ENTREVISTA

Tonino Carotone y Giulio Wilson: "En la armonía, como en la alquimia, siempre hay factores diferentes que hacen que la música tenga ese punto especial"

El dúo de músico y artista/enólogo acaba de publicar 'Mondo DiVino', un álbum de 12 canciones que se ha lanzado junto a un vino artesanal llamado Dalle Nostre Mani. A partir de mayo se les podrá ver en directo en España, con parada el 3 en Madrid

Tonino Carotone y Giulio Wilson en un viñedo.

Tonino Carotone y Giulio Wilson en un viñedo. / CEDIDA

Cuando la música y el vino se encuentran, el resultado es una mezcla que embriaga los sentidos. El músico Tonino Carotone y el artista y enólogo Giulio Wilson han fermentado una colaboración donde cada nota es un sorbo y cada letra, un brindis a la vida. En la siguiente entrevista, descorchan su nueva aventura musical, Mondo DiVino (Maninalto!, 2025), en la que catan sus influencias y degustan anécdotas que dejan retrogusto. Como un vino bien añejado, las 12 canciones que componen este trabajo tienen cuerpo, alma y un toque de rebeldía. Entre risas y confesiones, Tonino y Giulio hablan de la cosecha de ideas que los inspira y de los maridajes perfectos entre melodía y poesía. No en vano han hecho un vino artesanal que han llamado Dalle Nostre Mani (De nuestras manos) porque, tal y como explica Tonino Carotone, "no lo podría haber hecho una inteligencia artificial". Estos días arrancan un tour que les trae a España en mayo, con paradas en Barcelona (día 2), Madrid (3) y Valencia (4) por ahora.

Tonino Caronte y Giulio Wilson.

Tonino Caronte y Giulio Wilson. / CEDIDA

P: ¿Desde cuándo se conocen?

Giulio Wilson (G.W): Nos conocimos frente a un par de copas de vino en Bérgamo.

Tonino Carotone (T.C): Era en el mejor restaurante de Bérgamo, hay que decir.

G.W: El vino ha sido el denominador común entre nosotros y entre las canciones, pero no solo como bebida alcohólica, sino como forma de resistencia hacia un mundo que está cambiando, que va hacia la tecnología, hacia la inteligencia artificial... El vino como expresión también de cultura, porque en este disco hay muchas partes literarias también, y porque el vino se abre para brindar, para festejar, para la fiesta; también para pensar.

T.C: Recitamos partes literarias –de Rafael Alberti, Federico García Lorca, Ramón María del Valle-Inclán– relacionadas con el vino.

P: En este dúo, Giulio fue quien supo antes de Tonino, ¿verdad?

G.W: Sí. Cuando tenía 16 años, yo veía esta cara, este "carotone" enorme en la televisión, y me preguntaba qué curioso era ese personaje que hablaba, como dice él, en "itañolo".

T.C: El "itañolo" lo he inventado yo y me entienden. A veces tengo problemas en expresarme, pero al final se entiende, ¿no? Casi es mejor utilizar tu propio código. Pero lo último que busco yo en mi vida y en mi expresión artística es la perfección. Lo más importante es el entendimiento y esas cosas en común que hacen más grandes los sentidos, los sentimientos, y en este caso la música.

P: Se conocen en Bérgamo pero Tonino nace en Burgos, tierra de vinos también.

T.C: Sí. Luego me fui a Pamplona, que tiene su parte literaria, por Ernest Hemingway y Orson Welles, gente importante que venía a festejar y no solo a festejar, sino a relacionarse con la gente, el contacto y esa manera de disfrutar la vida, de dejar atrás otros problemas y otros pensamientos, y la comunicación festiva, alcohólica y humana.

G.W: En esta producción hemos hecho una cosa muy curiosa y también experimental, que es estar libres delante del micrófono. Tonino en algunas canciones ha improvisado. No teníamos melodía, sino una idea un poco de la canción y él ha improvisado absolutamente, que es una cosa que solo Tonino puede hacer, porque tiene esta capacidad.

Somos muy diferentes. Tonino ha dado lo que yo no tengo y puede ser que yo le he dado a él lo que no tiene"

P: ¿Usted no?

G.W: Yo soy muy ordenado, preciso, y él es lo contrario. Somos muy diferentes. Tonino ha dado lo que yo no tengo y puede ser que yo le he dado a él lo que no tiene. Ese punto de improvisación en las canciones ha sido increíble. Tonino ha sacado algo de lo más profundo del sentimiento y de las emociones. Cuando estábamos en el estudio con otros dos colaboradores, Tonino y yo, al final de la canción –toda improvisada–, nos miramos y los cuatro estábamos llorando.

T.C: Sí, delante del micro. Se trata un poco de eso: en la armonía, como en la alquimia, siempre hay factores diferentes que, unidos, hacen que la música tenga ese punto especial.

P: ¿En qué canciones hubo esa improvisación?

G.W: En Una Storia Infinita, la quinta, y en Le Stelle, que es la última. También fue gracias al vino, que amplificaba las emociones.

T.C: Siempre con cierta sugestión. Cada cultura del vino es diferente: los ingleses beben de una manera, les gusta calentarse entre ellos; a otros les encanta beber hasta morir, sin pensar en otra cosa. Por fortuna nosotros tenemos un punto comunicativo para sacarle el punto más positivo a esa relación, no solo de beber, sino de hablar y de sentirse bien con los amigos.

P: ¿En cuántos días se grabó el disco?

G.W: Creo que Tonino nunca ha podido hacer un disco en ocho días. Bueno, teníamos trabajo hecho previamente, cada uno por su cuenta, y al final hemos unido todo. Creo que en total han sido como nueve días de estudio efectivo. No hemos estado en un estudio profesional, sino en mi hacienda agrícola, donde hago vino, y hemos grabado en la bodega.

T.C: Digamos que se ha fermentado en tiempo récord.

P: Tonino, una vez le preguntaron si era más de vino o de licor, y su respuesta fue que el licor es la esencia del vino.

T.C: Un buen copazo de orujo blanco pone las pilas a cualquiera. Me ha salvado varias veces la vida en el sentido de no tener el Ventolín para el asma, porque es vasodilatador. Sirve para gente como yo. Un chupito te abre y te hace respirar.

Es la adrenalina lo que hace que me desaparezca hasta el dolor de muelas"

P: ¿Nunca se queda sin aire?

T.C: No me quedo sin aire nunca. Es la adrenalina lo que hace que me desaparezca hasta el dolor de muelas.

P: ¿Qué surge antes, hacer un vino o hacer un disco?

G.W: El disco, que nos ha dado el pie a hacer este vino, que es un blend de dos antiguas variedades de uva (Sangiovese y Pizzutelo) muy raras.

T.C: Es un vino cojonudo, un vino con cuerpo.

G.W: Ha salido el vino mejor que tengo. Hago vino desde hace 15 años o más y este, de momento, es el vino mejor de la bodega. Lo hemos hecho así, casi jugando.

P: ¿Se puede improvisar a la hora de hacer un vino?

T.C: Claro que sí. Yo creo que es la base de hacer un vino. Improvisas siempre con una base y con un conocimiento, pero cada vino es diferente, cada cosecha es diferente, cada año el clima es diverso y en base a eso improvisas, yo creo, con conocimiento.

P: ¿Conviene beber cuando uno piensa en el amor? En este caso, por ejemplo, 'Mia Bella Ciao' o 'Mamà' sonoramente son festivas, pero tienen una letra nada etílica, por así decirlo.

T.C: Por supuesto. Te libera y te acentúa los sentidos, tanto para lo bueno como para lo malo. Se puede llorar y se puede reír con un buen vino. Una copa de vino es buena compañía siempre para enamorar, para sentirse enamorado, y sobre todo para compartir. Y te hace respirar más profundamente.

G.W: Esta es la contradicción que hemos puesto.

T.C: Mia Bella Ciao es nostálgica y no es nada positiva. Es una manera de ver la vida desde ese lado realista y desde el punto generacional de ver cómo cambia el mundo velozmente y que te ves fuera de onda. Yo no tengo relación grande con las nuevas tecnologías y soy más de los de antes que de los de ahora, pero cada vez es más difícil y desesperante, como poner las noticias, que a mí me revuelve las entrañas.