CONCIERTOS
Shego llega a La Riviera con todo el papel agotado: "Las mujeres en la música hemos pasado de competir a amadrinarnos"
El trío madrileño actúa en casa en el marco del festival Bee Week y con un nuevo álbum bajo el brazo que es otra divertida dosis de su pop rock directo y sin pelos en la lengua

El trío madrileño Shego. / Adri Cuerdo
Desde Suerte, chica (2023), la propuesta de la banda madrileña ha ido conectando cada vez con más y más público. El trío formado por Maite Gallardo, Raquel Cerro y Charlotte Augusteijn se afianza ahora con No lo volveré a hacer, un disco en el que afloran las crisis, los bajones o el desamor, pero que también está cargado de energía y vitalidad. Lo ha producido el solicitado Raúl Pérez en su estudio de La Mina, con la colaboración de Asha Lorenz, de la banda británica Sorry. En plena gira de presentación, este viernes recalan en la sala La Riviera, dentro de la programación del festival Bee Week, con todas las entradas vendidas.
P. ¿Cuáles son los ingredientes fundamentales de este nuevo álbum?
Maite: Yo creo que tiene una carga emocional que quizás Suerte Chica no tenía. En aquel jugábamos más con la diversión, con lo naif en ese estadio vital de post adolescencia, de inicios de la juventud, en el que nada te pesa tanto pero todo te vuelve un poco loca. Intentas encontrar tu lugar en el mundo. Este disco, por lo que sea, nos salió más personal. Cuando te has ubicado en un huequecito en el que creías que estabas cómoda, en el que te empiezas a encontrar a ti misma y todo parece encauzarse, de pronto la vida te va un hostión. Así que este disco es un poco la respuesta a ese hostión. Creías que lo tenías todo pero...
P. ¿La música puede ayudar a la catarsis?
Maite: La música es un buen lugar de desfogue, un poco como un saco de boxeo. Luego no quiere decir que te vaya a curar de ningún trauma, de ningún problema que tengas en tu vida diaria, pero sí que te da un desahogo. Por eso muchas canciones tienen mucha rabia, son muy emocionales o muy desgarradoras. Funcionan como el lugar donde pongo toda la mierda. Y consigo hacer de esta mierda algo.
Charlotte: Algo muy interesante es ordenar tus ideas dentro de todo lo que estás sintiendo. Te distraes escribiendo algo y de paso también le pones un sentido a todos esos sentimientos que estás experimentando.
Raquel: Maite normalmente escribe las letras como una especie de diario también. Todo nace de un sitio real, de una situación real. Luego tienes que volver a ese lugar en el que ya no estás, y que ha sido un lugar de mierda. Y a veces como que no apetece. Pero también puede que lo veas con distancia y digas, "qué bien lo he hecho porque ahora estoy en otro punto".
P. ¿Ayuda hablar de romperse, de hundirse y de recomponerse?
Maite: Está pasando algo a nivel generacional con peña y con bandas de nuestra quinta. Hay un momento después de la adolescencia, también durante, que es muy combativo: yo puedo cambiar el mundo y gracias a mí va a ser un lugar mejor. Hay esperanza y entusiasmo. Y luego, según te vas haciendo mayor, ves que las cosas continúan parecidas o que cambian lentamente. Eso te mina y te destruye. Carolina Durante acaba de sacar un disco que también es muy denso, que habla todo el rato del problema con uno mismo, del problema con las drogas y del problema en el relacionarse con los otros. Ya no es ese lugar tan combativo, por muy punkis que sean ellos, sino que tiene un punto más de introspección. Y creo que aquí también ocurre. Llega un momento en el que te rindes, no puedes evitar decir "mira, el mundo es cómo es”, y eso te entristece. Estás ahí y lo pasas mal.
P. ¿Hay en su generación una toma de conciencia con el tema de la salud mental?
Raquel: Menos mal, también te digo. Hay un cambio muy drástico en ese sentido. Yo he tenido la suerte de que cuando tuve una crisis en segundo de carrera, mi madre me dijo: "¿oye, y si vas al psicólogo?" Pero sé que hay muchísima gente de la generación de mis padres, y ya no te cuento, de mis abuelos, que no cree en la psicología, piensan directamente que es una farsa. Sí que hay un cambio heavy de las generaciones anteriores a ésta. Y creo que es algo de lo que se tiene que hablar muchísimo más. A nivel social y político están ocurriendo cosas que dan muchísimo miedo. Hay chavales y chavalas muy jóvenes pensando cosas terroríficas. Cuidado hacia dónde vamos. Es súper importante no pensar que ya está todo mejor. Porque eso puede ser un día, pero al día siguiente nos vamos a la mierda. Se está viendo en Estados Unidos, por ejemplo: cosas que pueden parecer de película de ciencia ficción están ocurriendo.
P. Hablan mucho del autocuidado. "Se acabó el no quererse, ahora soy la primera”, dicen en 'arghHhh!'. Pero... ¿lo colectivo también importa?
Maite: Se confunde mucho el amor propio con el egoísmo, y es importante diferenciarlo. Estas canciones justo hablan de tomar un lugar de poder en tu vida, y de dejar de aceptar determinados menosprecios o faltas de respeto, incluso de ti hacia ti misma. Pero eso no quita que luego estés en sociedad y seas una persona colectiva, y que puedas trabajar en grupo o moverte con más personas y tener empatía. Pero para estar bien con los demás hay que estar bien con uno mismo. Si ese primer paso te lo saltas, apaga y vámonos.
Charlotte: También hay muchas cosas que solo aprendes estando en pareja o en grupos, y que tienen que ver con poner tus límites y aprender a ceder.
P. En la música es mucho más habitual el desamor o las crisis que el estar bien, ser feliz ¿Es más creativo estar mal?
Maite: Viendo la respuesta que ha tenido arghHhh, que es una canción bastante positiva y buena onda dentro de toda la vorágine de sentimientos que hay en esa canción... A mí me está ocurriendo últimamente que estoy escuchando canciones mucho más alegres y optimistas que otra cosa. En el momento en el que está el mundo, son fundamentales las canciones con buena onda. Si lo piensas, la música surgió de algo muy tribal y de celebración, o de expresar algo más comunal y alegre. Y permite un montón de emociones. Pero nos hemos quedado quizá un poco enganchaditos al drama. Cuando ves una sala llena de peña cantando una canción optimista, que arroja un rayo de luz, luego te dan ganas de componer más en esa dirección. Si tienes un mal día y te pones una canción de buen rollo, quizá no ha salvado tu salud mental, pero te ha hecho cambiar la perspectiva.
Raquel: Curso avanzado de perra [una de las canciones más populares del álbum] tampoco viene de un lugar de desamor, ni de tristeza, ni de pena. Es un poco más combativa, "el mundo es una puta mierda", pero no es un lugar feo. Luego arghHhh es ese rayo de luz, pero porque se ha pasado por una situación complicada. El próximo disco, funky y rayos de sol, chicas [risas].
P. Están muy vinculadas con toda una nueva generación de grupos de guitarras. ¿Hay sinergias?
Maite: Con los años se ha dulcificado la idea del rock. Antes los camerinos eran un desastre, los rockeros eran despreciables y te podías pegar con la banda hermana que no te caía bien. Ahora está esta especie de buenismo, una admiración y un buen rollo genuinos que son fantásticos. El músico ya no está tan despendolado. También es humano si no te cae bien una banda, pero se puede gestionar con una cierta elegancia. Igual ya no te pegas en la puerta de una discoteca, o no haces una letra para esa peña porque qué necesidad. Te lo gestionas en tu casa y ya está. Pero por lo general hay muchísima admiración y nos enriquecemos un montón entre grupos. Escuchamos la música que hacen los demás, la consumimos, vamos a los conciertos. Es mucho más chulo y mucho más constructivo que vivir con la envidia, desde luego.
Charlotte: También tiene que ver con eso de hablar un poco más de salud mental. Estamos gestionando mejor el egocentrismo del artista, la rivalidad, querer ser más que otra persona. No siento que nadie nos haya dado esa vibración en la escena.
Raquel: Ahora es mucho más fácil encontrarte a un grupo que te gusta lo que hacen y que te digan: "pues a mí también me gusta un montón lo que hacéis". Y eso es una pasada. Yo siento más retroalimentación de unos con otros. Y eso es algo súper positivo. En España hay un montón de gente haciendo cosas impresionantes. Y reconocerlo, en vez de que te surja un sentimiento de envidia o de rechazo, me encanta. Ese "voy a aprender de esto".
Maite: Yo, por hacer un breve apunte final, creo que mucha de la culpa de que esto vaya cada vez mejor, o haya más buen rollo entre bandas, tiene que ver con que cada vez haya más mujeres que estamos dentro de la industria. Durante toda nuestra vida nos han puesto a competir entre nostras. El terreno de la música, o del rock en concreto, es un terreno tan hostil que se nos maltrata en muchas ocasiones. Por eso, unas con las otras hemos cumplido el papel de apadrinarnos, de amadrinarnos. Bandas como Ginebras nos han cuidado desde que empezamos y nos han querido proteger para que no nos ocurrieran determinadas cosas. Se han generado amistades y vínculos en base a esa protección, a la admiración, al compartir experiencias o intentar evitar otras. Eso al final ha hecho que incluso los pibes vean otras dinámicas de comportamiento que no sean simplemente ver quién es la mejor banda de rock de Madrid.
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