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Los motivos de la crisis institucional sin tregua del Athletic

El anuncio del presidente Aitor Elizegi de que renuncia a la reelección no ha aplacado el rechazo a su gestión

Los errores propios de la junta, sobre todo los comunicativos, se mezclan con las luchas de poder alrededor del club

Rueda de prensa del presidente del Athletic Club de Bilbao, Aitor Elizegi, este domingo en San Mamés, Bilbao.

Rueda de prensa del presidente del Athletic Club de Bilbao, Aitor Elizegi, este domingo en San Mamés, Bilbao. / EFE/Javier Zorrilla

Sergio R. Viñas

Sergio R. Viñas

Aitor Elizegi pensó el sábado que encontraría en los compromisarios que se sentaban en las gradas de San Mamés la clemencia que hasta ahora no había hallado en el Palacio Euskalduna, tradicional escenario de las Asambleas Generales del Athletic. Consciente de que no despierta entusiasmo en el senado rojiblanco, alzó la bandera blanca para anunciar que los que transcurrirán desde ahora hasta junio serán sus últimos meses en la presidencia rojiblanca. Que no se presentará a la reelección y que, por tanto, cualquier apoyo que se le brindara no podría ser interpretado como un respaldo electoral.

"Es la última vez que defiendo un presupuesto desde este atril. Tenedlo claro", advirtió, insinuando incluso que podría dimitir ese mismo día si su proyecto no se aprobaba. En realidad, no quería dar a entender esa posibilidad de renuncia inmediata, pero la claridad en el discurso nunca ha sido una de sus virtudes. Más bien al contrario.

Los compromisarios del Athletic acabaron dando el visto bueno a las cuentas de la temporada pasada, pero reprobaron tanto la gestión de la junta (una suerte de referéndum no vinculante, más bien una vía para el desahogo gratuito, creada en la asamblea anterior) como el presupuesto planteado para la temporada actual. La petición de paz planteada por Elizegi, en fin, no prosperó o, en el mejor de los casos, lo hizo a medias. "Si soy parte del problema, mi obligación es detectarlo", lamentó quien tendrá ahora que atravesar un nuevo camino de piedras para llevar a término un proyecto con el que no ha conseguido entusiasmar a la afición rojiblanca.

Cuota covid

¿Por qué? Las lecturas se multiplican en Bilbao, dependiendo de a quién se pregunte. Yendo al aspecto más técnico y concreto de la Asamblea, corresponde hablar de la llamada 'cuota covid', es decir, el dinero que deben pagar los socios por el hecho de haberlo sido durante el último año y medio, aunque no hayan podido acudir a San Mamés. El año pasado, la Asamblea rechazó una cuota proporcional, arguyendo que provocaba discriminaciones entre socios, y la junta reaccionó aplazando un año la decisión final. En esta ocasión, la propuesta era una cuota con apariencia lineal (120 euros por socio) que en realidad no lo era. Lo lógico sería que en la próxima asamblea, antes de final de año, la junta plantee unos nuevos presupuestos con una cuota realmente lineal.

Pero esa es sola una parte de un problema mucho mayor, que es el desapego que hay en la ciudad entre la junta directiva y los aficionados. Un desamor evidente que, sin embargo, sorprende especialmente a quien mira desde fuera, pues en estos casi tres años de mandato el Athletic ha acumulado méritos reseñables: tres finales, un título (la última Supercopa de España), ser el club que seguramente más ha conseguido recortar el sueldo de sus jugadores como medida anti pandemia, una ilusionante renovación de la plantilla que era imprescindible, el mantenimiento de los mejores jugadores, el liderazgo de un entrenador de primer nivel, una reforma en profundidad de Lezama... El análisis de la gestión económica, dado el impacto del covid, es bastante más difícil de realizar con justicia.

"Las últimas elecciones no se han acabado nunca", resumió el domingo Elizegi, verbalizando una versión que compran ciertos sectores de que existe una fractura abierta desde los comicios, en los que el empresario hostelero derrotó a Alberto Uribe-Echevarría, delfín del ex presidente Josu Urrutia, por 85 votos sobre más de 18.000. Y esa explicación es cierta en parte, pues ya en la primera asamblea de Elizegi, apenas unos meses después de agarrar las riendas del club, obtuvo un rechazo cercano al 50% de la Asamblea. Y sin subida de cuotas, que es lo que más ha dificultado históricamente el visto bueno de los compromisarios.

Schulze, Llorente, Garitano...

Pero el problema para Elizegi va más allá de esa guerra nada soterrada por el poder en el club. Los méritos de su mandato se han visto empañados por polémicas quizá menores, pero que han herido a los socios y aficionados, tanto por el fondo como sobre todo por la forma. El fichaje de la alemana de madre vasca Bibiane Schulze, el surrealista amago de fichar a Fernando Llorente en el último día del mercado del año pasado, la presencia de familiares de los directivos en la final de Copa sin público ante el Barcelona, la gestión del despido de Gaizka Garitano...

Ninguno de estos asuntos tuvo un impacto importante en el devenir del club y sin embargo son los que más daño le han hecho a la junta directiva. Tampoco ha ayudado la manera de expresarse del propio Elizegi y del director deportivo, Rafa Alkorta. Ambos, pese a los esfuerzos de sus equipos de comunicación, tienen una incorregible tendencia a ignorar cualquier guión y a meterse en charcos innecesarios. Las recientes entrevistas del presidente, abriendo melones como la dimensión de la filosofía o la posibilidad de darle un apellido comercial a San Mamés, son buenos ejemplos. Más aún tras saber que no se presentará a la reelección y que, por tanto, su opinión sobre estos asuntos cobra en el medio plazo la misma importancia que la de cualquier otro socio.

El contador del Athletic, Jon Ander de las Fuentes.

El contador del Athletic, Jon Ander de las Fuentes. / Athletic Club

Tampoco ha conseguido el contador de la junta, Jon Ander de las Fuentes, hacer accesible para el común de los mortales el siempre farragoso lenguaje de los presupuestos y las cuentas anuales. Su cualificación para el puesto (durante años director financiero de Euskaltel, hoy presidente de Guuk) es indiscutible, sobresaliente, pero ha carecido de la capacidad didáctica necesaria que sí exhibieron sus predecesores en el cargo.

Movimientos electorales

Existen movimientos de cara a las próximas elecciones, previstas para el próximo mes de junio, pero todavía está lejos un escenario en el que haya una candidatura formada. Los presidentes de Sidenor y PwC España, José Antonio Jainaga y Gonzalo Sánchez, han estudiado liderar un proyecto juntos, pero lo han aparcado por el momento. El propio De las Fuentes parece con ganas de dar un paso al frente (no necesariamente como candidato a la presidencia) en una candidatura continuista, sin que de momento haya ido más allá.

Ahora mismo los tiros apuntan a la voluntad de conformar una candidatura de consenso entre las 'familias' clásicas del entorno rojiblanco que cuente con la aquiescencia del PNV, un actor siempre fundamental en los procesos electorales del Athletic. El nombre de Jon Larrea, actual presidente de la Sociedad Deportiva Amorebieta, empieza a sonar en los mentideros bilbaínos como una posibilidad. Personas afines a los dos anteriores presidentes, Fernando García Macua y Josu Urrutia, también están sondeando opciones de formar o integrar candidaturas, según las fuentes consultadas por este periódico.

Los avales

El problema sigue siendo el de siempre: el millonario aval que exige la Ley del Deporte (salvo para una hipotética candidatura en el que el aspirante sea actualmente directivo), cuya modificación lleva años pendiente y que el ministro Miquel Iceta ha prometido proponer al Congreso el año que viene. Si las exigencias económicas se alivian, la pelea por el sillón de Ibaigane se abrirá, aunque las guerras cainitas vividas, con agresivas campañas sin cuartel de partidarios y contrarios de Elizegi, en los últimos tres años también tiran para atrás a más de uno. El que siempre fue el mayor honor para un bilbaíno es ahora visto más bien como un marrón que muy pocos desean.