El Periódico de España

El enigmático personaje que se repite en dos cuadros de Rubens

Roberto Bécares

¿Se puede ser Santo Tomás y el rey Melchor a la vez? Según Pedro Pablo Rubens (Siegen, 1577-Amberes, 1640), el gran maestro barroco de la escuela flamenca, sí. Así lo atestiguan dos cuadros distintos expuestos en el Museo del Prado, 'La Adoración de los Magos' y 'Santo Tomás', fechados en dos años consecutivos -1609 y 1610- y donde se repite un mismo personaje, un hombre anciano con una larga barba blanca. Pero, ¿por qué? ¿es un error? ¿un guiño del propio artista?  

Parece que ninguna de las dos, y la respuesta nos viene a desvelar cómo funcionaba la mente de los grandes maestros de la pintura. "Es bastante habitual que los pintores acumularan en los cuadros o en lienzos imágenes de caras que les parecían interesantes, curiosas, que quizá habían visto por la calle y que las repitan en varios cuadros", explica Alejandro Vergara, jefe de conservación de Pintura Flamenca y Escuelas del Norte hasta 1700 de la pinacoteca madrileña. 

En 'La Adoración de los Magos' uno de los personajes aparece con rostro de anciano y una larga barba blanca

Es el mismo personaje que aparece en 'Santo Tomás', sólo que en una postura diferente, en un cuadro pintado un año después.

"Quizá la capacidad de la creatividad artística funciona así, no es sólo que se invente algo al instante, sino que se usan elementos de la propia realidad dentro del proceso creativo", sostiene Vergara, que reconoce que sí existe en la pintura un cierto perjuicio "en favor de ser original" y no repetir caras, pero lo cierto es que la productividad que se les exigía a los autores hacía que estos métodos aligeraran el trabajo [se calcula que Rubens o su taller pudieron pintar alrededor de 3000 obras].  

Los cuadros además no se vendían carísimos, lo que hacía que la productividad fuera importante para conseguir ingresos, ya que los materiales no eran tampoco baratos. "Aparecen precios en inventarios pero es difícil hacer equivalencias con precios actuales. La pintura no era carísima. Los pintores en aquella época eran muy valorados, pero se les pagaba muy poco dinero", explica el experto del Prado. "Rubens era aun así el pintor que más ganaba, porque tenía éxito en toda Europa", añade.  

También se utilizaban, por parte de Rubens y otros muchos grandes pintores de la historia, unos mismos modelos a los que se cambiaba la cara en diferentes cuadros. El hecho de pintar en pequeños lienzos retratos que luego se trasladaban a otros cuadros más grandes fue un método que se usó durante siglos. Es algo que, por ejemplo, Francisco de Goya, utilizó para 'Retrato de la familia de Carlos IV', donde dibujó bocetos de varios de los personajes antes. Un cuadro pintado 200 años después.

La obra de 'La Adoración de los Magos', que está expuesta en la Galería central del museo, que alberga la colección más extensa de Rubens del mundo -91 obras-, tiene además una historia curiosa, ya que el artista la pinta en un primer momento para el Ayuntamiento de Amberes, pero tres años después se lo regala al embajador español allí, Rodrigo Calderón, y éste se lo trae a España. 

Tras ser condenado y ahorcado por corrupción el diplomático, el cuadro pasa a manos de la colección privada de Felipe IV. "Es un caso bastante excepcional, porque cuando Rubens llega a España, decide repintarlo 20 años después, hacerlo más grande y cambiar varias cosas. Lo hizo encima del original", detalla el experto en Rubens, un artista que se convirtió en el pintor de cámara del rey, que estaba "obsesionado" con su pintura. 

De hecho, tenía muchas de sus obras expuestas en un pabellón de caza del Monte del Pardo e incluso ordenó cuando se murió el artista que se hicieran copias de todos ellas para ser exhibidas en el palacio principal del Alcázar. "El pintor más representado en el Alcázar es Rubens", detalla Vergara, que destaca del maestro flamenco "el talento para transmitir, el no atajar a la hora de pintar". En el propio Museo del Prado hay más obras, por ejemplo de David Teniers, artista de la escuela flamenca, donde se repiten personajes en los cuadros, como el joven de 'Soldado alegre' y otro dibujo del hombre tumbado sobre un barril que aparece en varias composiciones.

Sobre las imágenes:

'La Adoración de los Magos' (1609. Óleo sobre lienzo, 349 x488 cm), Pedro Pablo Rubens. Imagen cortesía del Museo Nacional del Prado.

'Santo Tomás', (1610 - 1612. Óleo sobre tabla, 108 x 83 cm), Pedro Pablo Rubens. Imagen cortesía del Museo Nacional del Prado

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